Los trabajadores migrantes del campo andaluz han trasladado este martes a la Comisión Europea el “esclavismo moderno” que padecen en los asentamientos. “Hay un problema serio, en el que los trabajadores inmigrantes viven en condiciones que, en algunos casos, no tiene ni el ganado. Viven en chabolas de cartón, de plástico, sin acceso a electricidad, sin acceso a agua, sin que se les permita, por parte de los ayuntamientos, ni siquiera empadronarse, lo cual les permitiría iniciar un ciclo que los sacara de esa condición infrahumana de pobreza extrema”, afirma el eurodiputado de IU Manu Pineda, quien ha llevado a colectivos de temporeros a Bruselas.
Pineda ha denunciado el “tapón por parte de la Junta de Andalucía y de los municipios afectados”, y ha informado de que han pedido a la Comisión “que tomen cartas en el asunto”.
“Ellos han sido receptivos”, ha explicado Pineda, “han hablado incluso de esclavismo moderno, han considerado que es inaceptable, y lo hemos pedido que pasen de las palabras a los hechos, que cursen a la mayor brevedad posible una visita sobre el terreno para que vean en las condiciones en las que están, que lo vean ellos sobre el terreno”.
Manu ha recibido en Bruselas a representantes de los trabajadores y asociaciones que trabajan con los grupos de temporeros de Mali en Huelva, que se han reunido con representantes de la dirección general de Empleo de la Comisión Europea, y del equipo del comisario de Trabajo, Nicolas Schmit, a quienes han trasladado la situación precaria que viven cientos de trabajadores migrantes en el campo andaluz.
Abdoulaye Sanogo, de la Asociación maliense de Mazagón, ha explicado “la situación que está pasando en Huelva, con los trabajadores migrantes viviendo en asentamientos, sin derecho al empadronamiento ni de alojamiento. Los trabajadores van a trabajar en el campo todo el día y vuelven cansados a dormir en una chabola de plástico. Y no es saludable, con plástico, cartones y sin luz ni agua, es horrible. No se puede saber el sufrimiento que de la gente que está viviendo ahí, algunos ya está perdiendo la cabeza. Y encima el Ayuntamiento está derribando los chabolas”.
María Carmen Villaverde Fernández, de la Asociación Multicultural de Mazagón, ha señalado que “es una auténtica vergüenza que en un país democrático de la Unión Europea a día de hoy los trabajadores y trabajadoras vivan en unas condiciones como si fueran peor que la de los animales. Esa frase que no es mía, la dijo Philip Alston, el relator de Naciones Unidas, hace dos años, cuando fue a Huelva a visitar las condiciones en las que vivían estos inmigrantes. La gente mueren en chabolas porque es el único sitio donde les queda, sufriendo incendios continuos”.
José Miguel Morales García. Andalucía Acoge, por su parte, ha dicho: “Llevamos tres décadas con esta realidad y tres décadas de absoluta impasibilidad por parte de las administraciones públicas, 30 años de ignorar el acceso a la vivienda de trabajadores y trabajadoras. Aquí hay un tema de fondo y es un racismo social y un racismo institucional que permite asumir que a personas de ciertos orígenes se las puede explotar, se las puede tener en unas condiciones realmente indignas”.