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Rabia

Olga García / Olga García

Coordinadora del Partido Animalista (PACMA) Zaragoza —

La rabia es una enfermedad mortal, por lo que debe tratarse con urgencia, sin embargo, esto no es un escollo para que se sigan produciendo casos como los que recientemente han acontecido en nuestra comunidad.

Otra vez, la falta de escrúpulos por parte de algunos sectores de la sociedad española así como el desconocimiento de lo que supone actuar de una manera tan irresponsable han llevado a cabo otro acto que, una vez más, tiene a los animales como los únicos afectados por tan grave decisión.

Recientemente el SEPRONA ha detenido a un veterinario e imputado a once personas, la mayoría cazadores, por una campaña fraudulenta de vacuna antirrábica para perros.

El veterinario en cuestión simulaba las tarjetas de vacunación de los animales, con lo que a efectos del Registro Oficial del Gobierno de Aragón (RIACA), estos perros contaban como animales censados vacunados, cuando en realidad no lo estaban.

El engaño, por mucho que nos pueda parecer un acto propio de un timador del tres al cuarto, ya que el modus operandi de este veterinario dejaba mucho que desear, no deja de ser un acto terriblemente irresponsable de cara a la salubridad de los perros y sus dueños así como de todos los animales y personas que estuviesen en contacto con los mismos, puesto que, hay que recordarlo una vez más, la rabia además de ser una enfermedad mortal, se contagia con mucha facilidad.

La justificación de este tipo de actos no puede ser mas bochornosa, según la creencia de los propios cazadores, la vacuna antirrábica merma las capacidades de los canes a la hora de cazar, es decir los hace “menos productivos”, con lo que se confirma la total incultura en estas lindes así como el tratar como meros objetos a los animales, en este caso los perros de caza.

Si en algo se distingue el ser humano del resto de los animales, además de la capacidad de razonamiento, es en su total dominación con el resto, aun cuando ello lleve consigo poner en riesgo, ya no solo las vidas de los propios animales, sino la suya propia, con tal de demostrar su superioridad con el resto de las especies y sacar un beneficio económico ya de paso. Pero no olvidemos que el tener más capacidad razonamiento no lo convierte en un ser más generoso, sensible y que empatice con el resto de la naturaleza, en eso el ser humano dista mucho de ser una especie superior.

Convendría recordar que poner en riesgo vidas de seres vivos, por el mero hecho del disfrute personal, ya sea por celebraciones de fiestas como por desarrollo de una actividad mal llamada “deportiva”, es un acto irresponsable y cruel que convendría que estuviese penalizado por nuestra legislación, tan carente de sensibilidad de cara a los animales como hacia el ser humano.

La rabia es una enfermedad mortal, por lo que debe tratarse con urgencia, sin embargo, esto no es un escollo para que se sigan produciendo casos como los que recientemente han acontecido en nuestra comunidad.

Otra vez, la falta de escrúpulos por parte de algunos sectores de la sociedad española así como el desconocimiento de lo que supone actuar de una manera tan irresponsable han llevado a cabo otro acto que, una vez más, tiene a los animales como los únicos afectados por tan grave decisión.