Al mismo tiempo que Teruel se posiciona como la segunda provincia de España con más incidencia acumulada de coronavirus a catorce días, con 992 casos por 100.000 habitantes, hay muchos de sus pueblos en los que el virus no ha hecho acto de presencia. Desde que estalló la pandemia, hace ya casi un año, en 50 de los 236 municipios no han registrado ni un solo caso de la COVID-19. Lo justifican por su escasa población y movilidad.
Así al menos lo cree el alcalde de Tronchón, Roberto Rabaza, quien explica que vecinos son mayores y no salen mucho y que están bastante aislados a nivel de comunicaciones. Asegura que las medidas se cumplen estrictamente y que tanto en el bar como en la tienda tienen cuidado al interactuar con otras personas, pero sostiene que el hecho de que haya poca gente joven en el municipio influye en que el virus no se haya dejado sentir por allí. “Cuantos más jóvenes, más movilidad, y cuanta más movilidad, más papeletas para contagiarse”, indica.
Rabaza recuerda que durante el verano sí que hubo mucha gente en la localidad y que las medidas de seguridad sanitaria se relajaron entre los amigos. Muchos de los vecinos de Tronchón emigraron de jóvenes a Benicarló, Vinaroz, Castellón o Barcelona, por lo que este año se plantearon como un buen plan volver al pueblo. “Vino mucha gente que tiene aquí su segunda residencia y la terraza estaba a petar, pero todo eran contactos al aire libre”, precisa el alcalde.
No fue igual en Navidad, cuando Aragón y Comunidad Valenciana cerraron sus fronteras y los apenas 62 habitantes del municipio no recibieron ninguna visita. Pese a que no hayan registrado ningún contagio en toda la pandemia, las restricciones son iguales que en el resto del territorio aragonés, sin tener en cuenta las modulaciones provinciales o locales. Así, el único restaurante ha tenido que echar el cierre, aunque todavía queda abierto el bar y la tienda, con los pertinentes horarios y aforos permitidos.
Tronchón depende de la zona de salud de Cantavieja y pertenece al sector de Alcañiz. Por el momento, dos personas mayores de 90 años han recibido la vacuna, pero Razaba espera que antes de verano lleguen las dosis también para los mayores de 70. “Si lo consiguiéramos, supondría que el 40% de la población estaría vacunada y sería un descanso para todos”, comenta.
En la misma zona sanitaria se encuentra Villarluego, uno de los municipios más turísticos de la provincia de Teruel, también con cero casos de coronavirus registrados entre sus habitantes. Un hito que José, el propietario de la Fonda Josefina, achaca a la casualidad. “Aquí se ha llevado una vida normal, respetando las medidas y las restricciones que se han aplicado, y manteniendo las distancias”, relata.
Villarluego se encuentra en la Comarca del Maestrazgo y durante el verano recibió una gran cantidad de visitantes que, afortunadamente, no se tradujeron en ningún caso positivo en COVID-19. Sin embargo, una vez que terminó la temporada estival, comenzaron las restricciones a la movilidad y el pueblo se quedó con sus 171 habitantes. “Económicamente son pérdidas, se nota que no se mueve la gente”, añade el propietario de la fonda.
Al filo de la Comunidad Valenciana
Al filo de la Comunidad Valenciana, donde durante semanas registraron los peores datos de coronavirus del país, se encuentra Abejuela. Apenas a dos kilómetros. Tan cerca está de la región vecina que incluso la asistencia sanitaria de Atención Primaria y Especializada es prestada por el Servicio Valenciano de Salud, pese a que pertenecen a la zona de salud de Sarrión y al sector de Teruel. Allí, sin embargo, no han tenido ni un solo caso de COVID-19 y su alcaldesa, Mari Carmen Civera, considera que es por lo pocos vecinos que son.
Apenas una veintena de personas vive en Abejuela durante todo el año, por lo que Civera explica que se han creado su “pequeña burbuja” en la que se cuidan entre todos “lo máximo posible”. Además, los familiares y las personas que tienen allí sus segundas residencias no han ido desde el verano porque entienden que en el pueblo viven muchas personas mayores. Por eso, y porque la mayoría de ellos son de la Comunidad Valenciana, y Aragón lleva cerrado perimetralmente desde el 27 de octubre.
Durante el verano sí que fue mucha gente a la localidad, pero el virus pasó de largo. Apenas advirtieron un susto, según detalla la alcaldesa, de una persona que fue contacto de un positivo en COVID-19. No obstante, la PCR descartó que se hubiera contagiado, aunque sí que tuvo que hacer cuarentena. En Navidad no fue nadie a Abejuela y esperan que la tranquilidad les siga acompañando. Para conseguirlo, todos cumplen las medidas sanitarias. Y el único establecimiento, un multiservicio con tienda y bar, cumple escrupulosamente con las restricciones.