El deslizamiento por pendiente es uno de los principales problemas en la montaña oscense en época invernal, según ha informado el teniente jefe del GREIM de la Guardia Civil de Jaca, Baín Gutiérrez, quien ha diferenciado entre el escenario que una persona puede encontrar en la misma montaña en invierno y en verano.
En primavera hay aguaceros, crecidas en barrancos o en caudales de agua, mientras que en la época estival, el número de rescates es mucho mayor, pero en época invernal “hay que cambiar el chip, las horas de luz son menores, porque amanece más tarde y anochece antes y esto obliga a adecuar la actividad que vayamos a realizar en la montaña”, ha precisado Gutiérrez.
Asimismo, ha comentado que los rescates que se realizan en la montaña durante el invierno “son más complicados técnica, física y psicológicamente” y allí “entra en juego la luz, el helicóptero no puede operar tantas horas con seguridad, hay nieblas y a veces el helicóptero no puede volar”.
Ha añadido que los montañeros que practican actividades en invierno son más experimentados y las actividades que realizan son más complicadas.
“Normalmente, ha apuntado el teniente jefe del GREIM de la Guardia Civil de Jaca, los montañeros que realizan actividades invernales están más preparados, porque la nieve hace que muchas personas se lo piensen antes de adentrarse en la montaña, son montañeros más experimentados y generalmente las actividades que realizan son más complicadas”.
Guitérrez ha señalado que “un gran problema que sufrimos en el Pirineo, mucho más que aludes, son los deslizamientos por pendientes” y es que “en cualquier parte del Pirineo, cuando ha habido una innivación y después ha hecho mucho frío, se forma una capa a de nieve muy dura” y “esto hace que si no sabemos transitar muy bien técnicamente con el piolet y los crampones suframos un resbalón y se convierte en un tobogán y te vas encontrando con rocas, piedras y cortados y puede ser fatal”.
Precaución
Por otro lado, el teniente ha hecho hincapié en tener mucha precaución en las zonas con fuerte innivación, ya que en caso de ser sepultado por un alud, los quince primeros minutos son vitales.
Por ello, en la mochila no debe faltar un detector de víctimas de avalanchas, una pala y una sonda. Los Grupos de Rescate e Intervención en Montaña de la Guardia Civil han efectuado, en lo que ha transcurrido de 2024, 600 intervenciones en la provincia de Huesca, donde han fallecido 26 personas.
La última víctima es un guía de aguas bravas que perdió la vida este martes, 17 de diciembre, cuando practicaba salto base en Peña Telera, en el término municipal de Biescas.