La implicación de la población hace posible la rehabilitación de la Iglesia de San Gil de Luna, en Zaragoza
La iglesia de San Gil de Mediavilla, en la localidad de Luna, es considerada una de las joyas del románico en España y siempre ha sido ensalzada por los conocedores del románico como uno de los puntos clave para conocer el románico en la Comarca de las Cinco Villas y en Aragón. Durante muchos años, oculta bajo la alargada sombra que proyectan las otras dos cunas del románico en la parte occidental de la comarca; Sos del Rey Católico y Uncastillo, Luna, ubicada en la parte oriental, es uno de los puntos clave para conocer el románico en Aragón. Los historiadores consideran que la Iglesia de San Gil de Mediavilla marcó un punto de inflexión en la transición del románico al gótico y es la obra cumbre del estilo hispano-languedociano que el rey Alfonso II trajo a Aragón procedente de la Provenza.
Esta iglesia fue un modelo a seguir para la construcción de otros templos y espacios como Santa María de Ejea, con la que comparte importantes similitudes. La iglesia de San Gil es un punto de partida para quienes amen el Patrimonio y el trabajo del maestro de Agüero. En esta Iglesia, en la localidad de Luna, el maestro esculpió la primera de sus bailarinas contorsionistas, uno de los elementos más característicos y conocidos de su extensa obra. También se apunta a que las escenas de la vida de Cristo de esta iglesia le inspiraron a la hora de realizar su trabajo en los claustros de San Pedro el Viejo y San Juan de la Peña.
San Gil de Mediavilla, a pesar de ser estar considerada como una joya del románico y estar catalogada como BIC, sufría un importante deterioro estructural debido su inestable asentamiento sobre el terreno. Desde los años noventa se han llevado a cabo algunas intervenciones, pero es la que se ha presentado en septiembre la más importante de todas, ya que se ha actuado en la estructura, en el pavimento, en los muros y en algunos de los elementos más característicos del interior del templo.
Pero detrás de estos trabajos hay una historia, en la que los protagonistas son la vecindad de Luna y un grupo de amantes y defensores del patrimonio: la Asociación Cultural Banzo Azcón. Un ejemplo de cómo la unión social puede salvar vidas y espacios.
El poder de la unión social
En el año 2008 se funda la Asociación Cultural Banzo Azcón. Una entidad sin ánimo de lucro que, a día de hoy, aglutina a más de 140 socios y socias. “Muchos son vecinos de Luna, o tienen un vínculo con la localidad, pero también hay profesionales y amantes de la cultura, el Patrimonio y en Románico tanto de dentro como de fuera de Aragón”, explica Rosalía Redondo, de la Junta de la asociación. El interés de la asociación por poner en valor el Patrimonio de la localidad llevó en sus inicios a varios voluntarios a planificar un horario de visitas de las dos iglesias de Luna, San Gil de Mediavilla y Santiago. Dos templos que hasta ese momento no contaban con una planificación para atender al visitante.
Esta pequeña acción tuvo un importante impacto en la localidad e hizo que turistas y visitantes descubrieran la riqueza arquitectónica con la que cuenta este pueblo de la comarca de Cinco Villas.
Una iglesia para vivirla
Cuatro años después de su puesta en marcha, la asociación Banzo Azcón decide dar un paso más allá en la visibilización de la Iglesia de San Gil; además de abrir sus puertas y atender al visitante, apuesta por convertirla en espacio cultural y escenario de conciertos porque “un espacio hay que habitarlo para conservarlo”, comentan desde la Asociación Banzo Azcón.
En 2012 comenzaron a programar actividades como charlas, presentaciones de libros, visitas guiadas con expertos en Románico y, lo más novedoso, la puesta en marcha de un programa de conciertos de música. Entre los muros de la Iglesia de San Gil de Mediavilla han resonado notas al ritmo de jazz, las guitarras del mundo tañidas por el músico aragonés Fernando Pérez o las voces del canto gregoriano.
