¿Cuál es el argumento de la obra que está presentando titulada `Profanación´?
‘Profanación’ parte de un suceso real: el encuentro de un alijo de armas perteneciente a la banda terrorista ETA en un paraje recóndito del Pirineo oscense. Es el pretexto por el cual el valle del río Guarga, hasta entonces un lugar tranquilo y casi paradisíaco, se ve azotado por fuerzas extrañas que, a la par que rompen su condición idílica, alteran la convivencia de sus habitantes, sean autóctonos o foráneos, sacando a la luz los temores de todos ellos al tiempo que también pone el foco en sus formas de convivencia y de entender la vida. En realidad, el hallazgo del alijo posibilita un paseo por las muchas facetas de la condición humana y sus diferentes maneras de mostrarse. Pues cada personaje hace sus aportaciones en ese descenso a la condición del ser humano mientras se mueve por su laboreo cotidiano, por el territorio del amor o luchando contra sus miedos y ejerciendo sus resoluciones ante el acoso del policía que investiga las circunstancias del alijo de armas.
¿Cómo nace la idea de escribir este libro?
Nací en un valle pirenaico, en una zona rural, y mi vida se ha desarrollado en el medio urbano. Ahí reside la raíz, en esa doble manifestación de distintas formas de vivir o de dos mundos aparentemente diferentes que siempre me ha interesado indagar personal y literariamente. El valle del río Guarga es una zona muy despoblada que, en apenas un siglo ha pasado de albergar cerca de dos mil personas a menos del centenar en la actualidad, y una zona en la que se han refugiado algunas gentes que huyen de la ciudad, por lo general cansadas de ella, aunque también por pasión hacia lo natural, entre otras varias posibilidades. La convivencia de habitantes originarios con foráneos se me apareció como una circunstancia muy abierta que no sólo permitía indagar ese posible choque rural/urbano, sus diferencias, sino a la vez explorar como se lleva a cabo la fusión, las semejanzas y las complementaciones. Ahí reside el inicio de la novela.
La obra habla de la pertenencia del ser humano a “algún lugar”. ¿Ese lugar está en la tierra o en el alma?
Todos nacemos en algún sitio y tendemos a sentir una especie de conexión con él. No obstante, como dice el refrán, uno es sobre todo de donde “pace”, una circunstancia a tener muy en cuenta. Creo que el paisaje originario de cada persona marca. Al menos es mi caso. El paisaje y sus ramificaciones (las montañas, el río, los árboles…) por más que tiendan a borrase, suelen llevarse con uno en el recuerdo, en especial cuando se ha interiorizado. Y se interioriza cuando se ama. Amar es distinto de sentir nostalgia, porque la nostalgia no lleva a ninguna parte y el amor sí. El amor hace obrar, la nostalgia es paralizante. Por eso, ese lugar sobre el que pregunta, aunque se origine en la tierra, acaba habitando el alma y desde allí empuja. Empuja para comprenderlo. Soy de los que escriben para comprenderse y para comprender el entorno que me rodea. Escribir, pues, como método de indagación y de reflexión.
¿Qué cree que aportará al lector durante el diálogo que se establezca entre libro y lector?
Quizá en una primera impresión 'Profanación' puede aportar algo de conocimiento a un territorio escasamente conocido y, sobre todo, dejado de la mano por la administración. Que ayudase a dotarlo de mejores infraestructuras sería genial, pero no creo que llegue a poseer tal dimensión. Lo que sí puede aportar, creo, va en la dimensión humana, tanto en lo individual como en lo colectivo porque he querido explorar en los entresijos de la vida rural, en su dureza y su armonía natural, en las circunstancias de la despoblación, en la enorme riqueza etnográfica e histórica que atesora el valle del río Guarga, en su naturaleza en permanente lucha con el hombre. Al menos, eso es lo que pretendía.
La obra se ambienta en el valle de Guarga. ¿Qué lugar ocupan hoy los valles en la vida de las gentes que no pertenecen a ellos?
