La difícil salida de los perros potencialmente peligrosos de los centros de protección

Antonio Pardo

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Los perros potencialmente peligrosos representan un gran porcentaje entre los canes de los centros de protección animal. La obligación de contar con una licencia como propietario de uno de estos canes hace que muchos de los interesados en la adopción canina se decanten por ejemplares de otro tipo de razas no consideradas peligrosas. Así, mientras el tiempo medio de estancia de un perro abandonado en un refugio de animales es de 8,3 meses, según el estudio 'Él nunca lo haría', publicado por la Fundación Affinity en 2019, estos perros esperan, en ocasiones, más de cuatro años hasta que alguien decide darles una nueva oportunidad.

American Stanford, Pitbull Terrier o Rottweiler son algunas de las razas que la legislación determina como perros potencialmente peligrosos. También los cruces de estas y otras con menos presencia como el Dogo argentino, el Fila brasileiro, el Tosa Inu y el Akita Inu, estas dos últimas procedentes de Japón. En la actualidad, los centros de protección animal existentes en Aragón cuentan, entre todos ellos, con más de cien canes de este tipo. 

La tenencia de un perro considerado potencialmente peligroso conlleva una serie de responsabilidades complementarias a la de cualquier otro can. Es necesario disponer de una licencia y para su obtención se han de cumplir una serie de requisitos: ser mayor de edad, no tener antecedentes legales por delitos de agresiones, superar un test de capacidad física y un examen de aptitud psicológica y contar con un seguro de responsabilidad civil por daños a terceros.  

Estas obligaciones suponen, además del fuerte carácter que se les presupone, un freno para muchas de las personas que se plantean adoptar un can de estas razas. “Cada vez es es más difícil encontrar hogares para ellos, imaginamos que debido a su mala fama, aunque en realidad son animales muy nobles y bastante simples que bien educados no tienen mayor problema”, cuentan desde la protectora turolense 'Amigo mío'. Allí, acogen desde junio de 2019 a Rocky, un Rottweiler al que a día de hoy todavía buscan un hogar. Koke, Federica y Hulk son los nombres de los tres perros potencialmente peligrosos que acoge la protectora municipal Calatayud. En Zaragoza, la lista de perros potencialmente peligrosos es casi interminable. A finales del 2019, el Centro Municipal de Protección Animal contaba con 101 ejemplares de esta raza, más del 70% sobre el total. 

Las protectoras no se rinden en busca de un hogar

Pese a las dificultades ya explicadas para la adopción de estos perros, las protectoras trabajan con la esperanza de que algún día puedan salir de sus instalaciones acompañados por un nuevo dueño. Este es el caso de la Asociación Protectora de Animales 'Pirineos' de Jaca, y la perra 'Alana'. Se trata de un cruce de Bull Terrier con American Stanford que llegó a este centro mayo del 2016. 

Los responsables de la protectora de Jaca definen a Alana como “una perrita sociable, alegre y juguetona”. “Cuando la conocimos nos dimos cuenta de que era sorda porque la ladraban a través del vallado y ella ni se daba cuenta, y cuando hay mucho jaleo en el centro, ella sigue de siesta al solete sin que nadie le moleste. Necesita una familia activa, con muchas ganas de aprender y de trabajar con una perrita sorda.”, añaden.