Irene Raya forma parte de la Liga de Investigadores en Comunicación y, al igual que Umberto Eco, cree que “si se rechaza la cultura popular, sencillamente se está rechazando a la gente”. En busca de esos símbolos latentes, ha convertido las series de televisión y las grandes superproducciones de Hollywood en su objeto de estudio.
Su último libro, De la Estaca al Martillo, se centra en la figura de Joss Whedon, director de la serie Buffy Cazavampiros y de la saga de Los Vengadores, que este jueves estrena su segunda parte: Los Vengadores: la Era de Ultrón, que sigue la estela de éxito iniciada por los superhéroes de Marvel en 2008 con ese Iron Man irónico y chulesco protagonizado por Robert Downey Jr.
Como señala Pedro José García, coordinador y autor del capítulo del libro dedicado a Los Vengadores, “la enorme proliferación de películas de superhéroes es el reflejo de un agitado panorama sociocultural en el que el espectador busca más que nunca una válvula de escape del mundo que lo rodea, así como también líderes y modelos de conducta que no encuentra en la realidad”. A lo que Raya añade que “los superhéroes son siempre una respuesta al clima de inestabilidad política. Nos infunden ánimos y nos animan a unirnos contra la amenaza”.
Irene ve en la película de Marvel un mensaje esencial para los políticos: “los gobernantes deberían ser como Los Vengadores y aprender a someter su ego por el bien común, por un propósito común. La película es una metáfora del trabajo en equipo: un superpoder no sirve de nada si no eres capaz de usarlo con otras personas”.
Tanto la última cinta del Capitán América como la segunda de Los Vengadores nos advierten también de que el peligro “puede estar en tu ‘propia casa’ con la creación de esas nuevas armas que abren la posibilidad de un nuevo tipo de guerra. Si nos armamos hasta los dientes, seremos más hostiles y nos estaremos preparando para crear un nuevo tipo de guerra”, explica la experta de la Universidad de Sevilla.
Al contrario que algunos políticos, que se empeñan en asignarse a sí mismos personajes de Juego de Tronos, la investigadora sevillana se niega a buscar similitudes entre los dirigentes españoles y Hulk, el Capitán América, Thor o Iron Man. De hecho, lo considera un peligro. “En el momento en el que ves a un político como a un superhéroe acaba el poder del ciudadano, lo dejas todo en sus manos. Si piensas que alguien es superior y puede tomar decisiones sobre tu vida, estás traicionando el espíritu de la democracia”, analiza.
Repetir un hito
Raya cree que esta segunda parte “va a seguir la misma línea que la primera, ya que marcó un hito en el mundo de los superhéroes en el cine, siendo capaz de conciliar el éxito comercial con la crítica y los fans más duros de Whedon”.
Según palabras del propio Whedon, la clave del éxito de Los Vengadores está clara: “Historias esperanzadoras, donde los buenos ganan a los malos, el humor está presente y el espíritu de equipo siempre permanece”. Tomando esos tres ingredientes, Whedon le ha aportado su mirada personal a un producto universal, donde hay elementos propios de su filmografía como la mujer fuerte (la Viuda Negra), el villano convertido en víctima (Loki), el monstruo humanizado (Hulk), la mezcla de humor y fantasía (Iron Man) y la apuesta por la ‘familia creada’.
Joss Whedon se ha convertido así en el heredero natural de Stan Lee, creador de Marvel, que imprimió en los 60 ese toque irónico a Spiderman y acabó con esa “visión del superhéroe (que) había sido la de un semidiós casi indestructible, alejado del común de los mortales”, tal y como se subraya en la cuidada edición de Diábolo, que cuenta con cientos de fotogramas e ilustraciones en sus páginas satinadas.
Los superhéroes se adaptan a los nuevos tiempos y Disney (que compró Marvel en 2009) evoluciona hacia un producto de masas más moderno y con un autor capaz de ofrecer, dentro de unos límites, su propia mirada. “Disney ha sido la gran maquinadora de estilos de vida del último siglo, así que partimos de un contexto conservador; pero desde el momento en el que sitúan a héroes que pueden perder el control (Hulk), están desfasados (Capitán América), son superficiales (Iron Man) o se encuentran indefensos, estás introduciendo un cambio. Hay una ligera progresión incluso en las propias películas de Disney en las que las princesas son mucho más libres”, concluye Irene.