La escritora Laura Serrano, nacida en Borja, vive desde hace años en el zaragozano barrio de Delicias. Pregunta publicó su primer libro en 2017, Merecer la vida. Antes había colaborado con un relato en 2014 en Hojas al viento (Saldubia). Ha publicado también en las antologías De bares y mujeres (Pregunta, 2021) y De Mujeres y monstruos en Apache (2022). Ahora vuelve con la novela La vista atrás.
Es una mujer aragonesa, joven, que ya ha publicado en varias ocasiones. ¿Cómo llega Laura Serrano a convertirse en escritora?
Comencé a escribir para conservar la memoria familiar. Pequeñas historias pertenecientes a miembros de mi árbol genealógico. Años después conocí a José Manuel Montorio, un guerrillero antifranquista, que me nutrió de grandes historias. Tras leer El corazón helado, de Almudena Grandes, me di cuenta de que las historias que sabía eran válidas para escribir un libro. Y ahí empecé.
¿Cuál diría que es su estilo de literario?
Mi narrativa es ágil. No me recreo demasiado en descripciones e intento plasmar a personajes, situaciones o sentimientos de la forma más natural posible. Eso hace que su lectura sea asequible a todas las personas, tengan o no costumbre de leer.
¿Qué busca a través de sus historias?
Yo gozo escribiéndolas. Si de paso alguien que las lee puede parar y disfrutar de ello, no hay más. Por eso intento que dejen buen sabor de boca.
Háblenos de la experiencia de su primera publicación.
Tuve suerte al coincidir con David y Reyes. Ellos son Pregunta Ediciones. Los conocí casi por casualidad, en una Feria del libro en Tauste. Allí les dije que tenía algo escrito, pero no sabía si era publicable o no. Me dijeron que les enviase el manuscrito y a partir de ese momento comenzamos a caminar juntos.
Su segunda novela se titula La vista atrás. Háblenos de ella.
La vista atrás parte, en inicio, de dos historias reales. En un viaje conocí a Cristina y al contarle que escribía me contó la historia de su abuela. Cuando empezó su relato pude ver a esos dos niños caminando monte a través y sin destino. A partir de esa imagen comencé a construir la historia. Esa niña que deja su pueblo y a la que ya solo le queda sobrevivir. Cuento la historia de Pilar a través de la investigación de su nieta. Es similar a lo que le pasó a Cristina.
¿Has tenido que afrontar algún imprevisto de la propia historia?
Cuando me senté a estructurar la novela me di cuenta de que la historia tenía ciertas lagunas. Entonces, gracias a la Asociación Vecinal Manuel Viola del barrio de Delicias en Zaragoza, me hice amiga de Blanca. Blanca tiene 95 años y se prestó a recordar para mí cómo era nuestro barrio cuando ella era pequeña. Esto me permitió darle un lugar a la historia y hacerla más rica. Ella me decía: “De lo que no me acuerde, no podemos preguntar a nadie”. Pero se esforzó y recordó mucho. Recordó la fábrica de zapatos de su padre, su casa, su colegio. Y todo eso me permitió darle una vida a Pilar. Además, me ayudó con la corrección. Ahora se creado una amistad entre nosotras que va más allá de la literatura.
Es un relato intergeneracional en el que la familia está muy presente. ¿Por qué? También los personajes femeninos tienen un gran peso en el relato.
Vivo en España. Y en la mayoría de los casos la familia es el sostén de sus miembros. Los abuelos y abuelas son muy importantes en mi escritura. Por otro lado, son personajes femeninos por ser veraz con la historia. Me parece importante resaltar la fuerza que tuvo esa mujer para seguir adelante.
¿Cómo escribe Laura Serrano? ¿Tiene alguna técnica, o alguna manía o superstición que le acompaña?
Escribo todos los días, aunque sea poco. Casi siempre a ordenador. Procuro tener una foto de referencia mientras escribo el texto. En este caso, esa imagen ha sido la portada del libro.
Como lectora: ¿Papel o digital?
Papel. He leído y leo algunas cosas en digital. Pero si me gusta lo que he leído, me compro el libro. Me gusta tocarlo, pasar las páginas y guardarlo en la estantería para poder regresar.
¿Ha tenido o tiene algún referente en su camino como escritora?
He sido y soy fiel seguidora de Almudena Grandes. Me gusta lo que me cuenta y cómo me lo cuenta. Pero como referente podría decir que de cada escritor aprendo algo.
Cuéntenos una anécdota o momento que le haya marcado en su camino desde que comenzó a publicar libros.
Cuando publiqué mi primer libro, Merecer la vida, fui a presentarlo a un pueblo pequeño y en la presentación había una señora muy mayor. Se acercó y me dijo: “Yo fui muy poco a la escuela y casi no sé leer ni escribir, pero he podido leer el libro”. Me di cuenta del esfuerzo que hacen algunas personas por leer y fui consciente de la suerte que había tenido yo por poder ir al colegio.
¿Qué consejo les daría a las personas, tengan la edad que tengan, que sienten que tienen algo que decir a través de un libro?
Que lo escriban. Que se publique o no, es otra historia. Todo lo escrito permanece.