Después de la peste, el Renacimiento

Es mi deber comenzar diciendo que la frase no es mía. Para ser más concretos, se podría decir que fue una especie de regalo que me hizo recientemente José Antonio Aguilar, director del Festival de Cine de Fuentes de Ebro (Zaragoza). Lo interpreto así porque en ese instante, y tras diversos comunicados que agrandaban la nube negra en la que continuamos inmersos, me paré y reflexioné. ¿Y sí en realidad tendríamos que empezar a pensar ya en cómo queremos que sea ese “renacimiento”? ¿Estamos a tiempo de coger impulso y, cuando pasé el vendaval, haber aprendido algo? La respuesta no puede ser otra: sí.

José Antonio utilizó estas palabras cuando nos anunció la cancelación de la 25ª edición del Festival, cuya celebración estaba prevista del 30 de octubre al 7 de noviembre. No ha sido ni será el primer encuentro cinematográfico que ha decidido cancelarse o posponerse, convirtiéndose durante estos meses en la tónica general para este tipo de eventos multitudinarios. Decisiones tomadas con sensatez y valentía, sensaciones que en cada caso particular conviven con la tristeza y la impotencia que desde hace meses se han adueñado de todo el país.    

Como no podía ser de otra manera, Fuentes de Ebro iba a celebrar por todo lo alto su cuarto de siglo; efeméride que marca la vitalidad de la que sigue gozando un certamen que se ha convertido en todo un referente en Aragón. La Semana del Cine y de la Imagen de Fuentes de Ebro (SCIFE), denominación que recibió en sus orígenes, fue uno de los primeros foros de encuentro entre diversas generaciones de cineastas; además de ser testigo del nacimiento de otras iniciativas similares, como la Asamblea de Cineastas Aragoneses (ACA) o el aula de cine del Centro Penitenciario de Daroca. Además, es colaborador, entre otros, del Festival de Cine de Zaragoza, el Festival Internacional de Cine de Huesca, las Jornadas de Cine de La Almunia de Dª. Godina y las Jornadas de Cine Mudo de Uncastillo. Talento regional y también nacional, ya que durante todo este tiempo se ha encargado de homenajear a algunas de las figuras más relevantes de España vinculadas con el séptimo arte, como Francisco Rabal, Terele Pávez o Marisa Paredes.

“El equipo del Festival trabaja desde este momento con la vista puesta en 2021, esperando que todo sea propicio y poder celebrar como se debe el 25 aniversario del festival”. Poco más se puede decir. El Festival de Cine de Fuentes aprovecha para coger aire, seguir construyendo y volver con las energías renovadas. Un espíritu que acompaña también a otras iniciativas culturales, obligadas a tomar decisiones similares.

Ahora nos toca cuidarnos y ser responsables, pero también reflexionar y preguntarnos cómo queremos que sea la nueva etapa que comience cuando todo esto acabe. Nos impusieron la peste, pero el renacimiento está en nuestras manos.   

Es mi deber comenzar diciendo que la frase no es mía. Para ser más concretos, se podría decir que fue una especie de regalo que me hizo recientemente José Antonio Aguilar, director del Festival de Cine de Fuentes de Ebro (Zaragoza). Lo interpreto así porque en ese instante, y tras diversos comunicados que agrandaban la nube negra en la que continuamos inmersos, me paré y reflexioné. ¿Y sí en realidad tendríamos que empezar a pensar ya en cómo queremos que sea ese “renacimiento”? ¿Estamos a tiempo de coger impulso y, cuando pasé el vendaval, haber aprendido algo? La respuesta no puede ser otra: sí.

José Antonio utilizó estas palabras cuando nos anunció la cancelación de la 25ª edición del Festival, cuya celebración estaba prevista del 30 de octubre al 7 de noviembre. No ha sido ni será el primer encuentro cinematográfico que ha decidido cancelarse o posponerse, convirtiéndose durante estos meses en la tónica general para este tipo de eventos multitudinarios. Decisiones tomadas con sensatez y valentía, sensaciones que en cada caso particular conviven con la tristeza y la impotencia que desde hace meses se han adueñado de todo el país.