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Los vecinos transforman la Harinera de Zaragoza en un espacio creativo de gestión participativa

Ana Rodríguez / Ana Rodríguez

ZARAGOZA —

Este otoño la Harinera de Zaragoza inaugurará su actividad como espacio creativo y lo hará con una programación cultural que incluirá tertulias, talleres de creación plástica, exposiciones… Elaborar esos contenidos y diseñar los usos de este novedoso espacio es tarea, desde hace casi un año, de un colectivo ciudadano que recientemente se ha bautizado como Llámalo H.

Este grupo motor está integrado por unas cuarenta personas entre artistas, arquitectos, interioristas, creativos… aunque no son las únicas. “También se han acercado hasta aquí ciudadanos que nada tienen que ver con el arte, pero que quieren aportar su granito de arena”, comenta Javier Gascón, de la comisión de Imagen y Comunicación de Llámalo H. El equipo, además de heterogéneo, es multigeneracional, “hay miembros de 20 años y otros de más de 70, unos son de Zaragoza, otros han regresado a ella, otros son recién llegados…”, detalla.

A lo largo de estos meses se ha trabajado intensamente en la programación del centro, “entre todos tenemos lista una agenda estable de actividades que se llevarán a cabo, de lunes a domingo, durante un buen número de horas al día”, asegura. Este proceso participativo arrancó en octubre del año pasado y desde entonces las reuniones en asamblea tienen periodicidad quincenal. “Ha sido un tiempo de conocimiento mutuo, el grupo no se conocía y el proyecto tampoco estaba definido al principio. Ha ido tomando forma poco a poco”, explica Gascón.

El colectivo no tiene aún personalidad jurídica pero en las próximas semanas se constituirá en Asociación para poder gestionar el centro junto a Zaragoza Cultural y la AA.VV. de San José, los otros dos ejes del proyecto Harinera.

El tesón de un barrio

Fue en 2001 cuando la fábrica de harinas ubicada en la avenida de San José se trasladó a un polígono industrial, dejando vacío el enorme edificio que ocupaba. La asociación de vecinos del barrio quiso desde un primer momento destinar ese espacio a usos públicos, pero sus peticiones fueron desatendidas. Más de una década de tiras y aflojas con el Ayuntamiento, de esperas y de olvido, ha culminado felizmente con la restauración de parte del edificio, que acogerá en breve la programación cultural diseñada por el colectivo Llámalo H.

“Nuestra idea desde el principio era que fuese un centro de creación artística pero abierto al público y socialmente rentable”, explica Isabel Aína, miembro de la AA.VV. de San José.

Con casi 70.000 habitantes, San José es el segundo barrio más poblado de Zaragoza. Puede parecer que un barrio tan grande y socialmente envejecido como este tenga otras necesidades a la hora de planificar sus equipamientos públicos pero, según la AA.VV., “la cultura es tan necesaria como el comer y tener un techo”.

Por eso, asegura Isabel Aína, los vecinos están ilusionados ante la inminente apertura. “Después de doce años sin avanzar teníamos muchas dudas de que la Harinera pudiera ser el espacio lleno de vida que pretendíamos. Hay mucha expectación y ganas de pisar el edificio”, comenta. De hecho, durante los últimos meses se han llevado a cabo diversas acciones en el barrio para explicar el proyecto a los vecinos y presentar en sociedad al colectivo, “que han sido acogidas con notable interés por todos”, puntualiza.

Un modelo pionero

Pero lo que hace distinta a esta iniciativa no es únicamente el tesón de los vecinos a la hora de pelear la infraestructura para el barrio, sino el modelo de gestión participativa que nace con el proyecto. El objetivo a medio plazo de la Harinera es convertirse en un espacio de titularidad pública gestionado por los propios colectivos que lo habiten.

“La experiencia nos demuestra que el excesivo dirigismo desde las instituciones resulta poco efectivo a la hora de activar procesos culturales en los barrios”, explica Diego Garulo, técnico de Zaragoza Cultural y coordinador del proyecto desde el Ayuntamiento. “Nos parece una necesidad palpable, la de participar activamente y tomar decisiones que la gente demanda. Por eso nos decidimos por este modelo de gestión”, añade.

Se trata de una experiencia pionera en España, ya que es la primera vez que una institución ofrece un espacio público para la cogestión a un colectivo ciudadano. Tanto es así que puede servir de ejemplo a otros “Pablo Berástegui, director de Donosti 2016 Capital Europea de la Cultura, ha mostrado interés por este proceso. También los organizadores de varias jornadas de temática ciudadana e incluso una red europea se han puesto en contacto con nosotros porque quieren conocer detalles del modelo de la Harinera”, asegura Garulo.

A poco más de un mes de su apertura se sigue trabajando en la segunda fase del proyecto de rehabilitación. “Esperamos que el año que viene pueda empezar a acometerse el primer piso. De esta manera, mientras se ocupa la planta baja, podremos seguir creciendo hacia arriba”, explica.