El silencio del folk resuena en las fiestas del Pilar de Zaragoza: “Es absolutamente incomprensible”

Marcos Díaz

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Las fiestas del Pilar volvían de manera oficial este año a Zaragoza (sin contar las no-fiestas de 2021) desde que la pandemia lo cancelara casi todo. Había ganas y expectación en la ciudad ante unos días que buscaban recuperar el tiempo perdido en los dos años anteriores. Sin embargo, el mundo del folk aragonés se ha llevado en este 2022 un disgusto. La causa, como ya denunciaron en un manifiesto la semana pasada, es la desaparición del escenario dedicado a la música de raíz y la ausencia de representantes en la programación festiva.

“Resulta absolutamente incomprensible”, subraya Ignacio Pardinilla, miembro de la Ronda de Boltaña. Este es uno de los 45 grupos y colectivos que, bajo el lema ‘Un pueblo sin raíces es un pueblo sin alma y sin futuro’, suscribieron el texto de denuncia. “No tiene sentido que, de repente, una de las manifestaciones más populares de la música, como puede ser la música de raíz (…), no tenga presencia”, insiste.

El manifiesto acusaba directamente al ayuntamiento de “suprimir el escenario folk de las fiestas del Pilar”, un espacio que, en anteriores ediciones, se ha ubicado en la plaza San Bruno, justo detrás de la Seo, pero que en otros años ha ocupado otros lugares de la ciudad. De hecho, en el escrito, los firmantes destacaban que este punto para el folclore “se ha mantenido desde finales de los años 70 del pasado siglo”.

“Siempre ha habido un espacio mejor o peor, porque siempre ha habido épocas, para la música popular que no fuese la jota”, recalca José Juan Lanuza ‘Jota’, vocalista de Ixo Rai! Banda que, justo este año, recibió el título de Hijos Predilectos de la ciudad y que se separó el pasado día 7, en un concierto de despedida celebrado en la Sala Multiusos que agotó las entradas.

“El ayuntamiento se ha retratado”

Para el cantante, “el ayuntamiento se ha retratado” con esta decisión. “La fotografía es, casi, de esas fiestas del Pilar de la burguesía en (el palacio de) la Lonja; hay jotas y no hay nada más en ese aspecto de la música popular”, añade.

De hecho, la ausencia llega “precisamente en un año como este”, apunta Pardinilla; es decir, cuando la jota aragonesa, parte de ese folclore, ha sido la pregonera de las fiestas y aspira a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Desde el consistorio se defienden de las críticas y aseguran que “no ha existido ninguna directriz ni injerencia política en la programación de las fiestas”. Así, destacan que la oferta ha sido diseñada “por los técnicos municipales” y resulta “muy variada y de alta calidad”.

También se pronuncian sobre la desaparición del escenario de la plaza San Bruno. Explican que este año se ha retirado este y otros del Casco Histórico “siguiendo recomendaciones de la Junta Local de Seguridad” con el fin de “ganar espacios de evacuación y esponjamiento de las masas de gente concentradas en el centro de la ciudad y, en especial, de la plaza del Pilar”.

Aunque en el ayuntamiento reconocen que este año no ha habido “ningún escenario específico y único para los grupos de folk aragoneses”, afirman que “sí que existe folk dentro de la programación”. Para ejemplificarlo, aluden a actuaciones como las de Ixeya, Esther Vallejo, Almalé o Eduardo Paz. En cualquier caso, indican que toman nota de las quejas, con la vista puesta en futuras ediciones de las fiestas.

Una ronda reivindicativa para protestar por el folk

Quejas como la que manifestó este martes a pie de calle una ronda reivindicativa, en la que gaiteros, dulzaineros y otros intérpretes de diversas agrupaciones recorrieron con su música varias vías del centro de la ciudad. Alrededor de dos centenares de personas siguieron esta marcha que concluyó en la plaza San Bruno.

Una de las presentes en la protesta, Silvia Cebolla, destacaba a pie de calle la importancia de conservar el folk y de que se incluya en las fiestas, ya que este “forma parte de la cultura aragonesa” y el Pilar “es el evento cultural más visible e importante” de Zaragoza.

Además, recordaba que el folk, presente “en todos los pueblos de Aragón”, es una manifestación que “pertenece a la cultura popular” y “hace que todas las personas puedan disfrutar de las fiestas con sus bailes y sus canciones”. 

Las razones que ha esgrimido el ayuntamiento ante esta situación no terminan de convencer a Pardinilla, que define como “una tomadura de pelo más” que desde el consistorio aludan a razones de seguridad. En ese sentido, considera que, si fueran estas la causa, “no tienen por qué afectar solo a la música folk, de raíz, me imagino que también afectaría a otro tipo de manifestaciones”. 

“Aun con todo, suponiendo que así fuera, que no tiene sentido, la solución era tan fácil como compartir otros escenarios con la música folk”, apostilla el miembro de la Ronda de Boltaña, quien considera “evidente” que el folclore “no está en el Pilar”.

Por ello, Pardinilla cuenta que “lo único” que se puede hacer ahora “es esperar que esto no vuelva a pasar”, puesto que tampoco se conocen, añade, “las razones reales por las que se ha dejado fuera a la música de raíz”.

‘Jota’, sin entrar a considerar si ha podido haber “una decisión ideológica o no”, recalca que “el retrato es ese” -es decir, la ausencia de folk- y afirma que el consistorio “tendrá que asumir todas las críticas y malentendidos” que ha podido generar esta situación.

De hecho, recuerda que el propio ayuntamiento cuenta con una escuela municipal de folclore “consolidadísima”, que lleva “´décadas” enseñando a tocar instrumentos tradicionales como la gaita de boto, la dulzaina, el chiflo o el salterio. Un motivo más que le impide comprender que en las fiestas no sea “lo autóctono” lo que habría que destacar.

“Primero, porque nos vemos retratados las personas que vamos a esos conciertos y, luego, si se pretende que Zaragoza sea un escaparate al mundo, evidentemente lo primero que tenemos que enseñar no es a Estopa ni a (Pablo) Alborán, con todos los respetos, tenemos que enseñar lo nuestro”, concluye.