Arantza Gracia (Zaragoza, 1978) es la concejala de Educación e Inclusión del Ayuntamiento de Zaragoza (Zaragoza en Común). Entre sus principales competencias está el Servicio de Igualdad (y a él dedica muchos esfuerzos), pero hay muchas más: en la pared de su despacho, un gran cuadrante donde se acumulan los pósits denota una significativa acumulación de tareas: “Soy muy ambiciosa, necesitaría un ejército de personas alrededor para hacer todo lo que quiero”.
Y su próxima aspiración es que salga adelante el, también ambicioso, Plan de Igualdad. De él habla con tremenda ilusión, por lo que contendrá, y por la manera de concebirlo: siempre contando con la participación ciudadana, primero presencial y ahora online. Cree que queda muchísimo por hacer en políticas de igualdad, y que hay que ir paso a paso, “que es como vamos haciendo nosotras las cosas”.
Las sesiones presenciales con entidades y personas para elaborar el Plan de Igualdad ya han finalizado, ¿está contenta con el desarrollo?
Sí, siempre esperas más participación, pero en todos los foros ha habido un número importante de personas. Ya veníamos de otros procesos previos, donde también mucha gente había participado, por lo que muchas de las cosas ya estaban recogidas. Ahora se abre el proceso de participación online, que estará disponible en la web a partir de la próxima semana. Eso nos llevará diciembre y parte de enero y después se elaborará un borrador que se llevará a debate con los grupos, esperamos que a finales de febrero ya esté aprobado.
Aunque todavía no esté redactado, por lo que va viendo, ¿cuáles cree que serán los puntos más importantes?
Me gusta mucho que hayamos incluido el tema de cultura de hombres en igualdad. Que es incluir a los hombres en todo el proceso, porque son agentes principales en la igualdad y en la construcción de nuevas masculinidades. Es una línea novedosa e importante: hacer entender a los hombres qué es lo que implica la igualdad y de qué hablamos cuando hablamos de discriminación por razón de sexo y género.
Aparte de las campañas y de la información, ¿qué políticas deben salir de este Ayuntamiento?
Es importante entender la multidiscriminación: las personas no solo somos discriminadas por una cosa, sino por muchas. Lo que pasaba en el Ayuntamiento es que todo eran compartimentos estanco, Igualdad trabajaba solo mujer; Casa de las Culturas migración. Este plan romperá esos límites entre servicios, de manera que cada uno trabaje sus sectores, pero todos lo hagan de la mano. Nos permitirá abarcar la multidiscriminación por etnia, edad, clase…
De lo hecho hasta ahora, ¿qué destaca?
Por ejemplo, que hemos empezado a trabajar con los colectivos LGTBIQ, hemos colaborado con ellos en la organización el día del orgullo, se ha sacado una declaración institucional. Está siendo muy importante que todos los partidos estemos trabajando casi por unanimidad en que todo salga adelante. Esa imagen de consenso es importante. Y algo que no se ve tanto es que hasta hora el tema de igualdad se trabajaba como un servicio social especializado, y nosotras le hemos dado a las políticas de igualdad la altura de otras políticas como juventud o vivienda.
¿Cuándo llegan al Ayuntamiento hay algo parecido a este Plan de Igualdad que ahora desarrollan?
Había un plan que acabó en 2011. Nada más. Estaba la Casa de la Mujer que, sobre todo, actuaba en violencia de género. Y nosotras aspiramos a abarcar mucho más, entendemos que la atención a la igualdad y a la no discriminación por razón de sexo y género es mucho más amplia que la atención a la víctima de violencia de género. Además, tampoco queremos que se enmarque en la violencia de género, sino que hablamos de violencias machistas. Ampliamos el concepto de violencias, no solamente a lo que marca la ley, que nos parece muy restrictiva.
El 73 % de las empresas aragonesas de más de 250 trabajadores incumple la ley al no tener un plan de igualdad, ¿cómo se cambia esto?
Incumplen la ley, pero como no hay fiscalización, nadie se preocupa, y esto es un tema más de estética que de conciencia… Esos planes de igualdad, además, nos dicen desde los sindicatos que están vacíos de contenido. Lo hacen por cumplir el trámite. Nosotras hemos sacado las cláusulas sociales de género y obligamos a las empresas a presentarnos el plan de igualdad, que ya es un modo de fiscalizar, y a las que no tienen obligación de hacerlo a presentar unas medidas de conciliación.
¿En políticas de igualdad, este país está progresando cómo debe?
Vamos fatal, fatal. Y viendo los nuevos responsables políticos a nivel estatal a mí se me ponen los pelos de punta: antiabortistas, miembros del Opus Dei, eso no augura buenos tiempos.
A veces parece que solo porque hay el mismo número de hombres que de mujeres (en un partido, en un consejo de administración…) ya está todo hecho
No me sirve de nada tener mujeres en puestos políticos importantes, si sus actitudes replican los mismos comportamientos que los hombres. Debemos defender otra manera de hacer política, de visibilizar esos liderazgos. El hecho de que sean mujeres per se no cambia nada.
También hay mujeres machistas
El machismo es cultural y como cultura lo tenemos aprendido, por desgracia.
¿Costará mucho superar todas las rutinas sociales eminentemente machistas?
