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No te hagas más ilusiones, por favor, ya hemos tenido suficientes de esas. Decía José Narosky que “triunfar es llegar también al final de la ilusión”, llega la última semana de la campaña y buscamos este final. Las ilusiones, por definición, son conceptos o imágenes carentes de realidad y por ello vamos a acabar con la nuestra. La vamos a sustituir por la alegría, por el éxito, por el saber que hemos hecho lo que teníamos que hacer y por un país por y para su gente.
Hace casi dos años que un tío con coleta que salía en youtube (aka Pablo Iglesias) firmó el manifiesto “Mover ficha”. Un manifiesto que hablaba del hartazgo de la corrupción, de la clase política de nuestro país, del modelo de país que nos habían dejado PP y PSOE. Éste y sus compañeras hicieron un dibujo, casi una sombra en la pared de la caverna mediática, una ilusión que se llamó Podemos. Otros como los del 15M, pensaron muchos. Pues nada, que se presenten a unas elecciones. Dicho y hecho. Pocos meses después, contra todo pronóstico y encuesta, la ilusión de Podemos daba la sorpresa con 5 eurodiputados. Se empezó a hablar entonces de la derrota del bipartidismo y se percibía a Podemos como el gran ganador.
Esta sombra en la pared empezó a molestar a demasiados, a la vez que ilusionaba a mucha gente y empezaron a hacernos caso. Quizás hasta demasiado, nos llamaron bolivarianos, populistas, iraníes, proetarras, nazis... Mientras tanto, nosotros hacíamos nuestras primarias, nos bajamos los sueldos, parábamos desahucios e íbamos llenando el mapa de círculos. Empezaron a hacernos más caso, a decir que éramos como el resto. Que Monedero defraudaba a Hacienda, que Errejón estaba pluriempleado y le pagaban por trabajar y que Tania Sánchez era una corrupta. Al final, no había ni fraude, ni pluriempleo, ni corrupción, pero bueno, la cuestión era hacer creer que éramos igual de malos que el resto. Y mientras tanto nosotros preparábamos campañas, reuniones, fiestas… seguíamos trabajando en nuestras ilusiones.
En aquel momento, al presidente de un banco se le ocurrió decir que hacía falta un Podemos, pero de derechas. El “nuevo” movimiento naranja, con casi 10 años de experiencia en votar lo mismo que el PP en el Parlament de Catalunya. Eso sí que era un delirio, un espejismo de cambio que se presentó a las autonómicas y municipales y que se vendía como el gran ganador por parte de todos los medios. Hasta que llegaron los resultados y fueron nuestras sombras e ilusiones las que entraron en las instituciones: Carmena, Colau, Kichi, Santisteve... Mientras el aire fresco, nuevo y “cítrico” de Ciudadanos pactaba con el PSOE de los EREs y el PP de la Púnica. Con estos no volveremos a ser tan ilusos.
Ahora llegamos a la recta final y os pido que no os hagáis ilusiones sino que crucéis con nosotras la meta. Nacimos para este momento, nacimos para cambiar las cosas, nacimos para ganar. Os pido que no os hagáis ilusiones, que no os quedéis mirando desde la grada. Porque solo contigo, Podemos.
No te hagas más ilusiones, por favor, ya hemos tenido suficientes de esas. Decía José Narosky que “triunfar es llegar también al final de la ilusión”, llega la última semana de la campaña y buscamos este final. Las ilusiones, por definición, son conceptos o imágenes carentes de realidad y por ello vamos a acabar con la nuestra. La vamos a sustituir por la alegría, por el éxito, por el saber que hemos hecho lo que teníamos que hacer y por un país por y para su gente.
Hace casi dos años que un tío con coleta que salía en youtube (aka Pablo Iglesias) firmó el manifiesto “Mover ficha”. Un manifiesto que hablaba del hartazgo de la corrupción, de la clase política de nuestro país, del modelo de país que nos habían dejado PP y PSOE. Éste y sus compañeras hicieron un dibujo, casi una sombra en la pared de la caverna mediática, una ilusión que se llamó Podemos. Otros como los del 15M, pensaron muchos. Pues nada, que se presenten a unas elecciones. Dicho y hecho. Pocos meses después, contra todo pronóstico y encuesta, la ilusión de Podemos daba la sorpresa con 5 eurodiputados. Se empezó a hablar entonces de la derrota del bipartidismo y se percibía a Podemos como el gran ganador.