Tras varias semanas de ausencia y silencio, Susana Díaz ha salido a campo abierto para plantar cara a todos los que, desde dentro y desde fuera de su partido, hostigan a la todavía presidenta de la Junta de Andalucía en funciones para que dimita. Para que se quiebre su entereza, desista de su empeño por liderar la oposición al futuro Gobierno de coalición PP-Ciudadanos y para que facilite, sin exabruptos ni tensión interna, la renovación en el PSOE andaluz, la federación más numerosa del partido. No lo hará. De momento.
Susana Díaz ha comparecido este viernes en la sede de San Vicente vestida de verde y blanco, esta vez sola, sin tener tras ella a toda su ejecutiva, a todos los secretarios provinciales, y a los miembros de su Gobierno, como suele hacer para escenificar ante Ferraz un PSOE andaluz sin aparentes fisuras. Su intención es resistir, al menos hasta las elecciones municipales y autonómicas de mayo, confiando en que las urnas de sus alcaldes revitalicen su músculo orgánico, y que el resultado de los barones socialistas en otros territorios relativicen su derrota. Díaz ha perdido el Gobierno andaluz, pero sigue aferrada a la idea de que ha ganado las elecciones.
La dirigente sevillana tiene el firme propósito de atornillarse en la silla de la oposición, convencida de que la alianza de PP, Ciudadanos y Vox es un barril de dinamita y que el Gobierno que se siente encima puede saltar por los aires en cualquier momento. “Estamos ya preparados para cuando decidan convocar elecciones”, ha remarcado. Susana Díaz dice que el nuevo Ejecutivo nace como “un pato cojo”, término que se usa en Estados Unidos para referirse a un presidente en el tramo final de su mandato, y que sabe que no saldrá reelegido. Ella confía en que la “incertidumbre” y la “inestabilidad” que rodea al nuevo Gobierno conduzca a la repetición de las elecciones -nunca antes de un año desde la investidura, según el Estatuto-, y no alberga dudas sobre quién será la candidata del PSOE a la Presidencia. ¿Se quedará para liderar la oposición en Andalucía y, en caso de que vuelva a haber elecciones, pretende volver a ser la candidata? “La respuesta es sí a las dos preguntas”, dice, tajante.
Díaz no se ha mostrado ni vacilante ni dubitativa ni ambigua ante la lluvia de periodistas que esperaba su primera comparecencia en semanas. “Voy a estar al frente de la oposición para que el PSOE vuelva pronto al Gobierno andaluz”, dice, citando las hipotéticas alusiones a una repetición electoral que han hecho Albert Rivera y “el líder de la ultraderecha”; “No voy a irme al Senado por designación de la comunidad andaluza”, responde a aquellos que le proponen un “puente de plata” para que abandone la secretaría general del PSOE andaluz y facilite la renovación; “No tengo ninguna dificultad orgánica con mi secretario general. Hubo un congreso y desde ese momento todos los socialistas estamos al lado de la dirección federal”, advierte, cuando le preguntan por los mensajes de Ferraz para que dé un paso atrás. “La voluntad de los militantes se expresó en unas primarias y en un congreso regional donde tuve el respaldo de mis compañeros”, recuerda. Y añade: “No se debe confundir lo político con lo orgánico, cuando tenga dudas sobre lo político, lo manifestaré”. Es algo que ya hizo en plenas fiestas navideñas, por ejemplo, al plantear otra aplicación del artículo 155 de la Constitución para frenar el órdago independentista de Catalunya.
Las listas para las municipales
La dirección federal del PSOE no está por la labor de precipitar la caída de Susana Díaz antes de las municipales y autonómicas de mayo. Para hacer algo así, tendría que mecanismos ruidosos de alto voltaje que están recogidos en los estatutos del partido, como crear una gestora que sustituya a su ejecutiva y convocar un congreso extraordinario y unas primarias. Si Pedro Sánchez y los sanchistas andaluces esperaban que Díaz cayese por su propio peso, que diera un paso atrás tras verse arrinconada en la oposición, la sevillana ha dado hoy muestras inequívocas de querer resistir, no sólo hasta las municipales de mayo, sino hasta que vuelvan a abrirse las urnas en Andalucía.
