“Para que las recetas de nuestras abuelas no mueran”. Con esta frase Susana Asín, estudiante de 4ª curso del Grado de Periodismo en la Universidad de Zaragoza llama nuestra atención, y comenzamos a indagar en esta historia, nacida con espíritu emprendedor y, sobre todo, con respeto a la tradición y a las personas mayores.
Forqueta, es un proyecto trasmedia en el que quienes lo visiten encontrarán vídeos, podcast, y blog, en los que se habla sobre cocina; concretamente sobre recetas que llevan entre nosotros décadas, e incluso mucho tiempo. Guisos, cremas y postres que han ido pasando de generación en generación a través del boca a boca, especialmente entre madres e hijas, o escritos en un trozo de papel ya ajado por el paso del tiempo y con machas de aceite y otros condimentos, fruto de su uso. Toda una cultura, la de la cocina, que con la llegada de nuevos electrodomésticos, de otras rutinas y falta de tiempo, han ido cayendo en el olvido, como la pandemia nos reveló cuando encerrados en casa muchos comenzamos a desempolvar aquellas recetas que recordábamos haber visto a hacer a nuestras madres y abuelas, siempre con escasa atención y por el rabillo del ojo.
Con el objetivo de compilar esas recetas, cinco jóvenes estudiantes han puesto en marcha este proyecto, Forqueta, que “nació siendo un trabajo para la asignatura de Comunicación Digital”, explica Susana, una de las artífices de esta idea. Los objetivos que persigue Forqueta son varios, y todos se entrelazan. El primero de ellos es potenciar la conexión intergeneracional. “Buscamos paliar la soledad de nuestros mayores, al mismo tiempo que producimos un acercamiento entre dos generaciones, y demostramos que cocinando se puede pasar tiempo de calidad con nuestros mayores”, añade Irene Cortés.
Otros de los objetivos pasa por poner en valor la tradición culinaria aragonesa. “En este proyecto reivindicamos el potencial gastronómico que tienen tanto nuestra tierra como sus recetas”, señala Susana, y añade “lo que en realidad hacemos es trabajar para que las recetas de los aragoneses no caigan en el olvido”. Concienciados ambos por la situación de invisibilización a la que ha estado sometida la mujer rural, los impulsores de Forqueta han querido poner en el centro del proyecto a las mujeres rurales, que ellas sean las protagonistas. Y señalan como punto de partida de esta reivindicación una paradoja que también ha permanecido invariable y ha sido normalizada a lo largo de la historia. “Nos llama la atención que tradicionalmente, las cocinas han sido un terreno femenino. Sin embargo, los chefs más reconocidos son, en su mayoría, hombres”, explican Irene y Susana. Y con mirada cómplice manifiestan que no pueden “permitir que las maravillosas recetas de las mujeres de nuestra tierra no reciban el lugar destacado que merecen” y que “no pueden permitir que caigan en el olvido sin llegar a ser contadas y trasmitidas a las nuevas generaciones”, concluyen.
Cuando las nuevas tecnologías y la tradición son el maridaje perfecto
Precisamente para llevar a cabo esa labor de difusión, estos estudiantes de la Universidad de Zaragoza están haciendo de los avances en tecnología y de las posibilidades de conexión que brindan hoy en día las redes sociales, su buque insignia. “Creemos que el hecho de que Forqueta tenga una visión trasmedia, con una presencia muy potente y estudiadas a través de las redes sociales, es fundamental para cumplir nuestro objetivo final de dar a conocer y perpetuar las recetas, sobre todo entre los más jóvenes”, explican Susana e Irene, dos de las estudiantes que han decidido seguir adelanta con este proyecto de manera más profesional una vez que finalicen su formación universitaria. “Lleva mucho trabajo, y todavía no sabemos cuál será la fórmula que nos permita sacarlo adelante, pero confiamos en poder hacerlo” confiesa Susana. La conversión económica, y la inversión en tiempo y desplazamientos que conlleva sacar a delante esta idea son el principal escoyo con el que he están enfrentando estas dos periodistas en ciernes.
Forqueta es un proyecto ambicioso, cuenta en su web con un mapa interactivo por comarcas en el que irán apareciendo reflejadas las recetas y las localidades a las que pertenecen. Para conseguir el contenido, más allá de la importante labor de producción para encontrar a las mujeres, las recetas y la localización a lo largo y ancho de Aragón -la tercera comunidad autónoma de España con más extensión de terreno-, Forqueta nace con una visión transgresora en la que se combinan artículos en blog, vídeos con el proceso de cocinado, y un podcast. Una labor ingente que trae aparejado “mucho trabajo de guionización, grabación, montaje y edición en los diferentes formatos”, observa Susana.
El poder de las relaciones intergeneracionales
Aun así, no desisten en su idea de convertir Forqueta en una idea de emprendimiento real, porque los beneficios “van más allá de lo meramente económico”, añaden. Compartir tiempo con las mujeres, muchas de ellas de su entorno, pero que pertenecen a otra generación, les ha enseñado “otra forma de ver y de afrontar la vida”.
Y es que, el poder que tienen las relaciones entre generaciones es casi mágico. Gracias a este proyecto se ha roto la cuarta pared, que como en el teatro, en gran parte de las relaciones se levanta entre abuelos y nietos. “Hacer la receta con mi abuela consiguió que me parase a escucharla. No conocía a mi abuela como mujer, como alguien que un día fue joven a igual que yo, y que hizo muchas cosas”, confiesa Susana emocionada. La grabación de la receta las unió y ahora, esta estudiante sabe hacer los pimientos que su abuela hacía como un día le enseñó otra de las mujeres de su familia. Pero no solo eso. La receta no pertenece ya al círculo privado de su familia, sino que ha quedado guardada en Forqueta, para el uso y disfrute de quienes recalen en ella.
Si a Susana, la experiencia le ha servido para conectar con su abuela Mari Carmen, a Irene le ha aportado luz en su futuro como profesional. “Disfruté muchísimo trabajando en la grabación y preparación posterior de todo el material. Darme cuenta de que cinco estudiantes podíamos sacar adelante un proyecto grande me ha dado fuerza”, sostiene. Y también esperanza, la de acabar la carrera y saber que has elegido un camino lleno de posibilidades, entre las que está el emprendimiento a través de la puesta en marcha de proyectos que den respuesta a necesidades que hasta ahora siguen sin tener respuesta en nuestra sociedad. “Forqueta me ha demostrado (con hechos, porque lo he vivido) que la estrategia digital es a lo que me quiero dedicar en este momento”, añade esta estudiante de cuarto curso de Periodismo.
Las mujeres, principales protagonistas de esta idea, también se sienten realizadas, satisfechas y agradecidas de haber podido formar parte de este proyecto. Muchas de ellas han vivido una “experiencia única” que recordarán siempre. Abrir las puertas de sus casas, o poner en marcha un despliegue de voluntarias, recetas, elementos de cocina y todo su saber culinario, ha sido “gratificante” y volverían a hacerlo. “Todavía quedan muchos lugares de Aragón por recorrer, muchísimos”, dice con una mezcla de pesar e ilusión Susana, que encuentra en el aprendizaje personal y en la generosidad de las mujeres que ha conocido en este viaje, la energía necesaria para seguir adelante con Forqueta, un proyecto estudiantil, que rompe barreras de territorio y entre generaciones, poniendo el foco sobre los pueblos, la gastronomía y las mujeres. Mujeres que han sido el motor de las familiar aragonesas y cuyo esfuerzo por mantener viva la tradición culinaria de Aragón se ve apoyado y reforzado en esta idea que mantendrá en saber lejos del olvido.