Las primeras zanahorias amarillas y moradas autóctonas en los campos de Mas de las Matas ya se están recogiendo. Se trata de un proyecto de valorización de una variedad “única y olvidada” impulsado por la Oficina de Asesoramiento Agroalimentario que desarrolló la concentración parcelaria en este municipio y los vecinos Aguaviva y La Ginebrosa, con el apoyo del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA).
Gracias al trabajo con el Banco de Germoplasma del CITA y a la colaboración de algunos agricultores del lugar, esta semana se han presentado los primeros frutos de la iniciativa, que quiere dar la importancia debida a un producto que puede ser “diferenciador” en las producciones agrarias de estas localidades y, apuntan sus impulsores, detonante de un posible desarrollo económico en el que tendría un papel decisivo la cooperativa masina de San Antonio.
Así, el proyecto desarrollado por la Oficina de Asesoramiento Agroalimentario, con el apoyo del Ayuntamiento de Mas de las Matas, destaca que estas variedades de zanahoria podrían ser la clave para revitalizar la actividad agrícola en zonas con numerosas parcelas sin trabajar, reconstruyendo no solo los campos agrícolas, sino también las conexiones perdidas con la tradición y la identidad cultural.
Aunque en Mas de las Matas el cultivo de esta hortaliza ha estado siempre limitado al autoconsumo, el proyecto ha puesto su mirada en los mercados. Para conseguirlo busca el concurso de socios que apuesten por el impulso y la posterior comercialización, aunque en la estrategia diseñada también es importante la celebración de programas de capacitación para agricultores locales, así como contar con incentivos económicos y apoyo de la Administración o campañas de promoción que fomenten el interés del consumidor.
La zanahoria amarilla y morada es una hortaliza autóctona de sabor suave y nutrientes esenciales, que brinda un atractivo visual y ofrece beneficios para la salud, combina a la perfección con muchos alimentos y elaboraciones, por lo que podría ser la base de nuevas experiencias culinarias. Y es que la desaparición de esta hortaliza ha marcado una pérdida no solo en términos agrícolas, sino también en la rica herencia culinaria de la comunidad.