'Es Navidad y faltas tú': cómo afrontar una pérdida en estas fechas

María Ballestín es psicóloga en la Asociación Española contra el Cáncer. Desde hace cinco años trabaja en equipo para cubrir las necesidades que un paciente puede tener desde el primer momento en el que se encuentran con esta enfermedad. Uno de los momentos más complicados a los que nos enfrentamos las personas son las fechas señaladas marcadas por una pérdida, especialmente si esa ausencia es la de un ser querido. 

Toda pérdida lleva aparejado un duelo. Un proceso para el que no existen recetas mágicas, los tiempos, las emociones que se transitan y la intensidad con la que se vive cada una de ellas depende de cada persona. Hay muchos tipos de duelos: un duelo laboral, el duelo por una ruptura sentimental, por la pérdida de una parte de nuestro cuerpo; algo de lo que saben mucho especialmente las pacientes oncológicas, o el duelo por la ausencia de una persona de valor en nuestra vida. 

Desde la Asociación Española contra el Cáncer ofrecen charlas en las que se afrontan todas las dudas que pueden surgir en torno a la pérdida y al proceso de duelo, especialmente en casos de pacientes oncológicos, y familiares y seres queridos de estos. Una de las charlas que se llevan celebrando en diferentes lugares de Aragón en fechas próximas a la celebración navideña lleva por título 'Es Navidad y faltas tú'. María Ballestín es una de las profesionales de la psicología encargada de conducir estos encuentros en los que quienes asisten son escuchados y se llevan a casa consejos y herramientas que les ayuden a sobrellevar estas fechas en las que, aunque su vida atraviese un momento difícil, el entorno se contagia de un clima de celebración en el que, como seres sociales, estamos inmersos. 

¿Cómo afrontamos que la Navidad está en todas partes, aunque nuestra vida esté atravesando un momento difícil? 

Independientemente de las creencias, hay celebraciones que tienen un significado, somos seres humanos que vivimos en sociedad y el entorno se contagia de un clima de celebración en estas fechas como la Navidad. Cuando una persona está sumida en un proceso de duelo el significado de estos días puede cambiar, y eso es lo que intentamos hacer ver los profesionales de la psicología a las personas que participan en esta charla. 

Es importante diferenciar entre duelo y pérdida. 

Sí, la pérdida es no tener a esa persona que tienen mucho significado para nosotros. La ausencia de ese ser querido nos afecta emocionalmente en muchas cosas del día a día; por ejemplo, en la pérdida de un cónyuge: antes esa persona se ocupaba de las facturas, ahora ya no está y la otra parte se da cuenta de esa ausencia en ese punto tan cotidiano. El duelo es el proceso de reestructurar nuestra vida después de esa pérdida para recomponer nuestro día a día y encontrar quienes somos sin esa persona.

¿La cercanía del vínculo hace que el proceso de duelo sea diferente?

Cuanto menos conocemos o menos intensa es la profundidad de relación, la pérdida te afecta, pero lo hace de una manera diferente. El dolor es dolor siempre, y no se debe minimizar, independientemente de la cercanía que existiera. Pero el vínculo del día a día, por ejemplo, de un cónyuge, madre, padre o hijos, y una amistad no es el mismo. Cuando estábamos con esa persona estas fechas se convertían en momentos de reencuentro, tradición, alegría, nuevos propósitos. Cuando ya no está, desaparecen las ganas de celebrar, te viene mucho a la cabeza, aparece la nostalgia, la soledad o la culpa por seguir compartiendo, todo ello de una manera más intensa, sobre todo los días anteriores a las celebraciones. Por eso es muy importante planificar los encuentros familiares y sociales si estás inmerso o inmersa en un proceso de duelo. 

¿Qué pueden hacer las personas cuyo vínculo es menos cercano con la persona que ya no está para acompañar a la persona que está en proceso de duelo?

Lo primero es escuchar, parece muy fácil, pero lo hacemos muy poco. Es importante que escuchemos lo que la persona nos está queriendo trasmitir. Si nos dicen que no quieren participar en un evento debemos tratarle con empatía, con cercanía, y preguntar lo que de verdad necesita esa persona, y cómo podemos ayudarla. Respetar y entender la necesidad de la otra persona, mostrándole cariño y la certeza de que vamos a estar ahí si nos necesita, sin juzgar, es fundamental. 

Proponer sin imponer, es una de las recomendaciones que hacen en las charlas ¿Cómo podemos conseguirlo? 

Entre proponer e imponer hay una sutil diferencia que ayuda mucho a la persona que atraviesa ese duelo. Lo que primero que nos nace cuando una persona a la que valoramos está en un proceso de duelo es quitarle el sufrimiento lo más rápido que podamos, pero ese objetivo a veces no es posible. Lo que sí que podemos hacer es acompañar a la persona. ¿Cómo?  Evitando tener sobrecarga de conversaciones y festividades. Dejarle espacio para que tenga su soledad buscada. Le trasmitimos a esa persona que todo lo que hacemos lo hacemos con cariño y le damos opciones: “Entiendo que no quieras venir a la comida, pero puedes venir a tomar algo antes o al café”, por ejemplo. Es importante que le trasmitamos nuestra preocupación: “No sé si lo que estoy haciendo es lo correcto, pero quiero acompañarte en este momento como tú necesites”. No tengamos miedo a mostrarnos cercanos con la persona, escuchemos lo que quiere decirnos y dejémosle el espacio y tiempo que nos trasmita que necesita. 

