Solo el 15 % de las mujeres que denunciaron violencia de género en Aragón el año pasado eran mayores de 65 años, sin embargo, son las mujeres de esta franja de edad las que más sufren violencia física por parte de sus parejas, seguidas de las jóvenes (16-24 años). En esta comunidad, el 7,6 % de las mujeres mayores de 65 años sufre violencia.
Son algunas de las conclusiones que se extraen de “La Violencia de Género contra las mujeres mayores en la población aragonesa”, un estudio pionero impulsado por el Instituto Aragonés de la Mujer (IAM). Su directora, Natalia Salvo, ha indicado que la violencia de género en mujeres de más de 65 años es continuada en el tiempo y se inicia, generalmente, en el noviazgo, “lo que genera una cronicidad que dificulta la atención psicosocial”.
Del estudio también se extrae que las mujeres “desarrollan estrategias de supervivencia mediante la activación de la indefensión aprendida y que tienen mayores dificultades para salir de una relación violenta”. De hecho, tan solo el 32 % de las mayores de 65 años lo hace, frente al 73 % de las menores que sí lo logran. Además, existe un importante sentimiento de culpabilidad por los hijos que dificulta la separación (la culpa por que sean ellos quienes tengan que cuidar del agresor en caso de divorcio).
Asimismo, Salvo ha señalado que las mujeres que logran salir de estas situaciones necesitan rehacer su vida tras tantos años de maltrato, para lo que se requiere una restauración psicológica, y se detecta una crisis por parte de ellas, que sienten que su vida se desmorona.
Normalización de la violencia
El estudio pone de manifiesto “que existe una normalización de la violencia generada por la tradición y la costumbre, así como una resignación frente a ella”. Los entornos no animan a la denuncia en mujeres mayores de 65 años, apenas el 52,9 % lo hace, una cifra que se eleva al 84,1 % cuando se trata de mujeres de menor edad.
Tal y como ha apuntado Salvo, la denuncia es absolutamente tímida y “se constata que en los entornos perduran las ideas de que hay que aguantar o de que es algo natural porque se han socializado en sociedades más machistas y esto genera que haya una normalización de la violencia”. Para que una víctima se anime a denunciar, “el compromiso de los entornos es fundamental”, ha apuntado.
El estudio muestra que la violencia de género en mujeres de más de 65 años “tiene un carácter estructural e instrumental que sirve para someter la voluntad de las mujeres y limitar su autonomía”. Además, “en el caso de las mujeres mayores, perdura el peso del modelo conservador y rígido de la feminidad y la violencia se articula como una continuación de la sociedad patriarcal en la que se socializaron”.
El 24 % de las 25 mujeres asesinadas en Aragón desde 2003 han sido mayores de 65 años, pero solo el 2 % de las denuncias activas pertenecen a mujeres de esa franja de edad. Salvo ha explicado que la violencia psicológica o de control es la más extendida en esta franja de edad. Con relación a las denuncias y las tipologías de violencia, el 6,1 % de las mujeres mayores de 65 años ha sufrido violencia sexual, el 7,4 % miedo, el 17,9 % violencia psicológica de control, el 15,2 % violencia psicológica emocional y el 9,5 % violencia económica.