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Comienzan las excavaciones en La Cabañeta, el yacimiento con la plaza del pueblo más antigua de la península ibérica

Las excavaciones arqueológicas en el yacimiento romano-republicano de La Cabañeta ubicado en el término municipal de El Burgo de Ebro, a 17 kilómetros de Zaragoza, se retoman este mes de julio y contarán con la dirección del investigador del Instituto de Patrimonio y Humanidades (IPH) de la Universidad de Zaragoza, Borja Díaz Ariño, y del arqueólogo Alberto Mayayo Catalán.

La campaña de 2024 continuará con las labores de excavación iniciadas en el año 2023, tras una década de parón. Los trabajos se retomarán en la parte central del yacimiento, donde se localizaron los restos del foro más antiguo identificado en el interior de la península ibérica. El año pasado, buena parte de la campaña inicial se dedicó a limpiar el yacimiento después de 10 años sin trabajos de campo, por ese motivo, cuando se retomen los trabajos en julio “solo se habrá excavado entre un 20 y un 25% de la superficie total de este yacimiento”.

Este año, las excavaciones tienen como objetivo intentar identificar los restos del templo que, según los expertos, “podría presidir el complejo monumental, teniendo en cuenta otras excavaciones similares”. La plaza del foro, hallada durante la campaña de excavación anterior, era un espacio destinado a la celebración de ceremonias solemnes en las que participaba toda la comunidad, y solía estar presidida por el principal templo de la ciudad. Por ese motivo, tal y como explica el investigador Borja Díaz, sería razonable pensar que, “siguiendo las recomendaciones del arquitecto romano Vitrubio, el templo de La Cabañeta pudiera encontrarse en el pórtico meridional del foro, que es precisamente en el que se centrarán las labores de excavación durante la campaña de 2024”. 

Un pueblo volcado en la búsqueda de su identidad

También en esta campaña, se contará con la ayuda de un grupo de voluntarios de la Asociación de Amigos de La Cabañeta. Esta asociación se creó en el pueblo en el año 2020. Un grupo de padres y madres del colegio de la localidad se dieron cuenta de que muchos niños habían ido a vivir a El Burgo de Ebro con sus familias hace años, y sin embargo, desconocían la existencia del yacimiento de La Cabañeta. Dispuestos a poner solución a este problema de desinformación algunos padres se reunieron para buscar una fórmula que les ayudara a dar visibilidad al yacimiento y así nació la Asociación Amigos de La Cabañeta. 

El año pasado tres de estos asociados participaron en las labores de excavación que se retomaron en la zona tras diez años de parón. La experiencia fue tan satisfactoria que este año ya son diez las personas voluntarias que irán durante el mes de julio a excavar. “El sol fue la peor parte, pero encontrar un trocito de vasija era para nosotros como haber encontrado todo un tesoro. Es algo muy emocionante que recomiendo experimentar, te interese o no la Historia”, confiesa Rubén Martínez, voluntario en la excavación y artífice de la Asociación. 

Tal ha sido el movimiento que La Cabañeta ha tenido en la localidad que las actividades no han dejado de sucederse en estos años, pese a coincidir su puesta en marcha con el inicio de la pandemia COVID19. “Hemos intentado visibilizar nuestro Patrimonio de las varias maneras, con comunicados, organizando actividades, o por ejemplo, intentando poner en valor su nombre”, explica Martínez. Y tanto es así que han conseguido que ahora el colegio de la localidad lleve por nombre La Cabañeta. También el profesorado se ha implicado en estas acciones, por ejemplo, con la celebración de unas jornadas sobre la cultura romana, época de la que data el yacimiento de la localidad de El Burgo de Ebro. 

El Ayuntamiento de la localidad se ha sumado a la causa poniéndose manos a la obra, y firmando a finales de 2023 un convenio con el Instituto de Patrimonio y Humanidades (IPH), que cuenta con financiación del propio Ayuntamiento y de la Dirección General de Patrimonio Arqueológico del Gobierno de Aragón para seguir con los trabajos arqueológicos en el yacimiento de La Cabañeta.

¿Por qué es tan importante este yacimiento?

