El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon.
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En estos días se ha hablado mucho, y seguro que se hablará aún más, de los cambios que el Gobierno de Zaragoza pretende introducir en su Policía Local. A los grupos políticos de la oposición, siempre tan “constructiva” en estos temas, y a su coro de opinadores, les provoca una urticaria incurable cualquier iniciativa que pretenda actualizar, mejorar y adecuar a este tiempo un Cuerpo que, mereciendo todos los respetos, es evidente que necesita una puesta al día en algunos aspectos básicos de su funcionamiento.
Así como nadie se cuestiona, al menos públicamente, la compra de autobuses híbridos o que comencemos a separar la basura orgánica en un contenedor marrón, -un proyecto que acaba de ponerse en marcha en varios distritos de la ciudad-. Y tampoco a nadie se le ocurriría oponerse, ahí están los datos, a que Zaragoza aspire a ser una ciudad puntera en materia de creación artística, y eso es así por que son ejemplos incontestables. Pero oye, mucho cuidado si lo que se pretende es modernizar la Policía Local, entonces la frase más oída en los sillones de la leal oposición es que ese cuerpo “no se toca”, como si cualquier evolución, modificación o retoque fuera una ofensa a un bien santificado.
Y mira que se ha tocado en estos últimos años. De hecho, el Gobierno de Zaragoza sigue empeñado en mejorar las condiciones laborales de los propios policías: se han creado plazas nuevas y ascensos por primera vez en quince años; se han adquirido chalecos de protección para todos los y las agentes; se está renovando la flota de vehículos, incluso con coches híbridos; se ha llegado a acuerdos con la mayoría sindical que han servicio para desbloquear la flexibilidad; se ha lanzado la creación de la Unidad de Mediación y en enero comenzará a aplicarse el nuevo Calendario. El listado de mejoras se amplía con formaciones específicas sobre violencia de género y sobre mediación.
Todas estas mejoras, sin duda las primeras en muchos años pero no las últimas, siguen habiendo temas que aún no se han podido abordar, son eclipsadas y hasta denigradas por una única medida “transgresora” que se va a aplicar desde la concejalía de Participación, Transparencia, Gobierno Abierto y Policía presidida por Elena Giner: la integración de la UAPO (Unidad de Apoyo Operativo) en la nueva URF (Unidad de Refuerzo Flexible).
Por aclarar: la UAPO es una unidad creada antes de la Expo 2008 en Zaragoza (con la oposición de los sindicatos policiales) cuyos integrantes tienen unas condiciones laborales específicas que implican, a cambio, una casi total disponibilidad para apoyar en todos aquellos servicios en los que sea requerida. Esta unidad es una pieza “comodín” en la organización policial que necesita en determinados momentos refuerzos puntuales que no pueden ser cubiertos con una distribución rígida de los horarios.
Los y las policías que integran la UAPO son necesarios, vale, pero quizá no exclusivamente para las tareas que les han sido asignadas en los últimos años, algunas criticadas desde sectores ciudadanos. La ciudadanía, quienes estamos en la calle y no transitamos por las alfombras municipales, queremos una policía próxima, amable, humana, que sea capaz de adelantarse a los acontecimientos, que esté entrenada para favorecer el diálogo entre vecinos cuando se producen desavenencias, que dé seguridad a nuestros hijos e hijas cuando están de fiestas pero que, también, sean resolutivos en la prevención de conflictos.
Eso, con algún cambio en el uniforme, es lo que acordó el gobierno municipal con los sindicatos mayoritarios. Eso, envuelto en el nombre de Unidad de Refuerzo Flexible, es lo que saca adelante ahora Elena Giner. Y eso, que al parecer es tan dramático, tan estrafalario y a pesar de que es lo que están haciendo las policías locales (y nacionales) de toda Europa -echen un vistazo en la web del EFUS, el foro europeo sobre seguridad- es lo que provoca una terrible urticaria en la oposición municipal, la oposición mediática y en algunos otros sectores que se oponen por sistema a todo lo que se propone desde Zaragoza en Común.
¿Es para tanto? Yo creo que no. Sin embargo es evidente que la oposición sufre una incomoda alergia en cuanto se menciona a la UAPO. Una se pregunta: ¿por qué será que importa tanto un cambio de uniforme -el actual es calcado al de la PN- y no algunas de las carencias que se vienen señalando desde hace tiempo por sindicatos como CCOO y los propios policiales? Cabe recordar que las medidas propuestas y aquellas ya en marcha desde la concejalía son fiel reflejo precisamente las demandas recogidas en el acuerdo con los sindicatos.
Señores y señoras de la oposición y su corifeo mediático, les recomiendo que se lo hagan mirar.
En estos días se ha hablado mucho, y seguro que se hablará aún más, de los cambios que el Gobierno de Zaragoza pretende introducir en su Policía Local. A los grupos políticos de la oposición, siempre tan “constructiva” en estos temas, y a su coro de opinadores, les provoca una urticaria incurable cualquier iniciativa que pretenda actualizar, mejorar y adecuar a este tiempo un Cuerpo que, mereciendo todos los respetos, es evidente que necesita una puesta al día en algunos aspectos básicos de su funcionamiento.
Así como nadie se cuestiona, al menos públicamente, la compra de autobuses híbridos o que comencemos a separar la basura orgánica en un contenedor marrón, -un proyecto que acaba de ponerse en marcha en varios distritos de la ciudad-. Y tampoco a nadie se le ocurriría oponerse, ahí están los datos, a que Zaragoza aspire a ser una ciudad puntera en materia de creación artística, y eso es así por que son ejemplos incontestables. Pero oye, mucho cuidado si lo que se pretende es modernizar la Policía Local, entonces la frase más oída en los sillones de la leal oposición es que ese cuerpo “no se toca”, como si cualquier evolución, modificación o retoque fuera una ofensa a un bien santificado.