Hace justo dos años que se celebró en Madrid una manifestación que abriría en España un cambio en la política territorial, la Revuelta de la España Vaciada. Más de 100.000 personas de 23 provincias se dieron cita el 31 de marzo de 2019 en la capital para reivindicar atención hacia sus territorios e inversiones.
Un desconocido Tomás Guitarte encabezaba aquella marcha portando la pancarta del movimiento ciudadano Teruel Existe. Ni se imaginaba en aquel momento que meses después sería la llave para la confección del Gobierno que encabezaría Pedro Sánchez y el rostro que daría visibilidad a la España despoblada.
Hoy se cumplen dos años de la Revuelta de la España Vaciada, ¿Qué significó aquella movilización?
Recuerdo que ese 31 de marzo estaba en la cabecera de la manifestación y los periodistas nos preguntaron sobre qué pensábamos que iba a suponer aquel día y les dije que iba a suponer un antes y un después para el todo el problema de la despoblación en España. Y realmente creo que vamos camino de que eso sea así. En dos años, teniendo en cuenta el año de pandemia, hemos conseguido que el problema de los reequilibrios territoriales internos en España sea tratado como un tema esencial dentro de la política española. De momento solo a nivel teórico, pero es un paso sustancial al ser considerado como uno de los principales ejes de actuación, tanto del Gobierno como de la administración en general.
La manifestación puso sobre la mesa un gran reto para el país que hasta entonces parecía invisible.
Consideramos que realmente la sociedad y el mundo de la política ha asumido que este es problema crucial. Hay un amplio consenso al respecto y esto se ve por ejemplo en las mociones que hemos presentado en esta línea. Una de ellas se aprobó en junio de 2020 con una amplísima mayoría y únicamente la abstención de Vox, igual que otra recientemente sobre un mecanismo de garantía rural para que toda la legislación que elabore el Gobierno se evalúe desde una perspectiva territorial.
Entendemos que es una cuestión que, a partir de aquella manifestación, pusimos encima de la mesa y se ha generado un amplísimo consenso al respecto. Es un problema que hay que solucionar ya, no se puede demorar. Realmente lo que ahora pedimos es que se pase a la acción, aplicando medidas, haciendo las inversiones que sean necesarias y priorizar las políticas en esta línea.
Hace dos años, días antes de la manifestación, este tema no era crucial ni candente, y hoy en día sí lo es. Creemos que estamos en condiciones de empezar a solucionar el problema porque hemos conseguido que haya un gran consenso social entre los españoles.
¿Qué ha cambiado en España desde el 31 de marzo de 2019?
De momento se está trabajando a nivel de intenciones. Por ejemplo, se ha plasmado en el Plan de Reconstrucción que el Gobierno ha llamado España Puede, en el que una de las líneas directrices es la cohesión social y territorial. Eso está ahí porque nosotros hemos colocado estas reivindicaciones sobre la mesa. Se está fijando el camino, pero ahora hay que actuar. Entendemos que la acción del Gobierno ha estado supeditada por la pandemia, pero en los próximos años es cuando se va a demostrar si esta asunción teórica del problema está realmente asumida o no.
Una de las cuestiones que nos preocupa de los planes del Gobierno es que están muy de acuerdo en aquellos ámbitos que no afectan a los Ministerios más importantes, como podrían ser Transportes o Industria, pero nosotros lo que reclamamos precisamente es que este problema que es estructural del Estado necesita una colaboración entre todos.
El presidente asumió que se quería avanzar hacia unas infraestructuras malladas en el conjunto del territorio, cambiando el concepto espacial de una España radial con epicentro en Madrid hacia una estructura que diese alternativas reales a todos los territorios. Pero ese camino no se acaba de asumir realmente por el Ministerio de Transportes y observamos que todavía hay inercias que cuesta asumir en la ejecución real.
Igualmente, el Ministerio de Industria tiene la oportunidad de reubicar nuevas industrias en territorios de la España Vaciada, que sería un mecanismo eficaz. Sin embargo, estamos viendo que las grandes inversiones siguen yendo a los mismos polos que se han desarrollado en las últimas cuarenta décadas.
