El traslado de un antiguo retablo desde una ermita de la población pirenaica de Villarreal de la Canal (Huesca) a la iglesia de la localidad desencadenó una polémica vecinal que se trasladó a las redes sociales y que finalmente provocó la detención del párroco y de la persona que le ayudó a realizar la operación.
Todo comenzó el pasado 24 de noviembre con la publicación en las redes sociales de una fotografía del traslado de las piezas del retablo a plena luz del día y la llamada hecha por un aragonés desde el extranjero a la Dirección General de Patrimonio del Gobierno de Aragón para alertar de un posible delito contra el patrimonio.
Fuentes del Ejecutivo aragonés han confirmado a Efe que desde Patrimonio se efectuó una llamada al Grupo de Patrimonio de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que se desplazó ese mismo día desde Madrid a Villarreal de la Canal junto a miembros de la Unidad de Policía Judicial del Cuerpo en Jaca.
Al llegar a la población, los agentes de la UCO solicitaron la presencia de un grupo de técnicos de Patrimonio del Gobierno aragonés para verificar la legalidad de la operación realizada y valorar la posibilidad o no de proceder a la custodia de las piezas del retablo.
Todo el despliegue policial, con nueve coches oficiales y numerosos agentes, provocó el estupor de los apenas treinta vecinos de la población, que se incrementó aún más al conocer que su párroco había sido detenido junto a un vecino de la localidad cercana de Biniés, a donde había sido trasladado el soporte del retablo.
Poco después, el ayuntamiento de la localidad, ante la alarma social originada, emitió un bando entre los vecinos a través de una aplicación de teléfono móvil en el que se justificaba el traslado del retablo a causa del grave deterioro de la ermita y la ausencia de cerradura en la puerta de acceso.
En el bando se destacaba, además, que el párroco no sólo había informado previamente a sus feligreses de la operación sino que lo hizo a plena luz del día y sin ocultación, y se tachaba lo ocurrido de “malentendido”.
Este bando provocó diferentes opiniones entre los vecinos de Villarreal al entender algunos que no reflejaba la realidad de lo ocurrido ya que, recogen las redes sociales, los feligreses se opusieron al traslado de la pieza a la iglesia y rechazaron que no hubiera cerradura en la ermita.
Por este motivo, el ayuntamiento optó por retirar el bando y publicar otro en el que rechazaba haberse posicionado a favor de una única parte.
Las detenciones provocaron, sin embargo, la apertura de las diligencias penales DP/596/2020 en el Juzgado de Instrucción nº 2 de Jaca y la toma de declaración como investigados tanto del párroco como del propietario del Castillo de Biniés, un caserón señorial del siglo XIV.
Puestos en libertad ambos detenidos, la Diócesis de Jaca emitió unos días después un comunicado aclaratorio en el que aseguraba que el traslado se realizó sin ocultación, a la luz del día y con el correspondiente contrato de depósito“.
En dicho escrito, el Obispado explicaba que el párroco llevó a cabo el traslado para preservar el retablo y evitar posibles accidentes, con la intención de montarlo en la parroquia junto a la imagen de la Virgen de la Esperanza, trasladada ya años atrás, y concluía que “por tanto, las informaciones que hablan de saqueo o expolio no se ajustan, en ningún caso, a la realidad”.
Las fuentes judiciales consultadas por Efe han apreciado, sin embargo, la existencia de un “error” en la apreciación de los hechos alegando que “una cosa es que un bien tenga valor patrimonial, histórico y artístico y esté catalogado, y otra que el bien sea público”.