Arsenio Escolar es periodista y escritor. Con sus 'Crónicas lingüísticas del poder' –información, análisis y opinión de primera mano–, entrará semanalmente en elDiario.es en los detalles del poder político, económico, social... y de sus protagonistas. Con especial atención al lenguaje y al léxico de la política.
Lecciones italianas para los socios del Gobierno español
La ultraderechista Giorgia Meloni —Fratelli d'Italia— y sus aliados de la Lega (Matteo Salvino) y Forza Italia (Silvio Berlusconi) han ganado con contundencia las elecciones italianas, pero con más contundencia en la obtención de escaños que en el voto popular. Con el 43,80% de los votos que suman las tres formaciones (26%, 8,8% y 8,1%, respectivamente), van a conseguir 235 escaños en el Congreso, el 59% de los 400 totales.
¿Dónde está el truco? En la fórmula electoral italiana. Se llama Rosatellum, y es un sistema mixto en el que el 61% de los escaños son asignados por el método proporcional en cada circunscripción plurinominal y el 37% restante por un sistema mayoritario en circunscripciones de un solo escaño que se lleva la coalición —no el partido— que saque más votos. La coalición de derechas de los tres partidos citados ha salido así claramente beneficiada frente a formaciones como el Partido Democrático o el Movimiento 5 Estrellas, que no han formado una gran coalición alternativa para competir mejor en esas circunscripciones uninominales.
El sistema electoral español es más sencillo, pero la izquierda debería aprender algo de lo que ha pasado este domingo en Italia, donde la derecha y la ultraderecha han ido unidas y la izquierda desunida y dispersa.
Cuando en España celebramos elecciones generales, en realidad son 52, tantas como circunscripciones. Y las 52 circunscripciones —las 50 provincias más Ceuta y Melilla— son muy diferentes. Aquí tenemos dos circunscripciones grandes: Madrid (37 escaños) y Barcelona (32). Diez medianas: Valencia (15), Alicante y Sevilla (12 cada una), Málaga (11), Murcia (10), Cádiz (9) y Baleares, La Coruña, Las Palmas y Vizcaya (8).
Ya más pequeñas, cinco provincias con 7 escaños cada una (Asturias, Granada, Pontevedra, Santa Cruz de Tenerife y Zaragoza), siete con 6 escaños (Almería, Badajoz, Córdoba, Gerona, Guipúzcoa, Tarragona y Toledo) y siete con 5 (Cantabria, Castellón, Ciudad Real, Huelva, Jaén, Navarra y Valladolid)
Y muy pequeñas o minúsculas, diez con 4 escaños (Álava, Albacete, Burgos, Cáceres, León, Lérida, Lugo, Orense, La Rioja y Salamanca), ocho con 3 (Ávila, Cuenca, Guadalajara, Huesca, Palencia, Segovia, Teruel y Zamora), una con 2 escaños (Soria) y dos con solo 1 escaño (Ceuta y Melilla)
Los escaños que le corresponden a cada provincia se calculan en cada cita electoral, por la población que cada una tenga, pero siempre suman los 350 asientos que tiene el Congreso de los Diputados. Los datos que recojo arriba corresponden a las últimas elecciones generales, las de noviembre de 2019.
En aquellas elecciones, el PP logró escaño en 51 circunscripciones (en todas, salvo en Ceuta, donde se lo llevó Vox); el PSOE, en 50 (en todas salvo en Ceuta y en Melilla); Vox, en 34; Podemos-IU, en 25, en menos de la mitad. ¿No tuvo votos Podemos-IU, el cuarto partido más votado, en las otras 27 circunscripciones, las menos pobladas? Sí, los tuvo: unos 470.000, de los 3,1 millones que en total logró en toda España. Pero fueron sufragios nada productivos: no generaron ningún escaño.
A la luz de lo que ha pasado en Italia, ni Sumar (la formación que encabeza Yolanda Díaz, más que probable sucesora electoral de Podemos-IU en los siguientes comicios) ni el PSOE deberían permitirse desaprovechar tantos votos populares en las pequeñas circunscripciones. Deberían al menos explorar la posibilidad de ir juntos en las próximas elecciones generales en esa España poco poblada. Les iría a ambos mejor.
Hace cuatro semanas, en una entrevista en elDiario.es, Yolanda Díaz se mostraba partidaria de que así fuera. “En España ha habido experiencias, sobre todo en el Senado, por la penalización que conlleva esa Cámara”. Pero lo veía improbable, pues añadía Díaz: “El Partido Socialista no está maduro para esta realidad”. ¿Madurará con la lección italiana? En la utilidad de todos los votos de izquierda y de centro izquierda en esa veintena larga de pequeñas y muy pequeñas circunscripciones probablemente esté la gobernabilidad de dentro de un año, la pieza que incline a izquierda o a derecha la balanza del poder.
La ultraderechista Giorgia Meloni —Fratelli d'Italia— y sus aliados de la Lega (Matteo Salvino) y Forza Italia (Silvio Berlusconi) han ganado con contundencia las elecciones italianas, pero con más contundencia en la obtención de escaños que en el voto popular. Con el 43,80% de los votos que suman las tres formaciones (26%, 8,8% y 8,1%, respectivamente), van a conseguir 235 escaños en el Congreso, el 59% de los 400 totales.
¿Dónde está el truco? En la fórmula electoral italiana. Se llama Rosatellum, y es un sistema mixto en el que el 61% de los escaños son asignados por el método proporcional en cada circunscripción plurinominal y el 37% restante por un sistema mayoritario en circunscripciones de un solo escaño que se lleva la coalición —no el partido— que saque más votos. La coalición de derechas de los tres partidos citados ha salido así claramente beneficiada frente a formaciones como el Partido Democrático o el Movimiento 5 Estrellas, que no han formado una gran coalición alternativa para competir mejor en esas circunscripciones uninominales.