Andorra (Teruel) vota sumida en la incertidumbre por el cierre de la central de Endesa: “Si no hay alternativas, va a ser un palo muy gordo”

Fernando G. Mongay

Zaragoza —
9 de noviembre de 2019 07:47 h

En Andorra disponen de cuatro farmacias, dos residencias de personas mayores, siete centros educativos, una biblioteca pública municipal y seis panaderías. Los principales generadores de empleo son un par de fábricas, una de ellas de gres, el comercio minorista, los bares y restaurantes y, por supuesto, la central térmica que da trabajo directo a 153 personas y, según algunas estimaciones, puede llegar a generar cerca de 400 puestos de trabajo si se incluyen las contratas. El Gobierno incluyó a Andorra en el Plan de Transición Energética que pretende crear 300.000 nuevos empleos en España de 2021 a 2030.

Los andorranos llevan 20 años con gobiernos de izquierdas en el ayuntamiento. Antonio Amador ha cumplido 42 años y es alcalde de Andorra desde el mes de junio. Campechano y empático, este militante del PSOE es también secretario de organización de los socialistas en la provincia de Teruel. Presume de ser “un andorrano que está en la alcaldía” y manifiesta su preocupación por el futuro de su pueblo. “La decisión del cierre es irreversible. Vivimos con la angustia que provoca la incertidumbre. Se habla desde hace tiempo de proyectos que iban a llegar. La gente quiere creer en algo, pero ya no se fían. En realidad, debería suceder lo mismo gobierne quien gobierne. Mi trabajo será exigir lo que está acordado con el Gobierno para solventar con éxito la transformación”.

Este verano, el alcalde repartió 29 cachirulos a los niños nacidos en el último año. “Si la transición ecológica es perder a la mitad de la población, no la quiero”, dice tajante. Para ejemplificar algunos de los daños que producirá el cierre de la central, el alcalde explica que Endesa dejará de pagar al Ayuntamiento alrededor de 2,3 millones de euros, casi un tercio del actual presupuesto, que asciende a 8 millones de euros.

Celeste abrió Sfera Calzados en Andorra en 2007. “Puse en marcha una zapatería en plena crisis. Soy una luchadora y creo que en Andorra saldremos adelante. Notamos que el consumo ha bajado, pero es general en toda España. Los comerciantes apostamos por el pueblo y seguiremos luchando”.

El domingo no abrirá Sfera calzados. Celeste piensa ir a votar al mediodía con su marido y sus hijos. “Aunque son menores, me gusta hablar con ellos y que vean cómo se vota”. Considera que es necesario que se forme un Gobierno estable “para que se pueda buscar soluciones a problemas como el cierre de la central térmica. Que el Gobierno sea del color que sea, pero que gestione. Eso sí, decepciona la posibilidad de que volvamos a estar como en abril”. Quiere transmitir una sensación de optimismo: . Y en Andorra lo lograremos, como siempre“.

Mineros mileuristas

Salomón Amador es hermano del alcalde. Ha cumplido 36 años y empezó a trabajar en la mina cuando tenía 22 años. “Trabajo para una contrata y nos han dicho que cuentan con nosotros para nuevos proyectos aunque se cierre la mina”. Deja claro que los sueldos de los mineros no son los de antes. “Nosotros somos mileuristas”. Se casó a primeros de octubre y vive de alquiler. “Con la incertidumbre no te atreves a meterte en la compra de una vivienda. En mi grupo de amigos, a todos les pasa lo mismo. Mi mujer trabajaba en hostelería y se ha quedado en el paro porque la inestabilidad afecta al empleo. Además, en Andorra se nota que ha bajado el nivel de vida”. El domingo irá a votar pronto. Cree que para el futuro de su pueblo influirá mucho el gobierno que salga de las urnas, aunque el cierre de la central tenga una fecha fija. “Estamos hartos de tantas promesas. Todos vienen prometiendo desde hace muchos años. El problema es que se nos ha echado el tiempo encima”.

“Un palo muy gordo”

Javier Ginés (36 años) decidió hace un par de meses trasladar el bar 'Más que tapas' a la calle peatonal de Andorra. A medio camino entre tapería y vermutería, el bar de Ginés da trabajo a ocho personas. El domingo abrirá como todos los domingos, pero sabiendo que, posiblemente, la caja mejorará. “La gente sale a la calle para votar y toma un vermú por la mañana o merienda por la tarde”.

Desde detrás de la barra, cree “que la mayoría tiene muy claro lo que va a votar”. No madrugará para depositar sus papeletas. “Seguramente, iré a última hora, porque, como he dicho, esperamos tener mucho trabajo”.

Considera que “el cierre de la central, si no hay alternativas, va a ser un palo muy gordo. Llevamos mucho tiempo escuchando que van a venir empresas y los andorranos están ya hartos de promesas que no se cumplen. No obstante, acabo de hacer una inversión hace poco porque creo en el futuro de Andorra”.