Para entender por qué hay un solo médico de guardia en un hospital, o cuál es la razón por la que pacientes oncológicos deben pasar ocho horas fuera de su casa para recibir un tratamiento de 30 minutos, es bueno echar la vista atrás. Repasar cómo ha evolucionado la inversión en Sanidad del Gobierno de Aragón en los últimos años.
En 2011, últimas cuentas elaboradas por el Ejecutivo PSOE-PAR, presidido por Marcelino Iglesias, se presupuestaron para esta materia 1.958 millones de euros. Un año más tarde, en 2012, con PP y PAR formando Gobierno y Luisa Fernanda Rudi como máxima mandataria, el montante bajó hasta los 1.906 millones.
Pero fue en 2013 cuando el Ejecutivo popular metió el mayor tijeretazo: lo dejó en 1.621 millones. Otro pequeño descenso en 2014 (1.587 millones) y testimonial aumento en 2015 (1.588 millones), últimas cuentas aprobadas por ellos. Por tanto, cuatro años de legislatura popular y recorte de 370 millones de euros (18,8 %). En los presupuestos del año recién terminado, ya con Gobierno PSOE-CHA, la inversión se levantó hasta los 1.789 millones.
La partida más dotada, en todas las anualidades, es la llamada ‘Asistencia Sanitaria’. Pasó de 1.830 millones de euros en 2011 a 1.471 en 2015. Ergo, se esfumaron 359 millones (19,6 %).
Ayudas sociales e infraestructuras
Cuando el anterior consejero de Sanidad, Ricardo Oliván (PP), defendía los presupuestos para el año 2013 (el del gran recorte), destacaba que había 1.917,5 millones de euros para todo su departamento –Sanidad, Bienestar Social y Familia-. Su obligación, decía, era garantizar la sostenibilidad del servicio con la mejor gestión de los recursos; recurría a la “eficiencia, el compromiso y el esfuerzo de todos los actores de la Sanidad y de los servicios sociales aragoneses”.
Un año más tarde, presentó unas cuentas que, en sus palabras, consolidaban la labor de su departamento porque incrementaban la dotación “en las cuestiones más básicas y sensibles”. Entre ellas, la del Ingreso Aragonés de Inserción. Lo cierto es que los siguientes mandatarios se encontraron a su llegada con una bolsa de 3.500 solicitudes del IAI bloqueadas.
Para 2015, Oliván volvía a hablar de eficacia y valorizaba, de nuevo, la apuesta por el IAI y, también en esta ocasión, por el hospital de Teruel. Pero la realidad muestra que más de dos años después sigue sin existir.