Ni españolas, ni catalanas. Sin banderas. Más de 2.000 zaragozanas y zaragozanos se han concentrado a las puertas del Ayuntamiento de Zaragoza para, como en otras muchas ciudades españolas, mandar un mensaje nítido y claro: “¿Hablamos?”. Simple y sencillo. No ha habido lemas, no se han escuchado proclamas. Sin “vivas”, ni “viscas”. Sin, siquiera, una pancarta en cabeza, solo una gran tela blanca.
Mujeres, hombres, niños y niñas han mostrado una cara amable. Que pide diálogo y entendimiento. Que solo reclama política, como rezaba una pequeña pancarta en manos de un asistente. Porque esos han sido todos los mensajes, escuetos letreros alzados entre el blanco en los que se podía leer: “En mi ciudad no cabe el odio”, “La violencia es de cobardes” o “Quien no sepa dialogar que dimita”.
El mismo lugar en el que este 7 de octubre a las 21:00 horas darán comienzo las fiestas del Pilar con el pregón de Kase. O, se ha convertido esta mañana en un espacio de encuentro y unión. Lejos de discrepancias y tensiones. Lo decía el texto de la convocatoria: “Si no intervenimos como sociedad, España será un lugar difícil de habitar”.
En los últimos días, continuaba el comunicado, “hemos sentido rabia y, sobre todo, mucha tristeza. Cosas que nunca hubiéramos querido ver y que nos apenan profundamente están ocurriendo por culpa de dirigentes irresponsables que ni escuchan ni hablan. Como ciudadanos debemos negarnos a que nos metan en un callejón sin salida. No en nuestro nombre”.