La última década del siglo pasado y la primera de este marcaron el prolongado boom de los centros comerciales en España. Según los datos de la Asociación Española de Centros y Parques Comerciales (AECC), entre 1991 y 2000 se abrieron 197, y 226 de 2001 a 2010. Posteriormente, llegó el previsible descenso (28 de 2010 a 2015). Todo ello provocó que, a mediados de 2015, hubiera 546 centros comerciales operando en España, con casi 15 millones de metros cuadrados de Superficie Bruta Alquilable (SBA).
Tras varios años de difícil supervivencia, en los que muchos centros echaron el cierre, las estadísticas auguran un nuevo alzamiento. El auge de la última década de los 90 y la primera del 2000 se vivió con especial intensidad en Zaragoza (con un repunte extemporáneo en 2012 tras la inauguración de Puerto Venecia –el mayor centro comercial de España-), que llegó a ser la ciudad española con mayor concentración de centros y superficies comerciales.
Tanto en la capital aragonesa como a escala estatal, la principal víctima de esta apuesta ha sido el comercio de proximidad. Entre 2013 y 2016 (y eso que eran años de depresión para los centros comerciales) el Instituto Nacional de Estadística apunta que se cerraron en España 15.013 empresas de comercio al por menor: de 477.463 a 462.450. En Zaragoza, según los censos realizados desde el Ayuntamiento, bajaron la persiana 1.390 de 2010 a 2015. En la actualidad, hay 7.104.
Decálogo para mejorar la competitividad
Desde la Confederación Española de Comercio (CEC) han elaborado un decálogo con propuestas para mejorar la salud del comercio minorista. Con el lema “el comercio como prioridad de futuro” reclaman, entre otras cosas, prestigiar y sensibilizar sobre el papel del comercio de proximidad con una dotación presupuestaria directa para acciones que aumenten la visibilidad y puesta en valor del ejercicio de la actividad comercial; así como mejorar la financiación y los incentivos fiscales para impulsar la actividad emprendedora.
Otra acción importante es la de intensificar el protagonismo y la participación del sector comercial dentro del Pan Nacional de Turismo de Compras.
Solicitan, además, diálogo entre agentes para establecer un modelo competitivo de equilibrio comercial entre formatos, revisar la legislación comercial, apostar por el binomio comercio-ciudad, impulsar las nuevas tecnologías desarrollando una verdadera estrategia omnicanal, formar y cualificar al profesional del sector, fomentar el desarrollo de sistemas de pago competitivos e innovadores y reforzar la seguridad en los comercios.
Plan de Apoyo al Comercio de Proximidad
El desmesurado aumento de las grandes superficies comerciales en Zaragoza tiene relación directa con el tipo de urbe que se pretenda lograr. Desde su llegada al Ejecutivo municipal, a mediados de 2015, Zaragoza en Común dejó claro que quería cambiar esa fisonomía urbanística. Y se centró en el modelo de ciudad para blandir una de sus banderas: la de fomentar el comercio de proximidad.
Arantza Gracia, concejala de Educación e Inclusión, tiene claro que quieren “unos barrios vivos y centralizados, a diferencia de otros que apuestan por un modelo de ciudad en el que el comercio esté fuera y se potencien otros modelos de economía”. Su modelo, explica, aboga por “el reparto de la riqueza y el desarrollo sostenible”.
No es un objetivo fácil de alcanzar tras varios años de apuesta antagónica: “Primero tenemos que parar el tren y después ir para atrás”, dice Gracia. Es difícil, explica, “porque los centros comerciales están abiertos y no podemos cerrarlos, pero sí evitar que se abran más”. Aunque, reconoce, esta última afirmación tampoco es real del todo, ya que, a pesar de los muchos intentos de su grupo, será difícil parar la construcción de Torre Village.
Aclara, no obstante, la concejala, que se postulan contrarios a la apertura de más superficies “en las afueras de la ciudad: parece que estamos en contra de las medianas superficies de los barrios, y nada que ver”.
A dar oxígeno al comercio de proximidad dedicarán 460.000 euros en los presupuestos de 2017, por encima de los 300.000 del año anterior. Con ello se financiará el Plan de Apoyo al Comercio de Proximidad, que tiene cuatro líneas estratégicas: apoyo al comercio de proximidad en los barrios, fomento de un consumo sostenible social y medioambiental, fomento de redes y eliminación de brechas en los salarios.
Algunas de las medidas concretas englobadas en estas cuatro patas genéricas (parte ya en marcha) son la promoción de este comercio en los colegios, el apoyo a la creación de empresas de economía social, la elaboración de una bolsa de locales vacíos “para que los comercios que estén interesados en reabrir el local puedan tener facilidades” o la concesión de subvenciones (hasta 200.000 euros en 2016) priorizando a las asociaciones comerciales cuyo trabajo vaya de la mano de las de vecinos. Gracia estima que es fundamental que se produzca esta suma de fuerzas.
Entre las acciones que ya están funcionando, está la de realizar campañas de dinamización y comunicación (junto con la Federación de Comercios de Zaragoza –ECOS-) y también de promoción y publicidad. Se han llevado a cabo talleres sobre consumo responsable con las asociaciones de padres y madres de varios centros educativos, y representantes municipales han tenido 18 reuniones en los distritos y barrios rurales de Zaragoza para escuchar la opinión de vecinos y comerciantes.
Para la concejala, “el comercio de proximidad determina un modelo de ciudad que es por el que apostamos: no queremos que la gente tenga que coger el coche y salir de la ciudad”. Esta segura de que, “aunque hay 1.500 comercios que ya han cerrado, 1.500 familias que se han quedado sin su apuesta de trabajo”, todavía están a tiempo de salvar a este tipo de comercio.