En el pueblo, no solo en la asociación, reconocen que gracias a estas actividades abiertas al público y gratuitas, la gente ha tenido la oportunidad de conocer de cerca estas iglesias y, en cierta manera, hacerlas suyas. “Lo hemos notado muchísimo” reconocen desde la Asociación, “hay muchas personas que se ha sorprendido de tener algo de tanto valor tan cerca y desconocerlo hasta ahora”. Aunque lo más importante es que la vecindad ha empezado a identificarse con estas iglesias; “han pasado a estar presentes en el ideario colectivo y en nuestro día a día”.
El hecho de que la sociedad haya hecho de la Iglesia de San Gil de Mediavilla su sello de identidad ha supuesto un importante impulso en el camino hacia la rehabilitación de este templo.
La iglesia de San Gil de Luna se consagró en el año 1170. Prestó servicio a la población desde entonces pero cuando el ayuntamiento de la localidad quiso pedir subvenciones públicas para su rehabilitación se encontraron con algo insólito, la iglesia no pertenecía a nada ni a nadie, “no estaba inscrita como propiedad de nadie” aseguran desde Banzo Azcón. Sin una “matrícula” ninguna institución podía solicitar ayudas por la vía pública para llevar a cabo las obras necesarias para mantener el edificio en un estado óptimo de conservación.
Ahí comenzó el periplo del Ayuntamiento de Luna para registrar el inmueble, que finalmente ha quedado en manos del mismo Ayuntamiento, entidad pública que se ha hecho cargo de la Iglesia de San Gil de Mediavilla.
Los trabajos de rehabilitación
Los trabajos acometidos en este templo han sido financiados con fondos procedentes del ayuntamiento de Luna, pero principalmente de la Diputación provincial de Zaragoza, que ha aportado más de 350.000 euros para llevar a cabo los trabajos de rehabilitación necesarios en la iglesia.
“Necesitaba que se actuara sobre ella porque, debido a su estado, temíamos que un día los daños fueran irreparables”, reconocen desde la asociación Banzo Azcón. Los trabajos de rehabilitación en el interior de la nave han finalizado y este mes de septiembre han sido presentados al público en una Jornada de Puertas Abiertas organizada por la Asociación Cultural Banzo Azcón y el Ayuntamiento de Luna. También se ha presentado la reedición del Libro-guía sobre San Gil, un trabajo de Antonio García Omedes, en el que se han incluido fotografías y textos sobre los trabajos de rehabilitación en el templo.
José Miguel Pinilla, como arquitecto, y Jaime Carbonel, como arquitecto técnico, han llevado a cabo el proyecto de rehabilitación de San Gil, que adolecía de un problema estructural que estaba creando grietas importantes que hacían peligrar la estabilidad del edificio. Desde el año 2018 se han acometido varias tareas. Primero se colocaron micropilotes a 12 metros de profundidad para asentar el terreno sobre el que se asienta la iglesia. Después se halló una grieta en la roca de asentamiento que estaba provocando importantes daños al edificio. “La Iglesia se estaba abriendo por la mitad”, explica la asociación. Una amenaza que se neutralizó 'cosiendo' la grieta con grapas metálicas. Posteriormente se repararon las fisuras de los muros provocadas por el deslizamiento del terreno.
También se han llevado a cabo trabajos de restauración y limpieza de los muros y de las basas, las columnas y los capiteles del interior del edificio. Además, se han solucionado los problemas de goteras y se ha instalado un nuevo suelo. En el ábside, aprovechando los trabajos en el pavimento, se han dejado visibles las tumbas encontradas en esta parte de la iglesia y se ha colocado un metacrilato e iluminación para que puedan ser visitadas como parte del valor de la iglesia.
Más de un centenar de personas participaron en la presentación de la rehabilitación en sábado 21 de septiembre. Un día en el que esta iglesia se convirtió de nuevo en punto de encuentro para el pueblo, y dentro de sus muros sagrados volvieron a resonar las voces de sus visitantes en la nave y la música de un arpa y un violonchelo en el altar mayor.
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