Entrevista

Eloy Revilla, director de la Estación Biológica de Doñana: “Si no actuamos ya, no habrá ni Doñana ni fresas”

Antonio Morente

7 de agosto de 2022 21:18 h

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Eloy Revilla (León, 1971) dirige desde diciembre de 2019 la Estación Biológica de Doñana, organismo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que monitoriza el día a día de un espacio natural cuya grave situación contrasta con su enorme prestigio internacional. Con una dilatada trayectoria investigadora a sus espaldas, admite que las cosas no están muy bien básicamente por la falta de agua, y advierte de que Doñana es como el canario en la mina: es el aviso de lo que se nos viene encima si no se toman medidas.

Pérdida de especies animales y de lagunas temporales, la peor sequía en una década, un acuífero en muy mala situación, peleas políticas... ¿Doñana está peor que nunca?

Doñana tiene problemas serios e importantes que obligan a tomar decisiones y actuar ya. Lo principal es que sufre presiones externas que han provocado un mal estado del acuífero (de hecho, España está condenada por la mala gestión que ha hecho) y que también afectan a la cantidad y a la mala calidad del agua en la marisma.

¿Y eso cómo se arregla?

Cumpliendo con la legislación vigente, que no estamos cumpliendo desde hace muchos años, lo que implica el cierre de pozos ilegales que están robando agua y sustituir aguas subterráneas por superficiales. El incremento de temperaturas, la sequía y la falta de agua obligan a tomar decisiones estratégicas como la reconversión de la agricultura en la comarca. Nos tenemos que poner las pilas cuanto antes y dejar de caminar con los ojos cerrados. 

¿Con Doñana entonces se va a ciegas?

En la sociedad hay mucha inercia en cómo hacemos las cosas, pensamos que todo va a seguir igual, pero la realidad es que hay menos agua. Incluso aunque hubiese más agua, el incremento de las temperaturas hace muy difícil mantener algunos cultivos, hay que ir a una reconversión. Espero que las administraciones asuman su responsabilidad, pero el problema de Doñana es que las competencias están muy repartidas y se toman decisiones muy fragmentadas. La situación requiere que las administraciones se coordinen y dejen de echarse las culpas las unas a las otras.

¿Tan mal están las cosas?

Si no se toman medidas los cambios se van a producir muy rápido. Sin agua en el acuífero, sin llover y con las temperaturas subiendo, las lagunas van a seguir desapareciendo, el matorral húmedo va a sufrir mucho, van a morir muchos árboles… Todo esto va a dar lugar a otra Doñana muy diferente, pero lo mismo le va a pasar al paisaje de toda la comarca. El parque es como el canario en la mina, que avisa, y el problema está en la actividad humana.

¿Los principales problemas vienen de la mano del hombre?

Al final dependemos de los mismos recursos que el resto de las especies. Por mucho que nos veamos como una especie elegida y con prioridad, funcionamos como los otros animales. No podemos inventarnos agua si no hay, y la solución no es poner más embalses porque no sirven si no llueve. Querer en estas circunstancias que Andalucía provea de alimentos a toda Europa es algo naíf, infantil.

Lo de Doñana es como un médico que lleva diciéndonos desde hace 20 años que dejemos de fumar y ahora tenemos un principio de cáncer de pulmón. Es ahora o nunca

¿Falta concienciación?

La sociedad está concienciada y los agricultores también, porque ya están sufriendo restricciones de riego. La situación de Doñana afecta a la disponibilidad de agua de todo el mundo y preocupa a mucha gente a nivel mundial. Las administraciones también son conscientes pero les cuesta trabajo, espero que a partir de otoño cambie la cosa. Tenemos mucha información científica para tomar decisiones, lo de Doñana es como un médico que lleva diciéndonos desde hace 20 años que dejemos de fumar y ahora tenemos un principio de cáncer de pulmón. Es ahora o nunca.

¿El estado en el que se encuentra Doñana es reversible?

Puede ser reversible para algunas especies y para otras no. Las cifras de aves que invernan son recuperables si hay más agua, pero la situación de las lagunas temporales es muy preocupante, y de ellas dependen plantas, invertebrados y anfibios. Hay unos tipos de libélulas, por ejemplo, que estaban en las lagunas y que no se ven desde hace tiempo, pero es que las lagunas también generaban una vegetación que alimentaba a los conejos, que son la principal presa del águila imperial. Las lagunas son muy resilientes pero no sé si son recuperables, muchas ya están ocupadas por vegetación terrestre y eso hace que hayan desaparecido los hábitats que estaban protegidos.

