El foco de atención de los científicos suele estar, en muchos casos, pegado a su realidad. Es el caso de Pilar Flores. Hace siete años a esta catedrática de Psicología Experimental de la Universidad de Almería le cambió completamente la vida. Con tan sólo siete meses, y tras un parto complicado, a su hija le diagnosticaron parálisis cerebral. Desde entonces la mayoría de las investigaciones que lleva a cabo van encaminadas a mejorar la calidad de vida de niños con trastornos del desarrollo. Creó junto a su marido un centro de neurorehabilitación infantil, InPaula, desde donde continúa con su labor como investigadora desarrollando proyectos junto a la Universidad. En la actualidad estudian formas de medir los distintos tipos de impulsividad que se producen en los trastornos del neurodesarrollo. El objetivo es que estos niños dispongan de la mayor autonomía posible al llegar a la edad adulta.