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Paco Simón en la Lonja

30 de octubre de 2024 22:43 h

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Veo la expo de Paco Simón en la Lonja de Zaragoza, qué lujo entrar en ese edificio tan bien aislado –incluso de sí mismo– y disfrutar del vacío, aunque haya paneles, laberintos, cosas. La Lonja habría que copiarla por esos andurriales de la Expo 2008 y en Valdespartera, en Las Fuentes, Torrero… ningún barrio sin su Lonja bis.

El cuadro ideal de Paco Simón, el primero que aparece al entrar en este palacio de las finanzas antiguas, es el que pintó a los once años. Ahí está todo: la alegría, los colores, el (buen) humor, la irreverencia contenida, el presente (la vibración de la moda), el atrevimiento. Es del año 1965 y lo bautizó “Ilusión”.

Con ese cuadrito ya se entiende toda la expo, un recorrido por la vida del artista y su obra. Trabajo sin dolor, ligereza profunda, epitelial mundanidad, desconcierto firme.

Veo un Ceesepe de antes de Ceesepe, una anticipación. El mundo popsimoniano de colores y cuerpos es la simbiosis perfecta entre lo figurativo y lo abstracto, si es posible esta aberración: no tengo ni idea y si aprendí algo lo he olvidado. Es la única manera de inventa(ria)r un poco.

Lo bueno de la Lonja a primera hora es que vas en semisoledad y puedes no pensar en nada; la Lonja tiene buenas paredes, no se oyen las barredoras que con su trepidacionismo hacen caer piedrecitas y adn de paloma de las torres de la Cara Sur del Pilar, la que daría a Teruel si Teruel existiera.

Tengo que mirar las fotos del móvil para que no se me olviden los cuadros que he visto, para no confundirlos con los Goyas y otros olvidos locales universales: Paco Simón da una capa pop a todo lo que mira Victor Mira y se lo agradezco. Simón es alegría hasta en los agarrotados de su época art-decó: no puede evitar pintar el color, el acrílico warhólico que somos todos. A fin de cuentas esta expo abarca los mejores años de la humanidad.

La alegría, los colores, el (buen) humor, la irreverencia contenida, el presente (la vibración de la moda), el atrevimiento.

Veo la expo de Paco Simón en la Lonja de Zaragoza, qué lujo entrar en ese edificio tan bien aislado –incluso de sí mismo– y disfrutar del vacío, aunque haya paneles, laberintos, cosas. La Lonja habría que copiarla por esos andurriales de la Expo 2008 y en Valdespartera, en Las Fuentes, Torrero… ningún barrio sin su Lonja bis.

El cuadro ideal de Paco Simón, el primero que aparece al entrar en este palacio de las finanzas antiguas, es el que pintó a los once años. Ahí está todo: la alegría, los colores, el (buen) humor, la irreverencia contenida, el presente (la vibración de la moda), el atrevimiento. Es del año 1965 y lo bautizó “Ilusión”.