Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
Feijóo confía en que los jueces tumben a Sánchez tras asumir "los números"
Una visión errónea de la situación económica lleva a un freno del consumo
OPINIÓN | La jeta y chulería de Ábalos la paga la izquierda, por Antonio Maestre

Cerveza artesana como sustento económico y freno a la despoblación en el Pirineo de Huesca

Cervezas artesanales del Pirineo Aragonés.

Pablo Alvira Fuertes

24 de septiembre de 2020 22:44 h

0

Las cervezas artesanas del Pirineo oscense están en auge. Cada día son más demandadas y muchas de estas empresas sirven como sustento económico de algunos pueblos de la montaña. Lo que durante muchos años fue la ganadería o el turismo, da paso a esta variedad de calidad y puramente artesana. La cerveza Borda y la Tensina ayudan a generar arraigo y previniendo la despoblación y elaboran un producto exclusivo con agua de alta montaña.

La Sociedad Cooperativa Bebidas y Maridajes de Aineto elabora la cerveza Borda en este pequeño núcleo del valle de la Guarguera de Huesca, uno de los más afectados por la despoblación. Felipe Esteban llegó aquí hace 30 años, con el convencimiento no solo de repoblarla sino de poder trabajar desde ahí. Este proyecto surgió de otra crisis, la de 2008, y de un hobbie entre amigos. Hoy en día, sus cervezas cuentan con varios premios en concursos internacionales y las distribuyen por toda la comunidad de Aragón.

“Cuando planteé hacer la cervecería me dijeron que era más rentable hacerla en Sabiñánigo (a 50 kilómetros), no tenía dudas de que más barato iba a ser. Pero hice lo contrario, descentralizar en vez de centralizar. Hemos ido a contracorriente para hacerlo de otra manera, pero hemos dado un poco más de vida al valle”, explica Estebán. Ahora, con la pandemia del coronavirus, las ventas han bajado muchísimo: “Viene a ser un producto casi de lujo, lo compra la gente que se lo permite, para eso tienes la cerveza industrial en el supermercado a 20 céntimos”.

Felipe Estebán se reinventó en su día, de animador infantil a cervecero en su propio bar, que inauguraron en febrero en Jaca. Este establecimiento sirve como otra fuente de dinero en unos meses complicados, “aunque la COVID nos ha pillado a mitad faena y nos ha descolocado un poco”. Menchu Ríos es su socia y responsable de la comercialización, asegura que “las ventas no han sido tan altas como para sustituir los meses del confinamiento. Aumentó la venta online pero no suplió nada, nos acogimos a las ayudas del gobierno”.

Única, ecológica y sin gluten

Todo este trabajo se tuvo que adaptar a las normas que se rigen en Aineto. La principal característica es que las decisiones que afectan al pueblo se toman en una asamblea entre sus habitantes. Todos los cultivos han de ser ecológicos y las casas no son propiedad privada, sino del gobierno de Aragón, quien las cedió. No se pueden construir edificios nuevos, por lo que se deben aprovechar recursos existentes. Así se rehabilitó esta borda de 1852 para dar nacimiento a la cervecería, intentando también “generar empleo y arraigo con el pueblo”. Actualmente viven 40 personas y tienen el colegio público abierto.

La malta y el lúpulo que compran son ecológicos y realizan el macerado con ingredientes de proximidad. El proceso es igual que el habitual pero es la calidad del producto lo que le hace especial, ya que no ha tenido intervención de abonos ni insecticidas que no sean naturales. De hecho, “somos los únicos que fabricamos una cerveza sin gluten en el Pirineo aragonés. Utilizamos energías renovables, con placas solares, y un mecanismo para derrochar la menos cantidad de agua posible”. En su ‘stock’ poseen ocho tipos diferentes de cerveza, entre las que destaca la de trigo duro con medalla de plata en el CICA, y dos en barril, ahumada y ligera. 

Tensina y su homenaje al Pirineo

A 78 kilómetros, en Tramacastilla de Tena, se fabrica la cerveza artesana Tensina. Daniel Chiorean y Laura Gracia pusieron en marcha su proyecto en 2016, para el que ya llevaban varios años preparándose. “Estuvimos dos años formándonos en el mundo de la cerveza. Hemos tenido una muy buena acogida, los vecinos de aquí son muy buenos”, indica Chiorean. “Elegimos aquí porque estamos a más de 1.200 metros de altitud, es un pueblo gastronómico y el agua de alta montaña”, afirma.

Durante el confinamiento tuvieron que seguir produciendo por el proceso de fermentación de las cervezas. “Había que seguir fabricando. Para que llegase a junio tienes que hacerlas en abril. Ha sido muy duro porque a pesar de que remontamos un poco, tuvimos una bajada del 85% de las ventas entre marzo y mayo”, declara. En mente tienen ya nuevas creaciones para sacar al público en invierno, como una cerveza negra. 

Etiquetas
stats