Costó casi el doble de lo previsto, presenta defectos de obra que encarecen su mantenimiento y está permanentemente en los juzgados. La pista de hielo de Jaca se inauguró en 2007 y aspiraba a ser el emblema de la localidad aragonesa, que ese mismo año organizó una competición internacional para su puesta de largo. En las “prisas”, como ha reconocido el consistorio jaqués en varias ocasiones, se originan los problemas que viven su penúltimo capítulo con la condena al estudio de arquitectos que se encargó del proyecto de pagar al ayuntamiento cerca de un millón de euros. La obra se presupuestó en 15 millones y soportó una inversión de casi 30.
Ahora, el Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA) entiende que el gabinete Coll-Barreu es responsable de los sobrecostes de mantenimiento a partir de los distintos defectos detectados en el diseño de la pista de hielo. Esta sentencia, además, anula la anterior del Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 1 de Huesca. En el meollo de la cuestión se encuentra el altísimo consumo energético de esta instalación por los presuntos errores en la redacción del proyecto. En primera instancia se daba la razón a los arquitectos y el juez achacaba el alto consumo energético a la falta de planitud detectada en la losa de hormigón sobre la que se fabrica el hielo.
En esta última sentencia, el TSJA achaca estos defectos “a los vicios del proyecto”. El ayuntamiento de Jaca reclamó el pago de la mitad del sobrecoste de energía empleada para mantener la pista de hielo en funcionamiento; la cantidad total es de 1.984.621 euros, pero por ley solo se puede pedir el 50%. Las tres anteriores sentencias resultaron favorables a Coll-Barreu por facturas impagadas relativas a los honorarios de los arquitectos, que ascendían a 900.000 euros. Pagó 992.500 euros, la mitad, en 2016 y la justicia había condenado en primera instancia al ayuntamiento a devolver ese importe con intereses y costas judiciales. El estudio va a presentar un recurso de casación ante el Tribunal Supremo respecto a la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Aragón que le condena a pagar exactamente 926.439 euros por los sobrecostes en el mantenimiento.
Los defectos de la edificación ya se plasmaron en un informe municipal que ha ido engordando con el paso de los años y de los colores en la alcaldía, primero los del PP y en la actualidad los del PSOE. El alcalde, el socialista Juan Manuel Ramón, reconoció en su día que el proyecto se basó en una “decisión política” y “las prisas generaron un sobrecoste elevado” para llegar a tiempo a la celebración en Jaca del Festival Olímpico de la Juventud Europea (FOJE), una olimpiada para universitarios. La pista costó 28.651.225 euros, con intereses y algunas sentencias desfavorables. El ayuntamiento de Jaca aportó 9,7 millones y las administraciones, con el Gobierno de Aragón a la cabeza, cerca de 19 millones de euros.
En estos años también se han detectado problemas en el sistema de refrigeración, climatización y, por tanto, en el mantenimiento del hielo y de una temperatura interior idónea. Las facturas podían superar los 300.000 euros anuales, el doble de lo previsto si todo hubiese funcionado a la perfección. Se detectó un desnivel de cinco centímetros en la pista de hielo principal que provocaba que el espesor de hielo no fuese el mismo en toda la superficie y suponía un coste adicional de energía para mantener las zonas donde la capa de hielo era mayor. También hubo goteras y deficiencias en el muro de contención.
La pista de hielo alberga multitud de eventos deportivos y que genera 53.000 usos al año. Es heredera de la antigua, que se inauguró en 1972 y estuvo en uso hasta 2006. A finales de aquel año fue demolida tras haber convertido a la ciudad en un referente de los deportes de invierno en España y marcando ya su vocación olímpica con los frustrados intentos de acoger unos Juegos de invierno. Recibió quince ediciones de los campeonatos del mundo de patinaje artístico profesional o las Universiadas de 1981 y 1995.
Una plataforma ciudadana solicitó entonces al ayuntamiento de Jaca la paralización de su derrumbamiento “en primer lugar, por motivos sentimentales y emocionales, y en segundo lugar por su elevado coste económico (342.000 euros) para los ciudadanos de Jaca”. Un derrumbamiento “con la excusa de crear un centro de élite y alto rendimiento” para deportes de invierno. Pedían su catalogación como edificio emblemático e histórico de la ciudad y la búsqueda de nuevos usos.