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“Muchas personas mayores no pueden ir a la tremenda velocidad que va la digitalización de la banca”

Javier Ramajo

25 de marzo de 2022 20:30 h

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Martín Durán preside la Federación de Organizaciones de Mayores de Andalucía (FOAM) que tanto se ha preocupado por la situación de las personas mayores en estos dos últimos años de pandemia. También ha trabajado “toda la vida” en la banca por lo que, además de la salud de los más veteranos, le preocupa cómo afrontan nuestros mayores la digitalización en esa y en otras materias, una de las derivadas que se ha visto acelerada por la llegada del coronavirus. Con el debate sobre la desatención del sector bancario a las personas mayores de vuelta al escenario económico y político, Durán ha participado en la tercera mesa del I Foro Sevilla ante la Transformación Digital, organizado por la Diputación de Sevilla y elDiario.es Andalucía, dedicada a la ciudadanía, para poner voz a esas personas que, lejos de salvar las dificultades de la burocracia, se ven obligadas a superar los inconvenientes tecnológicos que suponen para aquellos que no están demasiados familiarizados con ellos o que no han tenido la formación necesaria.

¿Cómo ve la relación entre la creciente digitalización y las personas mayores?

Se está avanzando demasiado rápido en el tema de las tecnologías en general y en particular por parte de la banca se ha cogido una velocidad tremenda y muchas personas mayores desgraciadamente no pueden ir a esa velocidad. Por supuesto que hay que seguir avanzando, pero hay que levantar un poquito el pie del acelerador porque no todo el mundo tiene la misma preparación y hay mucha gente que se está quedando atrás y a ella hay que dedicarle una atención especial.

¿Qué es lo reclaman?

Por mucho que los bancos digan, que yo tengo mis dudas, que ya van a empezar a formar, que van a empezar a cambiar los sistemas informáticos... Podrían establecer unos sistemas informáticos más facilitos, ¿no? Más inclusivos. Por ejemplo, en un cajero puede que tengas que meter la clave varias veces y se podría pensar en un sistema de identificación más sencillo, con una huella o con los ojos, con la palabra. Hoy día, hay sistemas mucho más inclusivos, sobre todo para las personas mayores.

¿Qué se ha conseguido a partir de la campaña del señor de Valencia que recogio miles de firmas por un trato humano en los bancos?

Pues, a pesar de toda esa declaración de buenas intenciones que ha habido a partir de la campaña de ese señor, la verdad es que en la práctica no se está traduciendo en nada. Quiero decir que los pueblos que se quedaron sin bancos siguen sin bancos, los mayores que se quedaron sin una atención personalizada siguen sin atención personalizada y nosotros entendemos que a esas cosas hay que ponerle una solución.

¿Cuál podría ser esa solución o qué ha hecho la banca para mejorar esas cuestiones?

Hubo un tiempo en que algunos bancos empezaron a decir que iban a dar ese tipo de servicio a través de las oficinas de Correos, que prácticamente hay en casi todos lados, o que iban a facilitar transporte a algunas personas que lo necesitaran allá donde hubiera un banco, pero solo una vez por semana y en un corto espacio tiempo. Eso no es lo que necesita la gente. Nosotros, en todo caso, no vamos a parar hasta que se hagan algunas cosas que son posibles. Porque sabemos que, evidentemente, de los pueblos de donde se han ido las sucursales no van a volver porque no les son rentables y aquí la rentabilidad es la que manda, pero hay otros sistemas que pueden mejorar esa relación.

¿Otra opción sería recuperar, al menos para ciertos casos, la posiblidad de que se les atienda en ventanilla o a través de una persona de confianza al otro lado de la mesa?

Antiguamente existía la figura del 'corresponsal' en pueblos pequeños, fundamentalmente, donde los bancos no tenían una oficina. Ese corresponsal vivía allí en el pueblo y atendía a los clientes del banco. Evidentemente, eso tampoco va a volver, porque los tiempos han cambiado y ni muchísimo menos estamos en esa época. Pero para nosotros, la atención presencial es fundamental. También es cierto que esto no va a durar siempre, porque esa generación va pasando y llegará un momento en que la gente tenga el suficiente conocimiento. Pero ahora mismo estamos en un período transitorio y hay un grupo muy numeroso de mayores a los que no se les puede olvidar.

¿Ustedes reclaman fundamentalmente ayuda en esa transición tecnológica? 

Exactamente. Durante el tiempo que dure esta transición, no se puede olvidar a esa cantidad de gente que, además, es más numerosa de lo que nos parece. Nos creemos que hoy día todo el mundo sabe de informática, pero las personas mayores y la gente de los pueblos no tienen esa idea ni muchísimo menos. Para ellos es un mundo cualquier tipo de acción y suelen tener que echar mano de los hijos o los familiares. Eso ni mucho menos debería ser así, y nadie tendría que desplazarse de un pueblo a otro para tener, por ejemplo, que sacar dinero en efectivo. Son cosas que creemos que no se han solucionado y que lo que se ha hecho ha sido más bien por temas de imagen.

¿Un tema de imagen? ¿No cree que los bancos traten de mejorar realmente en ese sentido?

A los bancos no les gusta salir en ningún sitio y siempre van buscando la discreción. Claro, ante el ruido que se ha organizado, han tratado de hacer un lavado de imagen pero ni mucho menos, hasta ahora, están dando solución al problema que hay. Hay gente que para hacer cualquier tipo de operación en internet necesita que lo ayuden. Nadie debería verse en esa situación y deberíamos pensar en ese tipo de personas y las carencias que tienen. 

Se trata de salvar el paso a la tecnología en ciertos caso, ¿no?

Pues sí. Por ejemplo, cuando te cambian el cajero de tu barrio, se necesita un tiempo para adaptarse. No son fáciles las tecnología que se están aplicando en este tipo de cosas. No son lo suficientemente inclusivas y deja fuera a mucha gente que, realmente, no puede utilizar los cajeros. El tema, como decía, puede estar en las claves de acceso. Tener que memorizar una clave y tener que meterla dos o tres veces mientras se hace una operación es un problema gordo, teniendo en cuenta que, con la tecnología que existe, no es necesario ese tipo de cosas y hay otras muchas formas de identificar a la persona.

Martín Durán preside la Federación de Organizaciones de Mayores de Andalucía (FOAM) que tanto se ha preocupado por la situación de las personas mayores en estos dos últimos años de pandemia. También ha trabajado “toda la vida” en la banca por lo que, además de la salud de los más veteranos, le preocupa cómo afrontan nuestros mayores la digitalización en esa y en otras materias, una de las derivadas que se ha visto acelerada por la llegada del coronavirus. Con el debate sobre la desatención del sector bancario a las personas mayores de vuelta al escenario económico y político, Durán ha participado en la tercera mesa del I Foro Sevilla ante la Transformación Digital, organizado por la Diputación de Sevilla y elDiario.es Andalucía, dedicada a la ciudadanía, para poner voz a esas personas que, lejos de salvar las dificultades de la burocracia, se ven obligadas a superar los inconvenientes tecnológicos que suponen para aquellos que no están demasiados familiarizados con ellos o que no han tenido la formación necesaria.

¿Cómo ve la relación entre la creciente digitalización y las personas mayores?