Sí, además el sistema capitalista se basa y apoya en estas desigualdades de género. Si una empresa tuviese que pagar el cuidado de la persona para que pueda llegar sana, adulta y en perfectas condiciones y formada a la empresa, el capitalismo no se sostendría. Cuando eres pequeño, todo el tiempo que te están cuidando, todo el trabajo de cuidados invisibles que se hace en las casas, todo eso, si lo tuviera que pagar una empresa, no hay dinero, y el Estado no está por la labor de cubrirlo. Lo que pasa es que el sistema necesita que haya alguien que haga todo ese trabajo gratis y, a ser posible, invisible para que no se vea el coste real. Hay que cambiar todo el sistema para arrancar de raíz el machismo.
¿Cómo puede un ayuntamiento, o cualquier institución, fomentar, por ejemplo, el reparto de tareas en el hogar, en el ámbito privado?
Lo primero es que la gente sea consciente: si preguntas por la calle si en su casa se reparten las tareas, probablemente te dirán que por supuesto, pero luego rascas y ves que no es cierto. Hay que hacer visible que esto está pasando. Por nuestra parte, con las cláusulas sociales de género obligamos a las empresas a tener medidas de conciliación para hombres y mujeres.
¿Cree que por fin se está avanzando en el tema de la violencia machista?
Sí, aunque han tenido que morir muchas mujeres para ello. Hay ciertas cosas que ya están mal vistas. Por ejemplo, lo de la entrevista al humorista este (Jorge Cremades), el hecho de que públicamente se haga una reprobación de esas actitudes es un paso adelante importante. No cambiaremos de pronto la mentalidad, pero al menos la gente ya sabe que está mal.
A colación de esa entrevista, decía esta persona que si hacen bromas como las que hace él pero con hombres no pasa nada
Es que se hacen bromas en las que se ridiculiza a las mujeres basándose en la superioridad masculina. Me parece una aberración que alguien haga uso de su posición, por haber nacido hombre, para burlarse de otra persona. Es muy denigrante.
Una pregunta típica y repetida, ¿cómo se acaba con la violencia machista?
Si tuviera la llave maestra… Se acaba erradicando el origen de la desigualdad. Y eso es eliminando las causas que hacen que las mujeres tengan menos acceso al poder que los hombres, y no me refiero al poder político. Cuando acabemos con esas desigualdades, será el momento de poder acabar con la violencia machista. Eso pasa, sí o sí, por un cambio de modelo y por terminar con el capitalismo, porque dentro del capitalismo es entre difícil e imposible acabar con esto.
Se habla siempre de lo importante que es la educación, ¿está cambiando algo de verdad dentro de las aulas?
Yo pienso que no. Y con la última modificación educativa vamos incluso para atrás. Se está dejando fuera todo el tema de educación emocional, educación sexual es tema tabú. Sigue existiendo el desigual reparto de los espacios del recreo, el fútbol jugado por los chicos ocupa el 70 % u 80 % en los espacios públicos del patio; eso construye desigualdad.
¿Perciben en el trabajo de la Casa de la Mujer que se está perdiendo el miedo a denunciar?
Este año hemos tenido más mujeres que han pedido ayuda en el servicio de atención a víctimas. No es una mala noticia, porque son más mujeres que han sido conscientes de que la situación que estaban viviendo era de violencia machista y han tenido el valor de ir a preguntar.
Para que estas mujeres rehagan su vida es clave el aspecto laboral, ¿qué medidas hay que tomar en ese sentido?
Cuando vives una situación de violencia machista necesitas ayuda psicológica primero, después necesitan empoderarse a nivel habitacional y un empoderamiento económico. De nuevo me remito a las cláusulas sociales de igualdad, uno de los objetivos es trabajar en la diferencia en el reparto de los trabajos, un ejemplo claro es el de la limpieza: si paseas dentro del Ayuntamiento quien limpia son mujeres, en la calle son hombres. El trabajo es limpieza, pero las de dentro están peor pagadas que los de fuera. En el Servicio de Igualdad está el Servicio de Orientación donde se trabaja con las mujeres y con las empresas.
¿Las empresas están dispuestas a colaborar y tomárselo en serio?
Si no les cuesta dinero, sí (risas). El concepto de responsabilidad social corporativa para muchas empresas –igual que lo del plan de igualdad- es lavado de imagen. Entonces, si les va a venir bien para su imagen externa lo harán, si no les va a costar dinero, también, si no les sirve para ninguna de estas cosas, no se van a molestar.
¿Se nota que las mujeres que son ayudadas llegan ahora con más ánimo y ganas que antes?
Sí, psicológicamente, el estar en un entorno donde se te respeta y que te permite una independencia económica es una maravilla. Y se nota. En la Casa de la Mujer ha surgido ahora una asociación de mujeres supervivientes de la violencia machista, que se llama “Somos más”, y ellas mismas comentan esa necesidad de sentir que eres independiente. Se está empezando a perder ese estigma de mujer maltratada -como víctima- esta asociación ya habla de mujer superviviente de violencia machista
Tanto en igualdad en general, como en particular con la violencia machista, es clave la colaboración entre instituciones, ¿es buena la relación con el Gobierno de Aragón?
Sí, por suerte, con la gerente del Instituto Aragonés de la Mujer (IAM), Natalia Salvo, hay muy buena relación. Trabajamos de la mano. Estamos colaborando muy bien.