“Hoy sería impensable cantar lo que Ixo Rai! cantábamos entonces”

Nacieron para un tocar un solo concierto y acabaron llenando cientos durante 14 años. A punto de cumplirse 20 años de la disolución del grupo zaragozano Ixo Rai!, su bajista Alfonso Urben (Villanueva de Gállego, 1968) se ha decidido a poner en orden todas las anécdotas en el libro “Ixo Rai! Bendita fue la hora”. La presentación, el día 25 de septiembre en la Feria del Libro de La Almozara, servirá de excusa para ver juntos a todos los miembros de la banda. ¿Y sobre los escenarios? “Está muy difícil”.

¿Cuántas veces les preguntaron qué significaba eso de “Ixo Rai!”?

Muchas. Es curioso, porque “ixo” en aragonés es “eso” y “rai” es una expresión que todavía se usa en el Pirineo y sirve para decir que “sí”, es una afirmación, es un “eso me gusta”... ¿Quedamos a la hora del vermú? Rai, ixo rai, eso mismo. Es una expresión bastante utilizada, es un comodín. Ixo rai, ya está.

Ixo rai! ya está… pero ahora, casi 20 años después, vuelven a “estar”, ahora en formato libro...

Sí, tenía la inquietud de hacerlo porque cuando nos fuimos fue casi de repente y muchos seguidores y seguidoras se quedaron que no sabían ni por dónde les venía el aire. Me apetecía poner un broche final escribiendo este libro con las vivencias del grupo internas, de hoteles, de risas, de furgoneta, de backstages, de escenario... Son anécdotas que mucha gente no conoce y que también van acompañadas por muchas fotos nuestras inéditas.

Con esa inquietud desde que el grupo se disolvió, ¿por qué se ha decidido a escribir el libro ahora?

Básicamente porque Maite, mi pareja, estaba harta de escucharme contar anécdotas y vivencias durante todos estos años. Tengo la suerte de tener buena memoria; incluso los compañeros del grupo me preguntaban siempre datos, fechas, sitios... porque saben que yo lo tenía más o menos en la cabeza. Entonces, me puse un día a escribir. Lo hice de manera cronológica, iba añadiendo detalles según me iban viniendo las cosas a la cabeza.

La creación del grupo no fue tan meditada como el libro, ¿cómo surgió Ixo Rai!?

No, para nada. Fue algo surrealista (risas). En la Cincomarzada del 88, La Orquestina del Fabirol tenía que tocar. Dos miembros de La Orquestina vivían en San Juan de Plan y colaboraban con los coros de baile de San Juan de Plan. Resulta que estos coros tenían una gira internacional y decidieron marchar con ellos. Entonces, claro, La Orquestina se caía del cartel de la Cincomarzada. Decidimos crear un grupo puente formado por miembros de La Orquestina y de los Gaiteros del Castellar, con los que yo tocaba. Hicimos el grupo Ixo Rai! para tocar solamente ese día, con un repertorio sencillo, disolvernos y aquí no ha pasado nada. Pero nos salió el tiro por la culata, porque a la gente le gustó mucho y empezaron a llamarnos de sitios, cosas pequeñas: semanas culturales, institutos, fiestas pequeñas de barrio... Se fue engordando la bola hasta que llegó después el contrato discográfico.

No os lo podríais ni imaginar…

Para nada, imagínate, montas un grupo para disolverlo al día siguiente y estás 14 años, cinco discos, cientos de conciertos, giras, promociones, teles, radios... algo impensable. Fue todo lo contrario de lo que hace la gente para montar un grupo: suelen hacerlo con una idea preconcebida de ganar dinero, de ser famosos, de vivir de la música… nada. Nosotros lo hicimos todo al revés, lo montamos para divertirnos y ese es el consejo que daría hoy a un grupo novel. Que lo monten en su local, con sus canciones, se lo pasen bien con sus amigos y si tiene que salir la cosa, saldrá. El factor suerte influye, pero si te diviertes en el escenario, trasciende, la gente lo nota. Hay que darse cuenta de que vivíamos en una época en la que internet estaba en pañales, no había redes sociales y que apenas teníamos promoción. Aun así, salimos. Si tiene que salir la cosa, sale.

¿Hoy en día podría asentarse un grupo sin nada de márketing?

Con las tecnologías que tenemos ahora, diría que es incluso más fácil que entonces. Si consigues que una canción se haga viral, sin ningún tipo de márketing, simplemente por las redes sociales y por la viralización, puedes hacerte no famoso, sino famosísimo. Ahí tenemos a los youtubers, que sentados en el salón de su casa y que se hacen millonarios.

También han cambiado las letras de las canciones, ¿hoy se podrían sacar discos como los vuestros?

Hoy sería impensable cantar lo que nosotros cantábamos entonces. Cantábamos sin tapujos ni cortapisas sobre todo lo que creíamos que había que denunciar: la insumisión al servicio militar obligatorio en su día, el paro, el machismo… todo lo que era injusto para nosotros lo plasmábamos en nuestras canciones. Lo sacábamos con cierta ironía, con gracia, pero sacábamos todos los trapos sucios a relucir. Hoy sería impensable; hoy hay raperos en la cárcel y nosotros estaríamos huidos, nos habrían perseguido seguro. El panorama, en ese aspecto, está mucho peor que hace 25 años.

¿Hacen falta grupos que hoy se atrevan a hacer lo que vosotros hacíais?

Por supuesto. Siempre hace falta. Siempre hay que pelear porque las injusticias están ahí. La gente mala sigue estando en sede judicial, en gobiernos, en ayuntamientos y en muchos sitios. También hay gente que lo hace bien, afortunadamente. Pero, sin duda, hay que seguir peleando siempre, no te puedes relajar.

¿Sobre qué serían las letras de Ixo Rai! hoy en día?

Hoy habría un apartado seguro sobre los crímenes machistas. También sobre todas las desigualdades. Por supuesto, el precio de la luz. Las puertas giratorias. Todo esto estaría en nuestras letras seguramente.

¿Se han arrepentido en algún momento de haber disuelto el grupo?

No, porque al montarlo de una forma tan efímera, tan en broma… Unos cuantos éramos músicos, pero el resto tenían su carrea universitaria terminada o casi terminada. Hay un ingeniero superior electrónico, hay profesores… Entonces, después de los estudios y los trabajos, quedábamos en el local y hacíamos canciones. Nos divertimos mucho, empezó aquello a desbordarse, pero tuvieron que pasar unos años para darnos cuenta de que aquello no podía ser, porque la gente debía volver a sus vidas, con sus carreras y con su formación. Además, la última discográfica tampoco apostó demasiado por el último disco y tuvimos que dejarlo. En ese momento, estábamos bastante bien. La verdad es que no fue fácil, pero fue una decisión meditada y así pasó.

Entonces, ¿ni siquiera el libro podría animarles a volver a tocar juntos alguna vez?

No, porque para salir al nivel musical que lo hacíamos... Hay gente que hace 20 años que ni toca ni canta. Los que somos músicos sí hemos seguido con nuestras carreras musicales, pero sería muy difícil salir al mismo nivel. Y sería patético salir tocando a medio gas. Además, las agendas de todos son complicadas. Por ejemplo, el saxofonista de Joaquín Sabina está con él. Piti está de profesor en la Escuela Superior de Cataluña... Sólo para organizar los ensayos harían falta al menos un par de meses, ya sería muy complicado cuadrar las agendas. Lo veo muy difícil. Nada es imposible, por supuesto, pero es muy difícil.