Frente a la proliferación de la ganadería intensiva, algunas localidades han dicho “basta”. Es el caso de Siétamo, en la provincia de Huesca. Una población de algo más de 650 habitantes que ha puesto freno al asentamiento de nuevas instalaciones. De salir adelante, los seis nuevos proyectos y solicitudes de prórrogas que se han presentado en los últimos meses duplicarían la presencia de granjas y de cabezas de ganado, sobre todo porcino, en el término municipal. No podrá ser, al menos, durante 2020 y se trata de una medida con la que el Ayuntamiento trata de hacer frente al problema de la carestía de agua, buena parte de la cual utilizan estas parcelas.
De esta forma se intenta frenar el crecimiento desmedido de 'Tocilandia', “ese país cada vez menos imaginario en el que se está convirtiendo la España vaciada con la proliferación masiva de instalaciones de ganadería industrial”, tal y como lo define el periodista Eduardo Bayona.
El Ayuntamiento de Siétamo aprobó en el pleno del pasado 19 de diciembre la suspensión potestativa, por el plazo de un año, del otorgamiento de licencias de edificación de nuevas instalaciones ganaderas o la ampliación de las existentes en todo el actual suelo no urbanizable del término municipal “por la falta de agua y para la protección de los recursos propios”, explica el alcalde, el socialista Vicente Crespo. El perfil de los demandantes de suelo es “variado, con gente del pueblo y de fuera, que no tiene nada que ver con Siétamo”.
En la localidad preocupan, sobre todo, “las integradoras que especulan de forma agresiva”. Su misión es la cría y el engorde de las cabezas de ganado; a menudo, sin la presencia directa de mano de obra, por lo que la repercusión económica allí donde se asientan es nula. “Son personas que no tienen casi ninguna relación con el pueblo y buscan terrenos. Ya hay siete u ocho granjas en el término municipal y hay que regularlo de alguna manera”, añade Crespo.
Por ello, el Consistorio estudia en este momento la reforma del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) mediante modificación aislada que incorpore una más “específica y protectora regulación” del suelo no urbanizable y los recursos naturales del municipio. Su abogado emitió un informe que amparaba la legalidad de esta suspensión, y los servicios técnicos aportaron otro texto sobre la conveniencia de esta medida.
El pleno determinó la suspensión mientras se lleva a cabo la reforma del vigente Plan General de Ordenación Urbana “mediante modificación aislada que incorpore una más específica y protectora regulación del suelo no urbanizable y los recursos naturales del municipio”. Su naturaleza, profundidad y consecuencias todavía no se encuentran definidas. El primer objetivo de esta medida residía en “parar, hacer un tiempo muerto y poner orden”. Con la actual normativa, insiste Vicente Crespo en que “no hay protección y está la puerta abierta para el todo el mundo”. La cuestión, que legalmente ha de estar resuelta en un plazo máximo de dos años, entronca con el problema de las reservas hidráulicas de la localidad: “Si hay que hacer cortes de agua en verano, ¿cómo vamos a suministrar agua a una granja de 2.000 cerdos si no tenemos ni para nosotros?”, se pregunta el alcalde.
La detección de problemas técnicos en la red de abastecimiento de agua ha llevado a suspender las autorizaciones de conexión a la infraestructura hidráulica “de las nuevas instalaciones ganaderas que pretendan radicarse” en Siétamo, así como “el incremento del caudal de abastecimiento de aquellas instalaciones ganaderas que ya estén conectadas a la red municipal”, indican las actas del pleno del pasado 19 de diciembre.
Hasta hace poco, Siétamo captaba agua del embalse de Vadiello, como sigue sucediendo en la actualidad, y se apoyaba en varios manantiales de la zona. Ahora, los parámetros de estos últimos no cumplen con lo que exige la legislación vigente y el departamento de Sanidad del Gobierno de Aragón la ha declarado agua no apta para el consumo. Esto, según el Ayuntamiento, “ha generado una situación de inseguridad en la garantía del suministro, ya que actualmente solo existe un punto de captación de agua que es a través de una tubería general que abastece simultáneamente a varios municipios de la zona, por lo que una rotura o la realización de labores de mantenimiento en ella dejaría a Siétamo sin agua, puesto que su depósito solo tiene capacidad de almacenamiento para un día”.
La situación se agrava en verano, y “si a la capacidad insuficiente de sus depósitos se le añade la situación de inseguridad en la garantía de suministro del punto de captación, se considera imprescindible aumentar la capacidad de almacenamiento de sus infraestructuras”. La solicitud de nuevas conexiones a la red municipal de abastecimiento instada por nuevos proyectos de explotaciones ganaderas y el aumento de caudal de algunas otras ya existentes, “contribuirían a agravar la problemática” en un momento en que todavía no se han acometido el proyecto de una balsa de reserva que se plantea como solución “por su elevado coste”.
Un informe del Instituto Aragonés del Agua, con fecha del 26 de junio de 2017, ya indicaba que “dado que además del abastecimiento a la población, la red municipal también suministra a varias granjas, se deberían separar los consumos para tener datos del suministro doméstico y del ganadero por separado, ya que quizá las dotaciones tan elevadas se expliquen por el elevado consumo de las granjas en relación con la población residente”.
A comienzos de 2019, el Ayuntamiento de Chimillas ya decretó la suspensión de la concesión de nuevos permisos mientras redactaba una nueva ordenanza vinculada al PGOU con requisitos propios de distancia entre las explotaciones y de estas con el casco urbano. La medida suponía abrir una nueva vía de soluciones de ámbito local ante la proliferación de las explotaciones industriales de ganado en toda la comunidad, especialmente de porcino, aunque también de aves.