Creemos que eso puede cambiar, pero realmente tenemos que ver si el problema se ha asumido más allá de una cuestión teórica y ese es el reto de los próximos años. Deberíamos ver cómo una gran industria se ubica en la España despoblada y cómo se potencia el ferrocarril. Ahí es donde realmente se puede ver si la asunción del problema va más allá de lo teórico.
Usted comentaba entonces que aquella manifestación era una enmienda a la totalidad a la política española por la diferenciación que había hecho entre una España desarrollada y otra olvidada, ¿está empezando a cambiar esa visión?
Desde la transición democrática se podía haber corregido el modelo de desarrollo que había instaurado el Franquismo, basado en la polarización y en el fomento de infraestructuras e inversión en determinadas ciudades, en detrimento de otras. Sin embargo, la democracia no fue capaz de corregir ese modelo y de impulsar otro más equitativo con los territorios.
Hoy podemos decir que el conjunto de la política española ha acogido que hubo un error de planteamiento, por lo que pedimos es que se camine en el sentido de revertir esa situación para intentar corregirla. Es mucho más eficaz un país que tenga multitud de polos de actividad económica, que no se concentre en cuatro o cinco sitios. Es mucho más eficaz poner a trabajar a todo el territorio, que no abandonar el 70% del mismo.
¿Cómo se organizó la Revuelta de la España Vaciada? ¿Quiénes estaban detrás de la organización?
Inicialmente fue una propuesta que hicimos de forma conjunta entre Teruel Existe y Soria ¡Ya!, éramos las plataformas que teníamos una relación histórica porque habíamos organizado otra manifestación en Madrid una década antes. Así que decidimos volver a impulsar una movilización, pero incluyendo a todos los territorios que entendíamos que tenían unas condiciones similares a las nuestras en cuanto a olvido institucional o falta de atención por las administraciones.
La calificamos como Revuelta de la España Vaciada, precisamente para evidenciar que el territorio se estaba quedando despoblado y abandonado, pero que no era su situación natural. No es que es estuviese vacío porque siempre había estado así, sino porque se nos había vaciado de recursos naturales, de recursos económicos y, sobre todo, de nuestra gente, a quienes se les obligó a emigrar para poder formarse y trabajar. Unos territorios se pusieron al servicio de otros y eso es lo que queríamos denunciar. Al final la manifestación fue respaldada por casi un centenar de plataformas, que han mantenido el vínculo. La pretensión de colaborar y solucionar el problema ha continuado. Aquello fue el principio del cambio.
Poco después Teruel Existe decidió presentarse a las elecciones, ¿Cómo se fraguó aquel momento?
Después de la manifestación acordamos elaborar un documento que mas o menos contemplaba las aspiraciones y motivación de la Revuelta de la España Vaciada. Planteamos varias soluciones, pero había un problema evidente y era que la clase política no estaba respondiendo ante la gravedad de la situación. Pensamos en dar una oportunidad a una legislatura para ver si realmente se asumía el problema, pero tras las elecciones de abril, cuando vimos que la legislatura se frustra porque son incapaces de llegar a un acuerdo, el hastío es tal que desde Teruel Existe interpretamos que esa era nuestra oportunidad.
Antes de tomar esta decisión nos habíamos reunido con ministros, con casi todos los presidentes del Gobierno e incluso con líderes europeos. Todos ponían en valor nuestro trabajo, pero al final nos daban unas palmaditas en la espalda y ninguno hacía nada. Lo último que nos quedaba por hacer era intentar presentarnos a unas elecciones para estar donde se toman las decisiones. Fue una acción más del movimiento ciudadano, con una trascendencia mayor.
Nos presentamos como agrupación de electores, por lo que se nos obligaba a contar con el apoyo de al menos el 1% del censo electoral, pero conseguimos que cerca del 7% de los turolenses nos diera su firma, por lo quedó claro que había una voluntad mayoritaria para presentarnos a las elecciones.
