El sector de la fruta está padeciendo su verano más convulso. Miles de toneladas de melocotones o de nectarinas se pudren en los almacenes y los productores recurren a medidas cada vez más desesperadas, mientras se dejan por el camino sus medios de vida. Los agricultores aragoneses suman tres años en precario, desde que Rusia aplicó el veto, y reclaman soluciones para paliar unas pérdidas que ya son millonarias. Las razones son varias y volverán a ponerlas en primer plano este viernes con la protesta que va a tener lugar en la rotonda que da acceso a la autopista A-2 en Soses (Lérida).
Tractores y productores cerrarán el paso al resto de vehículos a partir de las 9:00 horas en una acción que estaba prevista la semana pasada y se aplazó por los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils. Las soluciones que persigue el sector conforman una abigarrada cadena de eslabones que se sueltan con facilidad. Al final de ella, el Ministerio de Agricultura y la Comisión Europea, que tienen en sus manos la manera de aliviar esta carga. Pero los agricultores denuncian la “inacción” de las instituciones, de ahí que vuelvan a salir a la calle como sucedió el pasado 7 de agosto en Fraga, cuando se unieron medio millar de personas y 200 tractores al grito de “Salvemos el melocotón”.
Aragón y Cataluña afrontan juntos esta lucha. Mañana están citados productores de las comarcas del Bajo Cinca y el Segriá ilerdense, además de sindicatos de ambas comunidades autónomas, que anuncian que las protestas no se quedarán allí y el miércoles 6 de septiembre se movilizarán en Madrid, ante el Ministerio de Agricultura. Solo una premisa evitaría esta situación: la ampliación del cupo de retirada de la fruta que languidece sin que los productores puedan comercializarla en unas condiciones, si no óptimas, al menos dignas.
87 millones de kilos sin un destino claro
Las cooperativas y almacenes no tienen capacidad para albergar más género y las salidas se producen a menudo por debajo del precio de producción ante la perspectiva de un mercado artificialmente saturado. Según la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos, a la que pertenece la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA-COAG), la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) y las cooperativas, las cámaras frigoríficas de Aragón acumulan sin un destino claro unos 40 millones de kilos de fruta de hueso (melocotones, nectarinas, paraguayos, ciruelas y albaricoques) y Cataluña unos 47 millones.
A esto se añade que una parte importante de la cosecha se encuentra todavía sin recoger. Los afectados exigen que aumenten las medidas contra el veto impuesto en 2014 por Rusia, que bloqueó la importación de productos alimenticios tras las sanciones económicas recibidas por su apoyo a la autodeterminación de Crimea y las provincias del Donbass. Esta decisión de la Unión Europea hirió de muerte a los productores de fruta de hueso. Un 30 % de las exportaciones aragonesas tenían como destino el este de Europa.
“La crisis de esta campaña va a ser tremenda si no se hace algo”
El responsable de UAGA en el Bajo Cinca, Manuel Rausa, señala que “llevamos dos meses en los que el precio de la fruta que recibe el productor ha ido progresivamente a la baja, de forma que ahora nos encontramos por debajo del coste de producción, y si no se hace algo la crisis de esta campaña va a ser tremenda”. Tanto en Fraga como mañana en Soses, las miras se dirigen hacia la Comisión Europea. Se le reclama el aumento del cupo de retirada de la denominada ‘fruta dulce’, sobre todo melocotón y nectarina, unas 20.000 toneladas en Aragón y otras tantas en Cataluña.
El cupo de retirada es una medida con la que se transforma en zumo la fruta que se retira del mercado. Las organizaciones de productores la entregan a entidades de caridad que alcanzan acuerdos con la industria del zumo y el néctar sin que pueda existir relación entre esta y los productores. Después se distribuyen de manera gratuita a los bancos de alimentos de toda España. Con una parte de esa cantidad entregada se pagan los gastos de transformación. ¿El beneficio para los agricultores? Con el beneplácito de Bruselas, entre 27 y 38 céntimos por kilo, que cuesta producir unos 35 céntimos.
La Comisión Europea no lo pone fácil
En este momento, Europa no contempla reabrir un capítulo que ya tiene cerrado. El consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Ejecutivo autonómico, Joaquín Olona, reconoce que aumentar el cupo de retirada es “un objetivo difícil” y recuerda que la última palabra corresponde a la Comisión Europea. “Me consta que el Ministerio de Agricultura está haciendo lo que puede pero no es fácil, sobre todo teniendo en cuenta que en la retirada había para este año en toda España establecidas 20.000 toneladas que ya las hemos agotado”, explica Olona, que ayer se reunió en Fraga con algunos agricultores.
El consejero aboga por que se acuda a las organizaciones de productores para hacer frente a los excedentes. Se trata de una posibilidad que la Unión Europea abre en situaciones de crisis como la actual y que lleva aparejado un incremento de las ayudas económicas que entró en vigor el 1 de junio. Olona, asimismo, reivindica una organización más racional de las redes comerciales de la fruta. Al tiempo, Uaga reclama a los gobiernos aragonés y catalán unos 11 millones de euros para hacer frente a las retiradas.
300 plantaciones más en 2016
El diagnóstico del sector en Aragón, la comunidad que más fruta de hueso produce junto a Cataluña, se ha agravado de manera paradójica por el aumento de las plantaciones, 1.300 más en 2016. Además, los sindicatos denuncian que las grandes superficies comerciales se aprovechan de la difícil situación y exigen a los productores precios más bajos, en ocasiones por debajo de los costes de producción.
Pere Roque, de Asaja, pone un ejemplo clarificador: “Un kilo de melocotón o nectarina cuesta producirlo 35 céntimos y las grandes distribuidoras quieren que se vendan a 10 o 15. En un supermercado pueden encontrarse por entre 2 y 3 euros el kilo”. Los precios sectoriales también han menguado. La nectarina ha pasado en unas pocas semanas de casi 2 euros a 60 céntimos por culpa de esta sobreabundancia. Solo en el Bajo Cinca la fruta brinda 5.000 empleos directos que ahora se ven amenazados.