Los actos de izado de la bandera española que abundan estos días no están exentos de polémicas y discrepancias. Es lo que ha sucedido en la localidad de Benasque, en el Pirineo aragonés, donde el grupo municipal del PSOE expresó las dudas que generaba su celebración por el posible impacto que podía causar en el turismo. Como especificó en una petición remitida al consistorio días atrás, el 60% de los visitantes procede de la vecina Catalunya y podía interpretarse “por algunos” como “una provocación”, lo que podría a su vez “generar consecuencias indeseadas tanto a nivel social como económico” en una población cuya actividad económica depende en buena medida del sector terciario.
Benasque homenajeó el viernes a los caídos en acto de servicio en el Pirineo en el contexto de las celebraciones del 12 de octubre. Con la presencia de alrededor de 120 agentes de la Guardia Civil, la Unidad Militar de Emergencias (UME) y el Ejército de Tierra, el alcalde de la localidad, Manuel Mora (PP) se situó al frente de estos festejos en la rotonda de la Sarria, donde se encuentra ubicada una bandera de considerables dimensiones: mide tres metros de ancho por 2,5 de alto y ondea sobre un mástil de 12 metros de altura.
Tal y como ha adelantado Heraldo de Aragón, el portavoz socialista en el Ayuntamiento de Benasque, Kiko Gracia, se dirigió el pasado 4 de octubre al consistorio con un texto en el que reclamaba que, si no era posible suspender este acto, que al menos se tomase en consideración su celebración y se izase la bandera del municipio. O la española junto a las de Europa y Aragón.
Tildaba este de “gesto innecesario en nuestra comunidad”, puesto que “todos los habitantes de Benasque ya se consideran orgullosamente españoles”. A su parecer, “este acto no aporta un valor añadido a este sentimiento compartido”. Más allá de los simbólico, el PSOE de Benasque considera que el izado de la bandera “no contribuye a mejorar sustancialmente la estética del entorno ni supone un atractivo turístico o cultural que pueda dinamizar la actividad social más allá del acto en sí”.
Los riesgos a los que aludía el concejal en su misiva tenían que ver con el turismo y, en concreto, con el procedente de Catalunya, “una comunidad con sentimientos nacionalistas” que, “aunque en retroceso”, siguen “presentes en parte de su sociedad”. Si el izado de la bandera se tomase como una “provocación”, argumentaba Gracia, se podrían padecer “consecuencias indeseadas tanto a nivel social como económico”.
También la formación Cambiar Valle de Benasque, sin representación en el ayuntamiento, mostró su disconformidad con la celebración de este acto del viernes y se amparaba en la Ley 39/1981, que regula el empleo de la bandera española: “En ningún supuesto aparece la conveniencia o necesidad de su exposición, ni temporal ni indefinidamente, en plazas públicas, monumentos o rotondas, como es el caso que nos ocupa”. Manuel Mora, que gobierna en coalición con el PP, muestra su “respeto” por las críticas pero no las comparte ni considera que fuese un acto perjudicial para la imagen de la localidad de la que es alcalde.