En La Cabañeta se encuentran los restos de una importante ciudad fundada por los romanos en el último tercio del siglo II a.n.e., poco después de la derrota de los Celtíberos de Numancia. Su nombre antiguo, por el momento, se desconoce, aunque sí se cree con cierta seguridad que la ciudad tuvo una vida efímera, y que pudo ser destruida de manera violenta durante las Guerras Sertorianas en la década de los 70 del siglo I a.n.e..

Con 100 años más de historia que la ciudad de Zaragoza (Caesaraugusta) este yacimiento está catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC), y se considera uno de los más importantes de la península ibérica y de Europa, a pesar de que su excavación apenas ha comenzado. Los trabajos se iniciaron a comienzos de los 2000 gracias a la labor del arqueólogo Antonio Ferreruela Gonzalvo y del profesor de la Universidad de Valladolid José Antonio Mínguez Morales. Estas excavaciones permitieron sacar a la luz los restos de un interesante edificio de almacenes, probablemente utilizado como sede de una asociación de mercaderes itálicos, así como unos baños públicos acompañados de una gran palestra, que se cuentan entre los conjuntos termales romanos de época republicana mejor conservados de todo el Mediterráneo occidental.

El enclave ha sufrido cambios debido a las labores agrícolas y la urbanización de su suelo, además de vivir algunos expolios a lo largo de su dilatada historia, sin embargo, las excavaciones sistemáticas llevadas a cabo desde 1997 consiguieron sacar a la luz para su conservación algunas piezas de valor como inscripciones latinas, monedas, vasijas, objetos de cocina, piezas metálicas, mosaicos o vasijas.

Los trabajos de prospección que se han realizado sobre este yacimiento, también han permitido apreciar los restos del amplio foso que lo rodea por tres de sus lados (el cuarto queda protegido por el corte de la terraza natural del río Ebro), determinar su planta rectangular y establecer su extensión en torno a unas 20 hectáreas en el interior del recinto y evidencias de un hábitat externo que tendría también unas dimensiones considerables.  

La Cabañeta, como sucedió con la mayoría de los yacimientos en Aragón y en el resto de España, vio como los trabajos para su estudio se paralizaron debido la falta de presupuesto derivada de la situación de crisis económica que azotó al sistema financiero occidental a partir del año 2008. Años más tarde y tras el fallecimiento de sus dos impulsores, el investigador del Instituto de Patrimonio y Humanidades (IPH) de la Universidad de Zaragoza, Borja Díaz Ariño, y del arqueólogo Alberto Mayayo Catalán, decidieron retomar los trabajos en La Cabañeta. Un primer intento que resulto fallido al coincidir con la pandemia COVID19. No sería hasta el verano de 2023 cuando por fin se pudieron llevar a cabo las primeras excavaciones tras una década de impás. En diciembre del mismo año, el Instituto de Patrimonio y Humanidades (IPH) y el Ayuntamiento de El Burgo de Ebro, firmaron un convenio de colaboración que cuenta con financiación del propio Ayuntamiento y de la Dirección General de Patrimonio Arqueológico del Gobierno de Aragón para seguir con los trabajos arqueológicos en el yacimiento de La Cabañeta.

En las labores de excavación este año participarán alumnos matriculados en los distintos Grados y Másteres de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza. “Es importante que futuros profesionales de otros ámbitos se acerquen a conocer la arqueología”, asegura Borja Díaz. El investigador considera que esta experiencia resulta “enriquecedora” para quienes ya han participado en ella, y “no solo a nivel profesional, sino también personal”. Una forma diferente, pero curiosa, de involucrar a diferentes disciplinas del conocimiento en el estudio de la procedencia del mundo que hoy en día habitamos. 

En cuanto a los trabajos que estos voluntarios llevan a cabo en el yacimiento, Díaz explica que no se limita solo a la excavación y documentación de los restos en el campo, sino que también colaboran en el estudio y catalogación de los materiales recuperados. Una labor, esta última, que no espera poder realizar de forma simultánea a las anteriores, por lo que tendrán que llevarse a cabo previsiblemente en los meses de agosto y septiembre.