La candidatura de Teruel Existe y su entrada en el Congreso causó algunos recelos entre otros movimientos ciudadanos, ¿cree que hicieron lo correcto?
Creo que fue acertada la decisión porque nos hemos dado cuenta de que realmente no había ninguna intención en la administración de abordar este problema. Lo vimos en cuanto empezamos a recorrer los ministerios e intentar hablar con los responsables. Ha sido nuestra presencia y nuestra actividad en el Congreso y en el Senado la que ha ido modulando e introduciendo este tema en la agenda.
Desde el análisis político, lo que sucede en Teruel tiene mucha trascendencia, porque es la ciudadanía normal y corriente la que decide presentarse a las elecciones. Lo hace con un mecanismo que no le favorece frente a los partidos políticos, sin ayudas y en inferioridad de condiciones. Y aún así, acaba siendo la candidatura más votada en la provincia. Esto evidenció un estado de disconformidad en la sociedad turolense con lo que estaba pasando. Era el grito de auxilio de una provincia que veía peligrar la supervivencia de su territorio, y que se ha visto que era un sentimiento extendido en el resto de la España Vaciada. Fue una decisión que creemos que ha sido muy acertada porque hemos puesto el problema encima de la mesa.
Era el grito de auxilio de una provincia que veía peligrar la supervivencia de su territorio, y que se ha visto que era un sentimiento extendido en el resto de la España Vaciada.
Si ahora mismo se planteara una repetición electoral en España, ¿volverían a presentarse a las elecciones?
Si se da esa circunstancia lo tendríamos que evaluar, habría que valorarlo como hicimos en aquel momento. Lo que está claro es que nosotros tenemos que ver que hay voluntad real, con presupuesto, acciones e inversiones, de resolver este problema. Mientras tanto, seguirá siendo necesaria nuestra presencia, porque es la que condiciona que haya planes y hechos reales. Sabemos que la solución del problema no es inmediata, ni es cosa de un año o de dos, pero sí se puede ver si se emprenden acciones legislativas y con inversión real.
¿Y se están emprendiendo?
De momento, detectamos que en algunas cuestiones hay voluntad real, como con el esfuerzo que se va a hacer en telecomunicaciones. Entendemos que se ha de dotar de telecomunicaciones a todo el territorio español, no solo a toda la población, sino a todo el territorio. En caso contrario, la carencia de esta tecnología volverá a reforzar los mismos polos.
Vemos que en algunos aspectos se quiere caminar, pero queremos verlo realmente. Es un reto muy importante, el principal problema político que tiene el país. Esto no ha pasado en países desarrollados en países como Alemania y afecta al conjunto del país y a nuestra capacidad competitiva. Nosotros nos hemos equivocado y ha habido una polarización excesiva dentro de España.
Teruel Existe dispone de un amplio engranaje de personas que trabajan por la provincia, además de dos senadores, pero usted ha sido la cara visible durante los últimos meses. Personalmente, ¿le ha pasado factura?
Estas cosas siempre pasan factura. Desde hace veinte años le he dedicado todo el tiempo que he podido, con muchas reuniones y con mucho trabajo en la elaboración de documentos, pero ahora la dedicación es completa. La situación real es que cuando das este paso tienes que emplear toda tu jornada y es un coste personal. Un coste personal asumido por una concienciación que compartimos todos los compañeros del movimiento, porque si dejábamos pasar más años este problema iba a ser irremediable.
Como parte de un convencimiento personal, sabía que iba a tener algunos costes, pero los he asumido porque sabía que tenía que ser así. Al final he hecho lo que creía que tenía que hacer para que nuestros hijos y nuestros nietos no puedan decir que podíamos haberlo intentado y no lo hicimos.
Decidimos dar ese paso porque entendíamos que Teruel y la sociedad turolense requería que lo hiciéramos y que turolenses tomásemos el mando de nuestro futuro. Al ser una decisión meditada, he asumido un poco los condicionantes sobre mi vida personal que han venido después.