“Para nosotros es una cuestión de justicia”, afirma Miguel Gimeno después de que se haya localizado la fosa común donde probablemente fue arrojado el cuerpo sin vida de su abuelo, Bernabé Serrano Ruiz, desaparecido el 1 de noviembre de 1936. Tres años han pasado desde que los nietos de Bernabé se pusieron en contacto con la Asociación por la Recuperación e Investigación contra el Olvido (Arico) para intentar recuperar los restos de su abuelo, sacado a la fuerza de su casa en Fuentes de Jiloca hace ya 79 años. Ahora, tras este tiempo de trabajo y empeño, están a punto de lograr su objetivo. Esta última semana se han exhumado los restos de dos personas que se encontraban en una fosa común situada en la pequeña localidad de Velilla de Jiloca, en la provincia de Zaragoza.
“En la familia lo hemos vivido con mucha emoción”, apunta Gimeno que se acuerda especialmente de su madre, Leonor, la única hija con vida de Bernabé, que apenas tenía ochos meses cuando vio a su padre por última vez.
Cuando Miguel Gimeno recibió, el pasado 27 de julio, la llamada del portavoz de la asociación Arico, Miguel Ángel Capapé, anunciándole que habían localizado la fosa, fue a buscar a su madre, que reside actualmente en Zaragoza, y la llevo hasta Velilla de Jiloca. Llegaron a las 20:00 horas y, como todavía quedaban unas horas de luz, el equipo de arqueólogos, antropólogos y forenses decidió proceder a la exhumación de los restos, en presencia de Leonor, de ochenta años de edad.
“A mi madre ya la teníamos preparada para este momento. Cuando empezamos con esta historia ella se mostraba bastante incrédula, pero se ha ido animando y lo ha vivido emocionada”, reconoce.
En ese momento, Miguel Gimeno se acordó también de sus primos de Francia, porque fueron ellos quienes le propusieron ponerse en contacto con la asociación para tratar de encontrar la fosa. Son los descendientes de Pascual, el hijo mayor de Bernabé que, el 1 de noviembre de 1936, al ver que su padre no regresaba, acompañó a su madre al cementerio de la vecina localidad de Fuentes de Jiloca, donde vieron el relleno de una fosa.
“Los hijos de mi tío Pascual lo han vivido desde Francia con mucha emoción. Mi tío siempre había querido encontrar la fosa y dar digna sepultura a su padre, pero en aquella época era imposible y aún ahora cuesta hacerlo. No es nada fácil”, comenta.
Una campaña de crowfunding
crowfundingDe hecho, la asociación ARICO tuvo que lanzar una campaña de crowdfunding para recaudar el dinero con el que financiar los costes, ante la falta de ayudas públicas. Necesitaban 7.400 euros y, finalmente, tras unos primeros días en los que la recaudación parecía no avanzar, se consiguieron 8.320 con las aportaciones de 150 personas.
“Es una vergüenza que esto se tenga que hacer así, no ha habido ningún interés, ni ninguna voluntad política por abordar este tema. La Ley de Memoria Histórica se ha quedado sin aplicar y la pena es que hasta ahora todo lo que se ha hecho ha sido gracias al interés de familiares y amigos”, sostiene Gimeno.
Una vez conseguido el dinero, el equipo de arqueólogos, forenses y antropólogos, apoyados por los voluntarios que se han sumado a la causa, inició rápidamente los trabajos el 24 de julio, en una superficie total de 1.800 metros cuadrados. Después de tres días de trabajo y tras dos intentos fallidos, encontraron finalmente una pequeña fosa, el 27 de julio.
“Mi abuela siempre había dicho que su marido estaba ahí enterrado, aunque era un tema que apenas se comentaba en la familia, porque sobre estas cosas antes no se hablaba. No teníamos más indicaciones que lo que mi madre había oído a su madre y hermanos”, resalta.
No obstante, este lugar aparece en el mapa de fosas elaborado por el Gobierno de Aragón entre 2007 y 2010 y es una de las casi 600 que se encuentran distribuidas a lo largo y ancho de la Comunidad.
Ahora falta esperar al resultado del informe antropológico y el estudio genético, que tardará en torno a dos meses, pero la familia confía en que sean efectivamente los restos de Bernabé, porque “todo coincide”, no solo la ubicación. En la fosa, tal y como se esperaba, han aparecido solo los restos de dos personas, a falta de confirmación por parte del equipo técnico. Se tratarían de los restos de Bernabé Serrano y de un joven, que fue fusilado también y arrojado a la misma fosa esa noche, cuya identidad se desconoce. Desde la asociación, han hecho un llamamiento para tratar de identificar a esa segunda persona, que se trataría de un joven menor de 30 años vecino de Fuentes de Jiloca.
El presidente de Arico, Miguel Ángel Capapé, confía en poder localizar a sus familiares, ya que, durante estos días en los que se ha trabajado en la zona, han sido muchos los vecinos del entorno que se han acercado a interesarse sobre el tema. “Tenemos algún indicio de quién podría ser, pero todavía no podemos confirmar nada”, indica
Una vez terminado el estudio genético y si se confirma que los restos pertenecen a Bernabé, se realizará un pequeño homenaje y se entregarán a la familia, que prevé enterrarlos junto a su esposa, Gregoria Areces, en el cementerio de Torrero.
Desde Arico descartan por ahora iniciar nuevas campañas de financiación como la que han llevado a cabo para localizar otras fosas, porque, según comenta el presidente de la organización, al final se acude a familiares y amigos y así “no se puede hacer más”. Por ahora, se muestra “muy contento” por haber contribuido a que haya una fosa común menos en Aragón.