¿A quién buscas? Con este pregunta abre todoslosnombres.org. Y sigue. ‘Primer apellido. Segundo apellido. Nombre’, piden las pestañas del buscador en la página web de una base de datos que ya supera las 95.000 identidades de víctimas de Franco en Andalucía, Extremadura y el norte de África.
Las identidades registradas corresponden a 5.145 mujeres y 89.875 hombres. Por ahora. Porque el listado sigue creciendo con cada aportación de familiares y colaboradores. Nombres rescatados del anonimato de una fosa común o de las cunetas del olvido donde aparecen represaliados, presos, sometidos a Consejos de Guerra y a expedientes de depuración profesional, exiliados, esclavos del franquismo o expoliados por los vencedores.
Los números confirman “el alcance del genocidio social cometido por los golpistas de 1936 y la dictadura que siguió, durante décadas, a su triunfo bélico”, dicen los gestores de un proyecto pionero, nacido de la sociedad civil y que ha cumplido doce años de existencia. Ahí están rescatados para “que mi nombre no se pierda en la historia”, como escribió una de las Trece rosas, Julia Conesa, antes de acabar ejecutada por fascistas.
La base de datos cuenta además con 787 microbiografías y 1.331 documentos expuestos a consulta libre y gratuita. Además de una biblioteca virtual sobre Memoria Histórica con 209 libros descargables o una sección de noticias con informaciones memorialistas.
“Nombre a nombre”… ¿y la mujer?
“Poco a poco, nombre a nombre”, el proyecto ‘Todos (…) los nombres_’ (TLN) crece hasta límites insospechados. “En la vida nos planteábamos esa idea, que llegara a esos números, era algo impensable”, reconoce uno de los promotores de la idea, Cecilio Gordillo. “Pensábamos que podían ser 50.000 y van cerca de 100.000 y los cálculos se nos van a 140 ó 150.000”, explica.
Pero hay una pregunta obligada: ¿por qué tan pocas mujeres? “El problema es que el tema de la mujer sigue estando pendiente de tratar en profundidad, hasta hace poco no han sido reconocidas como víctimas del franquismo y solo en Andalucía”, dice. “Sigue por investigar”, subraya, y “eso significa que esas 5.000 mujeres son un detalle”, la punta de iceberg de la doble represión de género de Franco.
“En todos los pueblos hemos oído siempre de las mujeres que raparon pero no se dan esos nombres. Es un vacío importante, sigue estando pendiente hacer esos estudios específicos sobre la mujer. El día que se empiecen a dar esos datos tendrá una repercusión importante, queda mucho por trabajar”, cuenta Gordillo. “Otro grupo –en situación análoga– es el tema de los homosexuales”, apunta. “Sigue estando pendiente también. Se habla sobre todo en los últimos tiempos de ellos, pero faltan las relaciones, los nombres, que se plasmen y visualicen”, esgrime.
“Nos alimentamos de información de terceros”
Frente a “estos grupos que están en minoría” hay un elevado número de “gente que fueron procesados en Consejos de Guerra o a los que se le aplicó la Ley de Responsabilidades Políticas”. Y “datos importantes de los que fueron condenados con pérdida de puestos de trabajo, los que pasaron por trabajos forzados, que fue uno de los primeros grupos que se incorporaron a la base de datos, o gente que pasó por campos concentración, colonias penitenciarias o batallones de trabajadores”, revela.
O presos que pisaron cárceles franquistas tras sentencias del Tribunal de Orden Público. También un conjunto de nombres “vinculados con la guerrillas, maquis y grupos de apoyo”. Todo en un triángulo que acoge gran parte de la represión fascista en España: “el espacio que abarcamos es Extremadura, Andalucía y norte de África”.
‘Todos (…) los nombres_’ es un proyecto singular. “Nos alimentamos de información de terceros que son los que nos suministran”. Desde familiares de las propias víctimas a investigadores. Y un equipo base en el que están los historiadores Fernando Romero y José Luis Gutiérrez Molina, el archivero Julio Guijarro, Cecilio Gordillo del colectivo Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía, de CGT, y Paqui Maqueda de la asociación Nuestra Memoria.
La base de datos ha tirado adelante a pulso, en muchas ocasiones. “Ahora tenemos una subvención de 10.00 euros fijos, desde hace unos años, primero como Junta de Andalucía y ahora directamente del Parlamento andaluz en la Ley de Presupuestos a través de la consejería de Presidencia”, detallan.
Y faltaría, sugieren, “que no fuéramos un grupo de cuatro los que lo hacemos sino que fuera todo el país quien lo hiciera”. Porque ‘Todos (…) los nombres_’ tendría que haber sido “un proyecto llevado a cabo por las administraciones, fundamentalmente por el Gobierno central”, lamenta Gordillo. Activando una red de investigadores e implicando a las facultades de Historia.
Pero “poco a poco, nombre a nombre”, ellos suman casi 100.000 víctimas. No están todas. Aunque son ‘Todos (…) los nombres_’. “Estas armazones de estantes son las que soportan el peso de los vivos”, escribía el Permio Nobel José Saramago en la novela Todos los nombres que titula también la base de datos memorialista. “Cuando empezamos –con el proyecto–, hablamos con Saramago y le pareció una idea magnífica, le pedimos autorización para usar el nombre y se puso contentísimo, Pilar del Río igual”, rememora Cecilio Gordillo. “Esa vinculación con Saramago es de las cosas más bonitas que hemos conseguido”.