Otra cosa es que Ferraz, como sugirió el secretario de Organización, José Luis Ábalos, quiera interceder en la confección de las candidaturas a las municipales. La dirección federal quiere aprovechar la debilidad de Díaz -ahora que está fuera de San Telmo- para tomar el control de la federación más numerosa y, hasta ahora, más autónoma del partido. Empezando por situar a personas de su confianza en las listas a las municipales, pero la líder del PSOE andaluz apela a los estatutos que el propio Sánchez diseñó y que priman la voz de la militancia sobre el aparato. “Será lo que decidan los militantes, a los que el 39 Congreso del partido dio más capacidad para tener la última palabra”, dice Díaz. Los candidatos a las Alcaldías de las capitales ya están elegidos, pero no las candidaturas completas. Éstas se elegirán en listas abiertas -alternando hombres y mujeres- por los propios afiliados, y aunque Ferraz puede alterar el resultado en los municipios de más de 50.000 habitantes, los socialistas andaluces avisan ya de que eso sería “pervertir los estatutos que ellos mismos crearon para dar más peso a la militancia”.
Toda acción por parte de la dirección federal del PSOE para moverle la silla a Díaz que se sitúe después del escenario electoral de mayo va a estar supeditada al resultado. Lo ha sugerido ella misma cuando ha subrayado que “todos” los socialistas serán responsables de los datos que aporten las urnas en los municipios y en las autonómicas. Sánchez ahora pilota un Gobierno con 84 diputados y apoyos variables e inestables en el Congreso. Muchos alcaldes andaluces plantean, a las claras, que Susana Díaz resta más que suma a sus expectativas electorales, pero también lo creen del presidente del Gobierno. El resultado de las andaluzas ha estado muy condicionado por la agenda política nacional, el conflicto catalán, la guerra de las banderas y asuntos de otra índole, como el discurso xenófobo contra la inmigración, que no implica directamente a las competencias autonómicas, y menos aún a las municipales. Y aún así han beneficiado a los grupos de derechas, los adversarios del PSOE en la Junta y en los ayuntamientos.
“Si conmigo no hay remontada electoral, me iré sin hacer ruido”, había asegurado Susana Díaz, cuando por su cabeza no pasaba, ni por asomo, que lo que decía entonces en alusión a Pedro Sánchez, le colocaría meses después a ella misma ante el espejo de una derrota sin precedentes. Hoy ha obviado aquella frase, aferrándose a la idea de que ha ganado las elecciones, aunque su resultado no sea suficiente para gobernar. La líder del PSOE andaluz se ha mostrado “preocupada” por la configuración del futuro Gobierno de derechas que, dice, “se ha negociado en los despachos de Madrid”. “Esperamos que Andalucía no se gobierne ahora desde Madrid”, ha dicho. Durante su comparecencia, de 30 minutos, ha reconocido cinco veces la “legitimidad” del futuro Gobierno de PP y Ciudadanos, “igual de legítimo que el Gobierno saliente”, ha dicho. La sevillana ha sido muy crítica con “las tres derechas”, pero ha separado lo político de lo institucional, prometiendo “un relevo ejemplar” en la Junta de Andalucía. “No he felicitado a Juanma Moreno porque todavía no ha sido investido presidente”, advierte.
Susana Díaz ha abandonado este viernes el mutismo sepulcral en el que se ha refugiado mientras sus rivales -PP, Ciudadanos y Vox- ultimaban un pacto a tres para arrebatarle el Gobierno de Andalucía. No hablaba desde que dio el discurso grabado de año nuevo y no emitía señales de vida en las redes sociales desde hace dos semanas, hasta ayer, que colgó en Instagram una fotografía de su hijo disfrazado de Superman, con el puño en alto, y bajo el lema de “Mi fuerza”.
Díaz ha convocado a la prensa en la sede del PSOE andaluz un día después de que la presidenta del Parlamento, Marta Bosquet, confirmase que propondrá a Moreno como candidato único a la investidura a la Presidencia de la Junta, los próximos 15 y 16 de enero. El relevo en San Telmo está hecho, la presidenta andaluza en funciones ha renunciado a postularse como alternativa y se rearma mental y políticamente para liderar la oposición en una comunidad donde el PSOE jamás ha sido oposición en 36 años y medio. Díaz soporta ahora una terrible presión que la fuerza a dimitir y asumir la derrota en primera persona. En menos de dos años, la dirigente que tuvo más proyección del país -avalada por dos ex presidentes socialistas del Gobierno- ha dilapidado todo su capital político, derrotada en primarias por el líder del PSOE que peor resultados electorales ha cosechado -el hoy presidente Pedro Sánchez- y derrotada en las andaluzas por el líder regional del PP que peor resultado ha logrado en las urnas -Juanma Moreno, futuro presidente de la Junta-.