Ante esta situación, Europa no deja de lanzar advertencias.

En Europa ya no nos creen con Doñana, como Estado no tenemos credibilidad, decimos que vamos a actuar pero estamos en las mismas o peor. A Europa lo que le llega es que se va a aumentar la superficie legal de regadíos en la zona, son cultivos que ya están usando el agua del acuífero, si todo esto se legaliza será todavía más difícil de resolver. Por eso Bruselas ha dicho que no somos creíbles. Lo que hay es que cerrar los pozos ilegales y traer agua superficial, es naíf decir que se va a legalizar cuando llevamos diez años con menos lluvias de la media. Hay que ser honestos con la gente y decirles que a lo mejor no se puede seguir como ahora.

¿Cree que los trasvases de agua son la solución?

Es algo que tiene muchos riesgos, porque dependes de que la cuenca de la que llega el agua tenga disponibilidad. Además, la prioridad tiene que ser siempre para los agricultores legales, si se le da agua a los ilegales estaríamos desvistiendo un santo para vestir a un demonio. Hay que ser más honestos con la gente y, por supuesto, ayudar a los agricultores a hacer una reconversión sectorial, no sé si los invernaderos pueden seguir como hasta ahora. Y lo que se haga hay que hacerlo con datos científicos, si las cosas se hacen a las bravas puede que en diez años estemos peor... como ahora estamos peor que hace diez años.

Lo que es seguro es que si no hay agua para Doñana no hay agua para nadie, porque el siguiente paso será la salinización del acuífero: la masa de agua subterránea no va a ser suficiente para evitar la entrada de agua salada y no se va a poder regar

¿Cuáles son los pasos que habría que dar?

Aquí no valen las visiones binarias de blanco o negro, ojalá fuera así de fácil. Lo que es seguro es que si no hay agua para Doñana no hay agua para nadie, porque el siguiente paso será la salinización del acuífero: la masa de agua subterránea no va a ser suficiente para evitar la entrada de agua salada y no se va a poder regar. Hablamos de un problema que siempre puede ir a peor.

¿Si el ciervo no tiene agua no la va a tener el hombre?

Efectivamente, por eso es tan importante que cumplamos la legislación europea, no podemos saltárnosla. Hoy la principal garantía para Doñana son Europa y la concienciación social de conservar, que también la tienen en la zona porque son conscientes del problema. Doñana es un concepto de marca que nace con la investigación, su conservación ha sido posible gracias a sus valores y al conocimiento internacional de los mismos.

De manera general y más allá de Doñana, ¿el agua es el gran problema que tendremos en el futuro?

En un marco global, el agua es el recurso más importante tras el oxígeno, es más valiosa que el petróleo. Somos mucha gente y hay mucha demanda, y el problema es que de manera general no está bien regulada ni ordenada. Con esto Doñana es un escaparate del cambio climático, por eso uso la metáfora del canario en la mina, es mejor que el canario respire y tenga su alpiste. Y por eso hay que entender bien el diagnóstico y saber hacia dónde tiene que ir la solución. En Doñana hay que tomar medidas y no dejarla morir, si no actuamos ya no habrá ni Doñana ni fresas.

¿Una de las prioridades sería cumplir el Plan de la Fresa que se quería cambiar con la proposición de ley para legalizar regadíos?

El Plan de la Fresa es una cuestión de mínimos, es lo que le dijimos a Europa que íbamos a hacer, hay que desarrollarlo y ampliarlo. Y hay que ir de la mano de la sociedad, pero sabiendo que si se legalizan regadíos tocará menos agua para todos. También hay que saber que en Europa lo que es conocido es Doñana, en cuanto a imagen el problema va más allá del Condado y de Huelva, afecta a Andalucía y a sus productos, e incluso a España.

Tal y como están las cosas, ¿Doñana será igual dentro de diez años?

Espero que mantenga sus importantes valores de conservación.

No suena muy optimista eso...

Pues soy optimista, porque hay una discusión social importante y creo que, de tanto contárselo, las administraciones acabarán viendo el problema. La realidad es que Doñana no va bien pero que no es irremediable, tenemos la oportunidad de hacerlo bien, y esa opción en sí ya es optimista...

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