El pasado mes de octubre, el albergue de Pirenarium, en Sabiñánigo (Huesca) se convirtió en la residencia temporal de 187 migrantes. Nueve meses después, el albergue continúa al completo y los ocupantes denuncian “deficiencias” en sus necesidades básicas y demandan clases de español para poder avanzar en su proyecto de vida en España.
Actualmente, reciben clases de español impartidas por voluntarios de la Plataforma Pro Refugiados del Alto Aragón, pero demandan más esfuerzos por parte del Ministerio para avanzar en su formación e integración. También reclaman a la asociación Apip Acam, que gestiona la acogida, mejores condiciones respecto a la alimentación, salud y ropa.
Desde la Plataforma Prorefugiados del Altoaragón reconocen como “legítimas y razonables” las reivindicaciones de estas personas y sostienen que “deberían estar siendo acogidas en centros especiales de asilo donde se cubrieran sus necesidades de traducción e interpretación, clases de idioma, atención jurídica, psicológica personalizada, formación profesional, orientación laboral, etc y de forma temporal para su plena inclusión sociolaboral en España”. Exponen en un comunicado difundido a los medios que el centro de acogida de Sabiñánigo “no es un centro de asilo y por tanto no cumple las garantías mínimas ni cuenta con los recursos suficientes para garantizar los derechos de las personas actualmente alojadas”.
El subdelegado del Gobierno en Huesca, Carlos Campo, ha visitado hoy el centro Pirenarium y se ha reunido tanto con responsables de Apip Acam como con una representación de los usuarios. Estos últimos han trasladado al subdelegado algunas peticiones en cuanto a los horarios de las comidas, la composición de los menús y el acceso a la formación. El subdelegado les ha trasladado que se trabajará con la entidad gestora sobre estos asuntos.
En este centro se lleva a cabo la primera fase de la acogida y en este momento hay 187 usuarios, aunque se van produciendo relevos según se define el itinerario de cada persona. Todos han solicitado asilo y los que llevan en el centro más de seis meses han recibido la autorización para trabajar, pero continúan en el programa de ayuda de emergencia. Están esperando poder acceder al programa de primera acogida, que, por el momento, está saturado.