La comarca oscense de la Ribagorza se ha convertido en uno de los lugares más importantes del mundo para estudiar y comprender la extinción de los dinosaurios. En los Pirineos oscenses se han identificado alrededor de 60 yacimientos con fósiles de vertebrados de los últimos cientos de miles de años antes de la caída del meteorito que desencadenó una gran extinción masiva. Esta es una de las principales conclusiones obtenidas por el estudio liderado por el grupo Aragosaurus-IUCA de la Universidad de Zaragoza, en colaboración con otras instituciones de Cataluña, Canarias, Argentina y Portugal, y que publica la revista Geosciences.
En estos 60 yacimientos se han hallado fósiles de huesos, cáscaras de huevo e icnitas (huellas o pisadas fosilizadas) de dinosaurios, aves, cocodrilos, tortugas, pterosaurios, anfibios y lagartos, algunos de ellos ubicados a escasos miles de años antes de que se produjese el impacto meteorítico, tal como subraya Manuel Pérez Pueyo, autor principal del trabajo e investigador predoctoral en el grupo Aragosuarus-IUCA, que dirige el catedrático José Ignacio Canudo y director del Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza.
Este trabajo hace una recopilación de los miles de fósiles de vertebrados recuperados en diferentes puntos de la comarca, identificando a qué especies y grupos de animales pertenecían, y poniéndolos en un contexto geológico que permita ordenarlos cronológicamente para afinar su datación. Además, estos yacimientos se han comparado con otras localidades de España y de Europa con fósiles del Cretácico terminal, como Francia y Rumanía.
Manuel Pérez Pueyo destaca la “excepcionalidad” de la región, ya que esta zona de los Pirineos, conocida geológicamente como la Cuenca de Tremp y que también abarca varios yacimientos en Cataluña, es uno de los pocos lugares del mundo que permiten conocer cómo era la biodiversidad de los dinosaurios justo antes del límite Cretácico/Paleógeno. Estos resultados muestran una gran abundancia y variedad faunística durante el último medio millón de años del Cretácico, lo que parece indicar que los dinosaurios y otros grupos de vertebrados no mostrarían un declive previo antes de su extinción, apuntando a que su desaparición fue relativamente súbita y no gradual.
El paleontólogo también señala que “son los yacimientos con dinosaurios más modernos de Europa y que tan solo en algunas zonas de Estados Unidos y Asia se han encontrado dinosaurios de la misma edad”. Por lo tanto, continuar los estudios en esta zona, objetivo de la tesis doctoral que está desarrollando, es clave para conocer con más detalle cómo fue realmente la extinción de estos emblemáticos animales prehistóricos y otras faunas asociadas.
La presencia de dinosaurios y otros animales prehistóricos (pterosaurios, cocodrilos, tortugas) en esta comarca es bien conocida desde hace casi 25 años. En 1997, los descubrimientos de huesos fósiles en las cercanías de la localidad de Arén fueron noticia en medios de comunicación locales, nacionales e internacionales. En estos yacimientos se describieron dos nuevas especies de dinosaurios hadrosáuridos, Arenysaurus y Blasisaurus, así como un cocodrilo llamado Arenysuchus. Ya entonces los investigadores descubrieron que estaban trabajando con los últimos dinosaurios de Europa.
Desde entonces, el grupo Aragosaurus-IUCA de la Universidad de Zaragoza lleva trabajando en la zona de forma ininterrumpida con la intención de saber cómo eran estas faunas antes de la extinción del Cretácico/Paleógeno (también conocida como límite K/Pg). Durante los últimos años, la zona de estudio se ha ampliado a sectores más occidentales, habiéndose realizado trabajos en las localidades de Isclés, Serraduy, Beranuy, Valle de Lierp y Campo, destacando especialmente otra especie de cocodrilo cuyo cráneo fue hallado en Beranuy, Agaresuchus subjuniperus.