¿A qué se debe el “inédito” comportamiento de las orcas ibéricas?
Las Orcas ibéricas están teniendo un comportamiento “nuevo y singular” que tiene “confundidos” a los expertos. Pero explican que no se trata de “ataques” porque las orcas “llevan interactuando con embarcaciones desde siempre”.
Llegan por la popa, se acercan al timón del velero (especialmente si es de fibra de vidrio), lo examinan y se enganchan a él, de tal modo que manipulan el barco. En algunos casos, hasta lo rompen impidiendo a la embarcación avanzar. Son orcas atlánticas y su comportamiento es “inédito” a nivel mundial. Este verano se han producido más de 140 “interacciones” entre orcas y veleros en la costa gaditana que han obligado a las tripulaciones a pedir ayuda para volver a puerto y han llevado a Capitanía Marítima a restringir la navegación entre el Cabo de Trafalgar y Barbate.
“No es un ataque”
Sin embargo, todos los expertos aseguran que la “alarma está sobredimensionada” porque “no se trata de un ataque”. Lo explica Rocío Espada, bióloga directora del departamento científico de empresas de avistamiento de cetáceos en la Bahía de Algeciras y el Estrecho de Gibraltar durante 16 años. “Es una interacción, se trata de un comportamiento nuevo”, aunque comprende el impacto que puede causar a la tripulación de un velero “ver acercarse a varias orcas”. “Es normal que las personas que lo sufren se hayan puesto nerviosas”, aseguran desde la organización ecologista WWF.
“Si las orcas quisieran atacar o volcar las embarcaciones, lo harían. Son unos animales inteligentísimos y llevan interactuando con barcos y personas desde siempre”, afirma José Carlos García Gómez, Catedrático de Biología Marina de la Universidad de Sevilla, director del Laboratorio de Biología Marina y de la Estación de Biología Marina Estrecho. “Roban atunes a los pescadores de la almadraba desde hace un montón de tiempo pero no atacan”, explica Espada. Ambos pertenecen al grupo de trabajo nacional de la Orca Atlántica que estudia y busca la conservación de las orcas ibéricas, en peligro de extinción.
Desde su grupo llevan observando este “singular” comportamiento desde el verano de 2020 y registran todo tipo de incidencias y tipología. “Al principio eran ejemplares jóvenes. Pero este año ya hay adultos”, cuenta Espada.
Pero ¿por qué las orcas se están comportando así?
“No se sabe” – dice García Gómez- “por eso hay que estudiarlo. Es urgente que se inicie una investigación que identifique las causas de este anómalo comportamiento. Hay que buscar el origen del problema. Cuanto más tiempo pase, más difícil será poder descubrirlo”, responde a la pregunta sobre el origen de este cambio de comportamiento. También lo ve así la organización ecologista WWF: “Es un hecho nuevo, algo raro. No hay mucha información aún”. “Está ocurriendo algo, algo tiene que haber pasado que no estamos detectando”, asegura Rocío Espada.
García Gómez explica que “las orcas tienen una capacidad muy rápida de aprendizaje, y parece que se han ido enseñando unas a otras”. Y plantea algunas dudas. “No sabemos si, por ejemplo, este comportamiento es por algún daño o perjuicio recurrente que le ha infligido el ser humano o si se trata de un juego inducido. La verdad es que estamos confundidos y hay que promover cuanto antes una investigación cuyos objetivos apunten a la raíz del problema”.
Pero quieren recordar que “en la historia, de los múltiples encuentros entre orcas y personas en el medio marino jamás se ha producido un ataque ni una muerte. Son animales muy sociales”.
Por eso, desde el Grupo de la Orca Atlántica han querido ofrecer un protocolo de seguridad cuando se avisten estos animales. Entre otras cosas, si se va en velero y se ven a tres millas, es una buena idea frenar y parar el barco. O apagar la sonda.
Las orcas atlánticas, animales con “mala fama”
Las orcas atlánticas son un tipo de delfines “muy sociables”. En concreto se trata de unos 50 ejemplares distribuidos en cinco familias. Son una población semirresidente que nada desde el Estrecho hasta el Cantábrico dependiendo de la estación del año. Esta especie está en peligro de extinción y las causas son múltiples: desde la caza comercial, contaminación del hábitat, ruido excesivo, disminución de presas.
El cine y una mala traducción del inglés (donde las denomina “killer whales”) ha dado mala fama a estos animales. En realidad en inglés se refieren a que “matan crías de ballenas” para comer, “no que sean ballenas asesinas”, explica García Gómez. E insiste en que “nunca se ha muerto ninguna persona por interacciones de orcas y personas o embarcaciones en el medio marino”.