Salvo en muy contadas ocasiones y personas, los valles de montaña no ocupan otra dimensión que no sea la de un simple deleite vacacional o de fin de semana, lo cual, en parte no debe desdeñarse porque revierte en ellos, pero nunca se piensa en quienes aún los mantienen con vida y, menos aún, en quienes se vieron obligados a abandonarlos. Detrás de esa despoblación actual, además de la necesidad de evitar la pobreza suma, hay también fuerzas destructivas que, en ocasiones, se esconden bajo el lema del “bien común”. Son aspectos que fluyen subterráneos por 'Profanación'.
¿Qué significa para usted ser escritor?
Lo he apuntado antes. Escribir es preguntarse para obtener respuestas sobre lo que se desconoce o no se conoce del todo, sobre lo que muerde en la mente. Para mí, escribir es escrutar a la vez que disfruto con algo que me interesa. Escribir, pues, como método de indagación y de reflexión. Y busco escribir además sin pensar en que lo primero a conseguir tiene que ser el agrado del lector, aunque jamás critico a quien lo practica. Es decir, contar sucesos, circunstancias, comportamientos. Cosas que, a ser posible, despierten en el lector una atención inteligente. Me explico: a mí me gusta considerar al lector como un agente activo, que participa en la historia que está leyendo, por eso evito descripciones y otras formas que conlleven en demasía la pasividad, el simple entretenimiento que camina vacío de enjundia.
¿Qué le queda por alcanzar a Ramón Acín como profesional? ¿Y cómo persona?
No sé bien lo que he alcanzado, de verdad. Y no echo balones fuera. Creo que como profesor habré cumplido. Como persona he procurado siempre atenerme a la ética. Pero uno siempre es muy parcial a la hora de juzgarse. Sobre todo, ante los demás. Todos escondemos lo que no nos interesa que se sepa. Por otra parte, si uno alcanza consideración en la vida, aparte del esfuerzo que es algo que sí puede aquilatar, esa consideración depende de la mirada de los demás. Como seres sociales que somos, en realidad siempre somos lo que otros piensan de uno.
¿Reescribiría parte o alguna de sus obras?
Una vez que entrego el manuscrito a la editorial, no suelo volver sobre él. Ni siquiera lo hojeo. Seguro que si lo leyese me tiraría de los pelos. El paso del tiempo, al igual que el paso de los años, acumula el poso de una certeza más real, menos eufórica. Y eufórico suele estar un autor cuando termina y entrega el texto para su publicación. Leer conllevaría romper ese hechizo que es mejor mantener impoluto para seguir dándole a la tecla.
¿Cómo se sabe cuándo un texto está listo para salir al mundo?
Cuando mis personajes dejan de respirar y se empeñan en no contar más cosas. Sí, ya sé que es una frase que supone una huida, que no responde, pero queda mejor que decir que cuando a uno se le agota el magín o cuando está hasta las narices de la historia y los personajes.
Escuché en un programa de radio a un pintor decir que la interpretación de un cuadro nunca está cerrado porque, de estarlo, dejaría de interpelar a quien lo observa de nuevas. ¿Pasa algo así con los libros?
Nunca un libro, por más que aparente poseer un cierre total, está cerrado del todo. Todo libro necesita de un lector para que exista de verdad. El destino y el fin de todo libro es su lectura. Sin lectura está muerto. Y, en esa lectura, además de las pautas utilizadas por el escritor, están también las pautas propias del lector. Literatura viene de litera, carta, y como carta que es necesita que el lector ponga también de su parte. Luego, nunca la interpretación siempre aletea, porque siempre hay añadidos por parte de los lectores que el escritor tal vez ni siquiera pensó.
¿Qué está leyendo ahora?
Aunque también atiendo a las novedades, más que leer ahora, estoy releyendo. En concreto, ahora estoy a vueltas con los cuentos de un magnífico escritor peruano: Julio Ramón Ribeiro, en la edición que publicó Seix Barral. Hablando de nuevo de interpretación. Releer es muy sano y reconfortante, además de ofrecer nuevas perspectivas que, en una anterior lectura, ni siquiera había entrevisto.
Recomiende a los lectores una canción que podría sonar en su libro 'Profanación'.
No soy de los escritores que escucha música cuando escriben. Mi canción recomendad sería el silencio. El silencio en la intimidad, el silencio que permite oír los sonidos de las palabras e imbuirnos de los contenidos que portan.