Las altas temperaturas de los dos últimos años continúan afectando a los glaciares aragoneses. El de Monte Perdido se ha fragmentado de forma definitiva y, durante este año, ha perdido 3,8 metros de grosor de media, aunque hay lugares en los que se han alcanzado los ocho metros.
“Las pérdidas de hielo en 2023 han sido casi tan impactantes como las registradas en 2022, convirtiéndose en los dos años de mayores pérdidas desde que comenzaron los estudios en 2011”, han señalado en una publicación desde el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido haciéndose eco del estudio.
Los resultados de las investigaciones que llevan a cabo el Instituto Pirenaico de Ecología, la Universidad de Zaragoza y la Universidad del País Vasco han constatado la separación definitiva entre el cuerpo de hielo oriental y el occidental, a lo que habría que sumar una separación anterior con el cuerpo superior.
“El cuerpo oriental es el único que sigue mostrando características propias de un glaciar, pues cuenta de una zona de acumulación, grietas y movimiento de hielo. A pesar de ello, su situación es precaria y en continuo retroceso”, informan desde el Parque Nacional.
Al igual que en 2022, la tendencia este año sigue preocupando por la cantidad de hielo pérdida. “Una vez más, estos resultados subrayan el evidente y acelerado impacto del calentamiento global en los Pirineos y de un modo más concreto en la criosfera” concluyen.