- La mayor multinacional del mundo en semillas transgénicas ha enviado una carta al Ayuntamiento de Zaragoza tras prohibir este el uso del glifosato en parques y zonas verdes
El pasado 1 de agosto entró en vigor el decreto firmado por el consejero de Servicios Públicos y Personal del Ayuntamiento de Zaragoza, Alberto Cubero, que prohíbe el uso del glifosato en parques y zonas verdes de la ciudad. El principal argumento sobre el que asentaron la decisión fue la alerta de la Organización Mundial de la Salud (OMS), porque “hay pruebas convincentes de que el glifosato puede causar cáncer en animales y pruebas limitadas de carcinogenicidad en humanos (linfoma no Hodgkin)”.
La concejala de Medio Ambiente y Movilidad, Teresa Artigas, señaló que debía “primar el cuidado de la salud y del medioambiente respecto a los intereses de las multinacionales, en este caso, Monsanto”. Esa referencia, además de la prohibición en sí, es la que parece haber impelido la reacción inmediata. Monsanto es, según datos de Greenpeace, “la empresa transnacional que controla alrededor de 90 % del mercado mundial de semillas transgénicas”. Y la decisión del Consistorio zaragozana no les ha sentado nada bien.
El pasado 19 de julio enviaron una carta al Ayuntamiento de la capital aragonesa, a la que ha tenido acceso eldiario.es, en la que critican la decisión y lamentan “la politización que se está haciendo del uso del glifosato, abandonando los criterios basados en el conocimiento científico, y que deben ser los únicos que dirijan la toma de decisiones en cuanto al uso de productos fitosanitarios”.
En la misiva, firmada por Carlos Vicente Alberto, director de Sostenibilidad de Monsanto para Europa y Oriente Medio, apuntan que el glifosato ha permitido a agricultores, jardineros, profesionales y usuarios domésticos controlar las malas hierbas (…) de forma rentable y sostenible durante más de 40 años“. Señalan, por añadidura, que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) determinó, en noviembre de 2015, que es ”poco probable que el glifosato suponga un riesgo carcinogénico para los humanos“. Además, aducen que otras cinco agencias reguladoras llegaron a la misma conclusión.
Indican también que “justificar la prohibición en los parques y jardines municipales de Zaragoza del uso de glifosato, basada en la clasificación realizada por la IARC, y asociarlo a primar el cuidado del medio ambiente y la salud respecto a intereses de las multinacionales, y en este caso Monsanto, sólo puede crear alarma y confusión a los ciudadanos”. Continúan explicando que en Monsanto más de 20.000 trabajadores de todo el mundo dedican sus “esfuerzos al desarrollo de soluciones tecnológicas para ayudar a alimentar a una población en crecimiento, optimizando de manera eficiente el uso de recursos tan importantes como el agua, el suelo o la energía”. Finiquitan la carta explicando la labor de la empresa e invitando al consejero Cubero a reunirse con ellos.
“Su siniestro currículum hace escasamente creíble la información que nos transmite”
La respuesta no se ha hecho esperar. Partió del Consistorio zaragozano el pasado 29 de julio. En ella repiten los argumentos de la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer, dependiente de la OMS, señalando que se fían mucho más de este informe que de los mencionados por Monsanto.
Recuerdan diversos casos en los que “la justicia ha vinculado el uso de herbicidas químicos con graves afecciones a la salud humana”: el del campesino francés Paul François, que ganó la batalla judicial contra Monsanto; o el de las Madres de Ituzaingó, que lograron demostrar el vínculo entre el número creciente de enfermos de cáncer y niños con malformaciones y los agroquímicos aplicados en las plantaciones de soja, entre ellos, explican, el glifosato de Roudup Ready de Monsanto.
En la réplica hacen referencia al “siniestro currículum” de la multinacional, que provoca que la información que se les transmite “sea escasamente creíble”. Listan varios casos en los que está implicada citando como fuente a Greenpeace: “Monsanto fue la productora y comercializadora del agente naranja usado en la guerra de Vietnam responsable de generar cáncer a miles de personas y que hoy está prohibido; produjo y comercializó el DDT y los PCB o askareles, químicos causantes de graves daños a las salud humana y al ambiente, ambos están hoy prohibidos; fue condenada, en Estados Unidos en 2010, a pagar 2,5 millones de dólares por más de 1.700 violaciones a normas de bioseguridad; y, en Francia en 2006, también fue condenada por publicidad engañosa sobre las falsas propiedades ecológicas del herbicida Round Up”.
Además, señalan que la multinacional fue condenada a pagar a 1,5 millones de euros por sobornar a las autoridades de Indonesia para introducir algodón transgénico en el país. El Consistorio aprovecha este punto para señalar que, además de luchar por la sostenibilidad ambiental y alimentaria, “el Gobierno de Zaragoza también tiene la lucha contra la corrupción como una de sus prioridades políticas”.
Con esta respuesta, termina la misiva, “entenderá que no aceptemos su oferta de mantener una reunión con usted”.