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Las secuelas “invisibles” de los ictus: un tercio de quienes sobreviven padecen alteraciones comunicativas

Los neurólogos J. Marta y E. Muñoz, con el presidente de AIDA, M. Lierta, y la logopeda de la asociación. M. Mañeru

ElDiarioAragón

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En Aragón, cada año se producen más de 3.000 casos de ictus, siendo esta la primera causa de muerte en mujeres y la tercera en hombres dentro de la comunidad. Más de 6.000 aragoneses padecen actualmente las secuelas de esta enfermedad que limita su vida, provocando en muchos casos alteraciones en la deglución y la comunicación.

Cada año, en la comunidad autónoma se hospitalizan 2.000 ictus isquémicos y 500 ictus hemorrágicos. Esto se traduce en que cada día se producen en Aragón entre ocho y diez casos de ictus, en dos de los casos fallecen y en tres sufren secuelas graves. Además, esta enfermedad representa un 3% del gasto sanitario.

Javier Marta, Jefe de Neurología Vascular en el Hospital Migue Servet de Zaragoza, ha destacado la importancia de las unidades y áreas de ictus que hay en los hospitales aragonesas ya que la vigilancia y cuidados que se ofrecen en ellas ha permitido reducir en un 30% la mortalidad. Además, hay tratamientos más especializados como la medicación intravenosa (233 casos en 2024) o la trombectomía por cateterismo (208 casos el año pasado) que, gracias al programa Código Ictus, son accesibles a todo Aragón aunque se concentren en la unidad de Neurología Vascular del Servet. 

Alteraciones de deglución y comunicación, secuelas “invisibles”

A nivel nacional, aproximadamente el 30-50% de los supervivientes de un ictus presentan disfagia (dificultad para transformar, manejar y tragar los alimentos líquidos y/o sólidos de forma segura y eficaz) y al menos un tercio (33-55%) sufren secuelas comunicativas como la afasia (trastorno del lenguaje adquirido que provoca dificultad para hablar o entender el lenguaje). Por ello, el tratamiento logopédico adecuado resulta crucial para mejorar las complicaciones que enfrentan los pacientes.

Los expertos destacan la realidad del ictus y cómo es vivir y convivir con alteraciones de deglución y comunicación, secuelas que normalmente son “invisibles”. La logopeda de AIDA Marta Mañeru ha destacado que: “Como consecuencia del daño cerebral adquirido, la forma de comunicarse, de comprender y expresarse a través del lenguaje puede verse afectada, por lo que la interacción con los demás se va a ver alterada, haciendo que la persona se vaya aislando porque no puede comunicarse”.

La afasia, trastorno del lenguaje adquirido tras un daño cerebral, puede conllevar dificultades a nivel de comprensión y producción oral, de lectura y escritura. Además, estas personas experimentan anomia en mayor o menor grado. Es decir, la dificultad para acceder y producir la palabra, algo que afecta a los distintos procesos cognitivos y dificulta la comunicación de manera leve o severa. “El trabajo del logopeda es esencial para que estas personas puedan recuperar al máximo sus habilidades comunicativas. Detrás de cada caso de afasia hay una persona con una vida previa que no debemos olvidar, y nuestra labor va más allá de tratar un trastorno del lenguaje. Trabajamos con personas, no solo con síntomas”, ha añadido Mañeru.

Control a la hipertensión y veto al tabaco

“Además de las secuelas físicas de los ictus, hay unas secuelas cognitivas o psicológicas que nos merman de una forma importante y nos pueden llevar a una pérdida de autonomía y una demencia”, ha incidido el neurólogo Javier Marta. “De hecho, los problemas vasculares del cerebro y el Alzheimer son las dos causas fundamentales de demencia y se potencian una a la otra”. “El 80% de los ictus se podrían evitar con un buen control de los factores de riesgo, en especial de la hipertensión arterial y el tabaco”, ha apuntado el doctor Marta, que insiste en la idea de que “solo tenemos un cerebro para toda la vida y hay que cuidarlo en todas las etapas”. En este sentido, advierte de que en las edades medias de la vida, entre 45 y 55 años, la incidencia del ictus está bajando menos que en edades más avanzadas, entre los 75 y los 85 años, especialmente en hombres.

En esta misma línea, Elena Muñoz, presidenta de SARAN, ha recalcado la importancia de reconocer precozmente los síntomas de alarma (desviación facial, debilidad de un brazo, una pierna, o ambas, alteración del lenguaje y la pérdida de la vista en un ojo o ambos). Cuando aparecen, “lo mejor es activar un Código ictus a través del 061, pero si esto no es posible hay que acudir al médico de Atención Primaria, a Urgencias del hospital... pero sobre todo consultar”, ha insistido la neuróloga. “Toda demora en la atención va en contra de una buena evolución, cuando antes consultamos, antes se nos podrá tratar y más tejido cerebral podremos recuperar”.

“En Aragón se dispone de una organización bien engranada, Código ictus, y preparada para que, en cuanto la persona afectada consulte, independientemente de dónde lo haga (061, un servicio de urgencias, médico de cabecera), se active el Código ictus. De este modo, se acortan los tiempos de atención y se mantiene la equidad en el acceso para todos los aragoneses”, ha subrayado Muñoz.

Visibilizar y concienciar

Con el objetivo de hacer visibles las dificultades de la deglución y comunicación que pueden presentar las personas que han sufrido un ictus, así como concienciar a la población sobre la necesidad de actuar rápido ante los síntomas del ictus y la importancia de su prevención, los servicios de Neurología de los Hospitales Clínico y Miguel Servet de Zaragoza, la Asociación Ictus de Aragón (AIDA) y la Sociedad Aragonesa de Neurología (SARAN) organizan diversos actos con motivo de la proximidad del Día Mundial del Ictus (29 de octubre).

El próximo jueves 31 de octubre, organizado por AIDA, tendrá lugar el acto médico central del Día del Ictus 2024. Será a las 17:30 en el Patio de la Infanta Fundación Ibercaja, y en él se llevarán a cabo diversas charlas impartidas por distintos profesionales: el doctor Javier Marta, inaugurará el acto para hablar sobre el ictus hoy en día; Oscar Fabre, neurólogo del Hospital Clínico, ahondará en los avances en la investigación del Ictus y su abordaje; Marta Mañeru, logopeda de AIDA, dará las claves para conocer la anomia; Jorge Bardina Torres, logopeda de AIDA, hablará sobre la disfagia; Juana María Blanco, usuaria de AIDA, compartirá su experiencia personal con la rehabilitación; y Sara Rodríguez, lingüista, abordará las dificultades de acceso al léxico y estrategias compensatorias en pacientes afásicos. Elena Muñoz, presidenta de SARAN, será la encargada de clausurar el encuentro. El acto concluirá con la entrega del galardón ‘Cerebro de Oro’ a Ana Coarasa, médica rehabilitadora del Hospital San Juan de Dios y a Alfredo Blasco, médico rehabilitador del Hospital de la Defensa y de AIDA. 

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