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Del 'caso Mediador' a la espantada de Ferrovial

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La cuenta atrás del examen electoral del 28 de mayo próximo corre que se las pela, ya quedan poco más de doce semanas, y ni el Gobierno de coalición ni sus dos socios (PSOE y Unidas Podemos) acaban de sacudirse las rémoras reputacionales que los lastran. Mientras la polémica sobre la ley del solo sí es sí y sobre sus consecuencias indeseadas en rebaja de penas sigue tensionando a los dos socios del Ejecutivo, y debilitando a este, al PSOE le surge otro charco de profundidad e inmundicia difícil de calcular por ahora, el caso Mediador y las mordidas del ya exdiputado socialista Juan Bernardo Fuentes Cubero, conocido como Tito Berni. No hay semana sin sobresalto, y la oposición, pese a que tiene muchos casos propios de corrupción de los que avergonzarse -lo más reciente del caso Kitchen es repugnante-, ni da tregua ni ceja en su empeño de desgastar al Gobierno e intentar derribarlo.

Hasta poco antes de la Navidad pasada, desde el Gobierno se esperaba que estos meses de 2023 previos a las elecciones autonómicas y locales del 28M fueran un periodo tranquilo, en el que se habrían apagado las polémicas más crudas, como la de la reforma jurídica de la sedición y la malversación, y se hablara sobre todo de economía, de política social y de gestión. Se ha hablado, en efecto, de la subida de las pensiones, del 47% de incremento acumulado del SMI durante los Gobiernos de Pedro Sánchez y de otras novedades positivas de política social, pero de pronto han surgido otros temas económicos muchos menos amables: la subida de los tipos oficiales por parte del Banco Central Europeo, el encarecimiento del euríbor y de las hipotecas, el repunte de la inflación... 

Y ahora, de remate, la constructora Ferrovial, una de las mayores empresas españolas, una compañía que se ha convertido en un gigante de su sector gracias entre otras razones a sus numerosos y pingües contratos públicos durante décadas, anuncia que traslada su sede a Países Bajos. El Gobierno y su presidente -especialmente su vicepresidenta Nadia Calviño- predicando en Davos y en otros foros y mercados internacionales las bondades de nuestro país como destino de inversiones extranjeras estratégicas, y consiguiendo al calor de los PERTE anuncios de apuestas por España por parte de multinacionales muy relevantes, y en paralelo inverso una empresa española que se ha criado a los pechos del maná publico dice que se va y alega que en Países Bajos (antes Holanda) hay mayor “seguridad jurídica” que aquí. 

Quizás sea otro tipo de seguridad lo que Ferrovial busca. Quizás sea más seguridad y tranquilidad fiscal, pues según Tax Justice Network, un acreditado grupo de economistas que han sido propuestos para el Premio Nobel de la Paz, considera a Holanda, ahora Países Bajos, uno de los mayores paraísos fiscales del mundo, solo superado por Islas Vírgenes, Islas Caimán y Bermudas. Un primer cálculo ya dice que, si se va a Países Bajos, Ferrovial ahorrará hasta 40 millones de euros al año, 

La vicepresidenta Calviño le ha trasladado al presidente de Ferrovial, Rafael del Pino, la indignación del Gobierno por su fuga. Quizás le haya pedido también que lo reconsidere y le haya dado argumentos para hacerlo. Otras multinacionales españolas pueden estar tentadas a seguir a Ferrovial si a éste le sale gratis aquí el movimiento. El apocalipsis económico que según la derecha nos venía encima hace algunos meses no llegó nunca, y España salvó 2022 con mejores notas económicas que nuestro entorno, pero si se produce una espantada de grandes empresas españolas, aunque sean pocas, se hará mucho daño a nuestra imagen de país, se creará una nueva incertidumbre y se corre el riesgo de cegar el flujo contrario, el de multinacionales extranjeras que vienen a invertir aquí. 

La cuenta atrás del examen electoral del 28 de mayo próximo corre que se las pela, ya quedan poco más de doce semanas, y ni el Gobierno de coalición ni sus dos socios (PSOE y Unidas Podemos) acaban de sacudirse las rémoras reputacionales que los lastran. Mientras la polémica sobre la ley del solo sí es sí y sobre sus consecuencias indeseadas en rebaja de penas sigue tensionando a los dos socios del Ejecutivo, y debilitando a este, al PSOE le surge otro charco de profundidad e inmundicia difícil de calcular por ahora, el caso Mediador y las mordidas del ya exdiputado socialista Juan Bernardo Fuentes Cubero, conocido como Tito Berni. No hay semana sin sobresalto, y la oposición, pese a que tiene muchos casos propios de corrupción de los que avergonzarse -lo más reciente del caso Kitchen es repugnante-, ni da tregua ni ceja en su empeño de desgastar al Gobierno e intentar derribarlo.

Hasta poco antes de la Navidad pasada, desde el Gobierno se esperaba que estos meses de 2023 previos a las elecciones autonómicas y locales del 28M fueran un periodo tranquilo, en el que se habrían apagado las polémicas más crudas, como la de la reforma jurídica de la sedición y la malversación, y se hablara sobre todo de economía, de política social y de gestión. Se ha hablado, en efecto, de la subida de las pensiones, del 47% de incremento acumulado del SMI durante los Gobiernos de Pedro Sánchez y de otras novedades positivas de política social, pero de pronto han surgido otros temas económicos muchos menos amables: la subida de los tipos oficiales por parte del Banco Central Europeo, el encarecimiento del euríbor y de las hipotecas, el repunte de la inflación...