Jorge Azcón (Zaragoza, 1973) se convertirá en el décimo presidente de Aragón de la democracia tras un acelerado curso de política autonómica que emprendió hace seis meses. Fue cuando Alberto Núñez Feijóo le encomendó la responsabilidad de liderar el proyecto de recuperar la comunidad autónoma para el PP, después de ocho años de sólido mandato de Javier Lambán, primero en coalición con CHA y posteriormente con un cuatripartito que, a pesar de que siempre se resaltaba su solidez, se demostró el domingo que tenía más fisuras de lo que parecía. La encomienda de Feijóo a quien es también el secretario general del partido en la comunidad autónoma no era una tarea fácil para un político que ha desarrollado toda su trayectoria política al cobijo de la política autonómica. Concretamente en el Ayuntamiento de Zaragoza, donde entró como concejal en 2000 y donde ha acabado como alcalde antes de emprender esta nueva responsabilidad institucional
Jorge Azcón siempre soñó con ser alcalde de su ciudad, y su perfil encajaba precisamente en ese contexto urbano de una gran capital que aglutina al 60% del territorio aragonés. En el medio rural, aparentemente su imagen de niño bien criado en los ambientes más capitalinos tenía menos arraigo, y siempre se le atribuía un desconocimiento de la realidad social de ese Aragón que tiene una realidad sociológica muy diferente a la de su capital. Siempre se ha dicho que Azcón habría preferido optar de nuevo a la alcaldía de la ciudad y construir ahí su propio perfil político, consciente de que era una tarea más fácil que recuperar el Gobierno de Aragón. Aspirar a esto último encerraba una doble trampa que podía comprometer su futuro político en el caso de perder, ya que como alcalde se había ganado una imagen mediática nacional que habría perdido como líder de la oposición en las Cortes. También es cierto que no tenía otra opción. Como secretario general del PP aragonés, su liderazgo habría podido quedar en entredicho en el caso de que se hubiera presentado otro candidato a la Presidencia de Aragón y la hubiera ganado.
Azcón se rodeó de su equipo de confianza, el mismo que hace cuatro años le ayudó a ser acalde de la ciudad. Algunos, amigos personales como Pedro Navarro, diputado en el Congreso y al que dio el relevo en Nuevas Generaciones del PP. Gracias a él también conoció y se hizo amigo de Pablo Casado, en la boda de Navarro. Azcón defendió a Casado pero posteriormente se sumó a las voces que pidieron su marcha, tras la crisis abierta en el PP entre Díaz Ayuso y el expresidente popular. Y se alineó con Núñez Feijóo, a pesar de que entre ambos no hay especial sintonía. La persona de confianza en la dirección nacional es Cuca Gamarra, con la que también coincidió en Nuevas Generaciones. Además de Navarro, también se ha apoyado en Octavio López, un fontanero veterano del partido, y Eloy Suárez, también diputado nacional y anterior portavoz popular en el ayuntamiento de Zaragoza. Fue precisamente Eloy Suárez quien le recuperó para la política municipal en 2011 después de haber estado cuatro años en la empresa privada. Concretamente, en una inmobiliaria especializada en promociones de protección oficial. Fueron cuatro años duros para Azcón, que desde joven había soñado con hacer carrera política y que se vio amenazada cuando en 2007 fue apartado del partido por el entonces presidente Domingo Buesa junto a otros amigos inseparables, como Ricardo Mur o Marian Orós, esta última de nuevo reincorporada a la carrera política.
El padre político de Jorge Azcón es, no obstante, José Atarés, alcalde de Zaragoza de 2000 a 2003 y fallecido prematuramente. Con él empezó una carrera que le llevó a ser portavoz municipal en la oposición durante el mandato del socialista Juan Alberto Belloch. Ahí se forjó como un hábil y provocador adversario, tensando al máximo la situación en el debate político y que no huye de la confrontación. Lo hizo en la oposición y también lo ha hecho como alcalde estos cuatro años. Su paso como alcalde ha dejado pocos hitos reseñables en la ciudad, más allá de la recuperación y defensa de los valores religiosos, la renovación de las plazas más céntricas de la ciudad en detrimento de los barrios, un perfil muy cercano a la ciudadanía, y numerosas muestras florales en las vías principales de la ciudad. Ha gobernado con Ciudadanos plácidamente, tanto que tres piezas principales de este partido se pasaron al PP tras las crisis de la formación naranja y van a formar parte del próximo equipo de gobierno de la ciudad. También ha tenido actuaciones controvertidas, como su empeño por sacar adelante La Romareda, sus duelos dialécticos con Javier Lambán y los miembros de ZeC en el consistorio y, en especial, por las continuas acusaciones de trato de favor a su amigo íntimo Juan Forcén, empresario de la ciudad que ha ganado numerosos concursos públicos de forma que ha sido continuamente cuestionada.
Jorge Azcón tiene cierta campechanía pero contundencia como adversario político, trasladando a Aragón un estilo crispado que no suele ser habitual en la política autonómica. Casado y con dos hijos, el padre de Azcón, recientemente fallecido, llegó a jugar en el Real Zaragoza en los años 50, algo que siempre le gusta destacar. Le gusta cocinar y presume de hacer gigantescas paellas para sus amigos.
Los resultados del pasado domingo, en el que el PP ha pasado de 16 escaños a 28 y se ha convertido en la fuerza más votada, le dan varias opciones para gobernar. La mayoría absoluta, fijada en 34 diputados, solo la obtiene con Vox, que aumentó su representación de tres a siete diputados. Pero podría buscar fórmulas que, a priori, le resultan más cómodas a los populares aragoneses, como apoyarse únicamente en pactos puntuales o tratar de sacar adelante sus iniciativas con apoyos de Teruel Existe y el PAR. En ningún caso la izquierda podría poner en peligro sus mayorías, ya que el PSOE, CHA, Podemos e IU suman 28. Los mismos que el PP solo.
En los próximos días, Azcón comenzará a reunirse con los líderes del resto de fuerzas políticas. Será el momento de conocer mejor cuál es la estrategia que emprende este político que, a pesar de su juventud, es ya uno de los líderes más veteranos de la política aragonesa.