Hacen falta más de mil visitas para sacar un euro de beneficio en YouTube. El gigante de Google se lleva la mitad de los beneficios y las agencias de publicidad negocian su porcentaje con los creadores de contenidos. Pero más de una treintena jóvenes españoles – de entre 20 y 30 años, la mayoría- han conseguido hacer de este fenómeno americano una fuente de ingresos. Un youtuber tiene que ser, sobre todo, carismático, creativo y constante para mantener con vida un canal que funcione y guste al gran público. No lo hacen por dinero, quieren entretener y “conectar con la gente”.
Así piensan seis de los creadores que más están creciendo en España: Elvisa Yomastercard (define sus vídeos como tutoriales cotidianos para la vida), Tonacho Fonty (entretiene divirtiéndose con Minecraft), Yellow Melow (comedia, experiencias diarias y música), Adelita Power (parodias y esqueches), Antón Lofer (en Vine, humor absurdo) y Andrea Compton (también en Vine, especialista en convertir a Barbie y Pocahontas en personajes ordinarios).
Reunidos en el Congreso Web que se celebra este fin de semana en Zaragoza, estos seis youtubers y viners reflexionan sobre las claves del éxito de los vídeos caseros. Consideran que los contenidos poco originales de la televisión y el complicado mercado laboral para jóvenes actores, guionistas, productores, locutores o músicos han propiciado esta nueva profesión.
Se muestran ante una galería donde más de 1.000 millones de personas dedican 6.000 millones de horas al mes a ver vídeos. Buscan humor, tutoriales y videojuegos. Creen que ser cercano y natural es lo único que hace funcionar un vídeo. “Si no creas un vínculo con el público y este no se ve identificado, te diluyes”, explica Yellow Mellow, con 714.000 suscriptores. Tienen claro que nadie se convierte en un youtuber por dinero. Pero todo puede pasar.
Han estudiado teatro, doblaje, periodismo, comunicación audiovisual, fotografía… Yellow Melow volvió a casa de sus padres cuando dejó su trabajo como camarera “precaria” para dedicarse a hacer vídeos. Un año después, volvió a independizarse gracias a sus contenidos. Elvisa, con formación en periodismo y cultura de la imagen, autodefine a los youtubers como: “supervivientes en el mundo audiovisual y del entretenimiento”. Dentro de unos años se ve “en internet, la televisión o el cine. Dónde sea, pero siempre creciendo en el terreno profesional”.
En una sala preparada para la merienda y el café, antes de salir a participar en la mesa redonda, se conocen e intercambian comentarios del tipo “yo empecé a seguirte con este vídeo”. Bromean y aseguran que ser youtuber es “como ser emprendedor” y que, en lugar de montar una productora –además de por el dinero-, deciden testar la audiencia con un método más barato pero que también requiere mucha dedicación.
La principal vía de ingresos en España continúa siendo el modelo publicitario, aunque para llegar a ser mileuristas necesitan acumular millones de visitas. Por esta razón, muchos youtubers buscan la opción del patrocinio y utilizan el escaparate de Youtube para mostrarse a las productoras de televisión, como ocurrió con Isasaweis en Antena 3 o Bolli de Todo el monte es orgasmo en La 2.
El boom del fenómeno hace varios años se extendió hacia la industria de los cazatalentos, donde pescaron artistas como Justin Beaber, Lana del Rey o Pablo Alborán. Otros se hicieron de oro, como Jenna Marbles o Bethany Mota. Pero la realidad en España es otra. “No sabía que podía cobrar de YouTube, ni me lo había planteado, solo quería divertirme”, explica Tonacho, un jugador de Minecraft, que cuenta ya con más de 600.000 suscriptores. A pesar del éxito de su canal, asegura que “YouTube reparte la tarta, y se lleva la mejor parte... Lo que quedan son las miguitas”.
Con 500.000 suscriptores las cuentas comienzan a funcionar. Y en España hay perfiles como el de Ismael Prego, de 21 años, creador del canal Wismichu, que tiene casi dos millones y medio de suscriptores, o El Rubius (con 11,8 millones), Vegetta 777 (con 9,8), WillyRex (6,9 millones), YellowMellowMG (472.814) o JPelirrojo (654.000).