“Hoy damos un paso más para consolidar a Aragón como una región proclive a la atracción de actividad empresarial generadora de riqueza y puestos de trabajo”. Así ha comenzado Octavio López su intervención previa al derribo de lo que fue la residencia de alumnas de la Universidad Laboral, el último edificio de gran envergadura que queda en pie de este centro educativo en el que se formaron miles de aragoneses entre 1967 y 1997.
Para el consejero de Fomento, Vivienda, Movilidad y Logística del Gobierno de Aragón, el derribo supone un hito más en el aprovechamiento de un espacio que había caído en desuso y al que se prepara desde hace meses para su conversión en un emplazamiento que acoja de manera inmediata proyectos de especial relevancia.En septiembre de 2022 se aprobaron inicialmente los documentos técnicos y jurídicos relativos a la ordenación urbanística, la reparcelación, la urbanización y los informes ambientales, así como los proyectos de derribo y de edificación, cuyo visto bueno definitivo se produjo el 14 de marzo de 2023.
Diez meses de tramitación para impulsar el Plan de Interés General de Aragón Malpica-Santa Isabel-Universidad Laboral, tras los cuales comenzaron las obras de derribo de los edificios para su transformación en un centro inmobiliario logístico, a cargo de la promotora Montepino, sobre una parcela de 372.790 metros cuadrados, edificando más de 213.000 metros de naves, previa demolición de algo más de 100.000 metros cuadrados de edificaciones e instalaciones obsoletas e irrecuperables.El objetivo es la construcción de un centro logístico de cinco naves con una inversión aproximada de 300 millones de euros que, cuando esté a pleno rendimiento, generará un empleo directo de entre 1.500 y 2.000 puestos de trabajo.
Una actuación que generará unos ingresos al Gobierno de Aragón de casi 24 millones de euros, a razón de 87 €/m2, precio que casi triplica el consolidado en otras enajenaciones de suelos para usos productivos en el entorno de Zaragoza capital.“Hoy es un día importante para Aragón y para Zaragoza, un día para mirar al pasado y reconocer la función social que la Universidad Laboral Virgen del Pilar cumplió a lo largo de sus 30 años de vida, formando a miles de ciudadanos en sus instalaciones”, ha declarado Octavio López, quien ha calificado de hito el derribo del edificio. “Pero sobre todo, es un día para mirar al futuro, un futuro próspero y prometedor que tiene reservado a Aragón un lugar preminente en el liderazgo de sectores que van a ser decisivos en las próximas décadas. Se actúa sobre una superficie superior a 230.000 metros en la que se han derruido más de 100.000 metros cuadrados de edificios, datos elocuentes de la inversión, de la actividad y de la apuesta del Gobierno de Aragón en este lugar”, ha concluido López.
La demolición de la residencia de alumnas de la antigua Universidad Laboral, el último gran edificio que queda en pie, conllevará unas seis semanas de intenso trabajo, durante las que las máquinas habrán de tirar abajo 70.000 metros cúbicos de material. A esas seis semanas habrá que sumar otras tantas más para labores de clasificación de residuos, de cara a su futuro aprovechamiento o traslado a un centro de gestión autorizado.
“El objetivo fundamental es adecuar la esplanada para que reúna unas condiciones idóneas para las futuras edificaciones”, ha señalado Jaime Molina, el director del proyecto de ejecución, quien ha dividido la obra en tres fases: la primera de desalojo del material documental y de archivo que el Gobierno de Aragón guardaba en esas instalaciones, una segunda consistente en la demolición de todos los edificios de la antigua Universidad Laboral acorde con el respeto al medio ambiente y la sostenibilidad, reaprovechando la mayor parte del material. El edificio que hoy ha comenzado a demolerse posee 98 metros de largo, 18 de ancho y 40 metros de alto. En su estructura contiene 1.100 toneladas de acero, 2.000 metros cúbicos de hormigón, 5.000 metros cúbicos de albañilería y una cubierta de fibrocemento de 350 metros cuadrados. Para tirarlo abajo se está empleando una retroexcavadora de 120 toneladas traída de ex profeso para acometer el desmontaje de la residencia.