También hay personas que se sienten culpables por no sentirse mal, o que piensan que sentir cierta tranquilidad no es normal ¿Cómo se abordan este tipo de situaciones? 

Todo es normal. No hay emociones buenas o malas, todas son necesarias y cada una se puede entender y trabajar para regularla. Es normal sentir que el momento nos supera. Es normal que la persona que ha perdido a un ser querido crea que su vida va a ser siempre así, aunque es poco probable que eso pase. Y también es normal sentirse bien o tranquilo, aunque la ausencia sea reciente y lleguen estas fechas. No hay un grado de malestar adecuado, porque cada persona tiene unos ritmos y unos tiempos, y los profesionales de la psicología jugamos un papel muy importante en esto, porque sentirnos mal es normal, y sentirnos tranquilos también lo es, lo importante es saber acompañar a esas personas para afrontar estos días de la mejor manera posible. 

Fallecer es una realidad. ¿Cómo acompaña un profesional de la psicología en estos momentos?

Hay personas que tienen muchas herramientas para hacer frente a momentos como el de una pérdida, pero, aunque está muy bien tener las herramientas, es necesario que alguien profesional te ayude a utilizarlas. Cuando vemos que llegan estas fechas y las emociones, sean las que sean, te invaden, me gusta recordarles a las personas que es un trabajo que no tienen por qué hacer solos. Cuando te duele la garganta sabes que tienes que tomar un jarabe y se te pasará, pero vas al médico para que revise, te paute, y después te tomas el jarabe como te ha recetado, pones en práctica lo que te ha recomendado y a los días vuelves para que te diga cómo está todo. En psicología es lo mismo. Los procesos emocionales no tienes que pasarlos solo o sola, los profesionales estamos para ayudar y acompañar.  

¿Puede darnos unas recomendaciones como profesional para afrontar estas fechas?

Planificar la celebración, ir solo a la comida y volverme, valorar qué ocurre en cada momento que nos genera malestar y cambiarlo. Crear nuevas tradiciones y nuevos recuerdos en los que la persona ausente está con nosotros, pero de una manera diferente. Podemos hacer respiros durante nuestra participación en una celebración: salir algunos momentos para tomar aire, hacer una llamada de teléfono, algo que nos haga liberar la tensión que podemos ir acumulando. En los días previos también es conveniente hacer actividades que nos hagan sentirnos mejor, que nos alivien el estrés de los días que van a venir, porque la angustia y el miedo previos son muy fuertes, quizás más que el momento en sí de la celebración. Podemos hacer un brindis por la persona que no está. Podemos dejar la silla sin ocupar, poner una vela por esa persona, hacer un adorno. Hacerlo presente y verbalizarlo. Y que sepan que los profesionales estamos a su disposición para ayudarles. 

¿Y si hay niños implicados en esa pérdida y en el proceso de duelo? 

Ante una pérdida van a estar tristes, pero ellos lo viven con otra naturalidad. Los adultos solemos tener más dudas sobre cómo tratarlos, por eso se recomienda primero preguntarles qué necesitan, cómo se sienten, y si vemos que están bien, dejarlos que disfruten. Después podemos darles opciones como hacer un dibujo, que algún objeto les acompañe en la mesa, un cuento, todo relacionado con la persona que ya no está, y hablarles con honestidad y con un vocabulario adaptado a ellos. Es muy importante, de nuevo, acompañarles y normalizar las emociones que nos nacen. 

¿Y la medicación? 

Por favor, no automedicarnos, porque eso no va bien, anestesia y no quita el dolor que sentimos. Si tenemos un tratamiento hay que seguir la pauta, pero no es aconsejable tomar algo por nuestra cuenta: “A mi amiga le van muy bien estas pastillas…” No, eso no ayuda, más bien todo lo contrario. Es importante respetar las emociones que nos inundan, y tener claro que celebrar no es olvidar. 

Porque, nadie ocupa el lugar de otra persona…

A veces llegan personas nuevas en estas fechas a nuestras familias y círculos cercanos. Puede ser que a esa figura se le ponga la misma etiqueta que a la persona que ya no está: pareja, amiga…etcétera. Pero que alguien tenga sentimientos por una nueva persona no significa que esa nueva persona vaya a ocupar el lugar de persona que ya no está entre nosotros. Nadie ocupa el lugar de otro, eso no es posible. En estos casos, recomiendo acudir a un profesional y estudiar todos los factores implicados para poder afrontar esta situación y este malestar de la mejor forma.